•Titiritero•

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Tara bailoteba a mi alrededor con una gran sonrisa y tarareando una canción desconocida para mi. Luego del entrenamiento con los Cullen, mi amiga había decidido venir a pasar la tarde conmigo, y claramente no me negue.

Eran pocos los momentos que me quedaban junto a ella, antes de tener que correrla de mi vida para siempre. Con suerte, Tara aplicaría a una Universidad lejos de aquí, y eso significaría una persona menos a quien mentirle, realmente deseaba que eso mismo ocurriese, nada me dolía más que tener que engañar a mi mejor amiga, cuando ella siempre había estado para mí.

Y, por el hecho de perderla, es que ahora estaba en mi habitación mirando mi ropa, mientras que yo la observaba desde mi cama, disfrutando de su compañía.

―¿Has pensado ya a que Universidad ir? ―le pregunté.

Mi amiga siguió observando diferentes blusas que tenía desparramadas en el armario, asintió con la cabeza sin voltearse a verme. Trate de no demostrar cuán entusiasmada me encontraba por aquella respuesta, y fingí estar más interesada en mis uñas.

―¿No piensas decirme?

Eleve los ojos para verle, sonrió ampliamente y volvió a guardar mi blusa en su lugar, para luego enfocar su atención en un viejo jean. Por la forma en la que sonreía, supe cuan entusiasmada estaba por el hecho de asistir a una Universidad.

―He aplicado en una Universidad de diseño gráfico, en Seattle, iré allí en dos meses más.

Ahogue un grito de emoción al oír aquello, Tara comenzó a saltar de felicidad en mi dirección y se arrojó sobre mi. Estaba feliz por el hecho de que seguiría su sueño, pero sobre todo, porque sería lejos de aquí, lo suficiente como para no estar metida en medio de ningún problema sobrenatural, donde peligre su vida. Hubiese querido que las cosas con mama fuesen igual, pero no podía obligarla a que se mudase de Forks.

Ambas nos fundimos en un fuerte abrazo, y traté de fijarlo en mi memoria, sobre todo lo que se sentía. En cuanto nos separamos, ninguna podia borrar la enorme sonrisa de nuestros rostros, sobre todo Tara. Me tomó de las manos y alzó las cejas, esperando a que hablara, pero yo no entendía que esperaba que dijese.

―¿Y tu? ¿No iras a ninguna Universidad?

El entusiasmo comenzó a abandonar mi sistema en cuanto oí su pregunta, ¿cómo le diría que iría a estudiar a Alaska, sabiendo que era una mentira?, pues ese solo sería un cuento que habíamos inventado con Edward para decirle a mi madre y a Tara, para así poder excusar mi ausencia, cuando en realidad se trataba de que sería un vampiro sedienta de sangre.

Apreté los labios tratando de fingir el mayor entusiasmo posible, y sonar creíble ante mi amiga.

―Iré a Alaska, allí tienen un gran plan de estudios de medicina.

Lo último no era mentira, pues siempre había soñado con convertirme en médica, aunque esa posibilidad estaba descartada por algunos años, al menos hasta que sepa controlar mi sed.

La actitud de Tara decayó un poco, al percatarse de la gran distancia que habría una de la otra, y que por esa misma razón sería casi imposible vernos. Traté de subirle el ánimo con una gran sonrisa, y dando un ligero apretón a sus manos.

―No es el fin del mundo, podremos vernos en las festividades, no es como si me fuera al otro lado del planeta.

Tara asintió lentamente, y en cuestión de segundos su optimismo volvió, en un rápido movimiento se ocupo nuevamente de mi ropa, y me dedico una mirada desagradable en cuanto encontró mi blusa más antigua.

―Antes de que te vayas, iremos de compras, ¡esto es un desastre!

Me reí ante su tono alterado y asentí.

Luz de Luna (Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora