•Temor•

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Se me hace difícil respirar, todo mi cuerpo está entumecido y suda con tanta frecuencia, que siento que me voy a deshidratar en cualquier momento

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Se me hace difícil respirar, todo mi cuerpo está entumecido y suda con tanta frecuencia, que siento que me voy a deshidratar en cualquier momento. La neblina del bosque es cada vez más espesa a mi alrededor y hace que la temperatura descienda mucho más de lo normal.

No sé qué está ocurriendo, ni siquiera recuerdo cómo llegué aquí. Comienzo a temblar de forma descontrolada a causa del frío, es entonces cuando lo veo. Se acerca a mi con un aire preocupado y sumamente confundido, pero yo no puedo evitarlo, tengo miedo de hacerle daño, por lo que elevo mis manos en un intento de protegerlo y miles de escarchas afiladas se elevan alrededor de mi, apuntándole a Edward.

Sus ojos dorados me miran aterrados, todo el esta temblando de miedo y eso hace que mi corazón se enconja. Quiero decirle que no tema, que no le haré daño, pero las palabras se quedan atoradas en mi garganta, estiro mis manos en un intento por alcanzarlo y miles de escarchas salen disparadas hacia él, hiriendolo por todos lados. Quitándole la vida.

Despierto gritando en medio de la noche, estoy completamente sudada y con el corazón acelerado, mi estómago es un nudo y mi garganta está tan cerrada que me dificulta el respirar. La oscuridad de mi habitación me abraza y de repente me encuentro sumergida en un silencio profundo, me llevo una mano a la frente mientras trato de relajarme, respirando de forma lenta. Desde que estuve en la casa de Edward y tengo la leve sospecha de que él sabe mi secreto, es que tengo este tipo de pesadillas, las cuales no me han dejado dormir. Trato de convencerme de que no sabe nada, de que solo soy paranoica, pero no lo logro. Mis pesadillas me atormentan de todas las formas posibles, desde su muerte a manos del hielo que esparso o por enormes llamaradas de fuego que consumen todo su cuerpo, hasta convertirlo en cenizas.

Sacudo mi cabeza en un intento de alejar esos pensamientos, tomo mi móvil de la mesilla de noche y miro la hora, considerando que debo ir al Instituto en una hora y media más, me pongo de pie para ir a ducharme. Antes de salir de la habitación, le doy un recorrido con la mirada para asegurarme de que todo esté en orden, pues, desde ese día, no he dejado de sentir que me vigilan o me siguen, es por eso que también tengo todo el tiempo mi muro de protección mental en alto. Cuando me aseguro de que no hay nada fuera de lo normal, me dirijo al baño, mis músculos tensos por la pesadilla, se relajan instantáneamente con el choque del agua tibia, trato de disfrutar lo más que pueda de mi ducha para luego salir y vestirme.

Ha comenzado a llover, por lo que elijo ponerme una blusa blanca con mangas largas, un jean azul de tiro alto, mis botas para el agua y una chaqueta impermeable negra. Bajo hasta la cocina una vez que me asegure de tener todo en mi mochila y saludo a mamá con un beso en la mejilla.

―Has dormido bien otra vez, ¿verdad?

Mamá sabe de mis primeras dos pesadillas (aunque no sabe de que tratan, ya que ella desconoce la existencia de mi don), pero no le he dicho de las que le siguieron durante otras tres noches más, no he querido preocuparle, así que asiento con una sonrisa falsa mientras me llevo una tostada que acaba de hacer, a la boca, me devuelve la sonrisa y continúa preparándose su café. Comienzo a pensar que, podría aprovechar el hecho de que es viernes e ir a visitar a Jacob, quizás pueda recolectar un poco más de información sobre los Cullen.

Luz de Luna (Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora