Nada de lo que pasó durante las clases al día siguiente, fue de relevancia para mí. Solo me interesaba el hecho de que los Cullen no habían asistido al Instituto, ¿eso significa que ya no iré su casa? Una pequeña parte de mi, se deprimió. Y es que, de verdad sentía ansias de ir. Pero era de esperarse que faltaran, siempre que sale el sol en la ciudad de Forks, los Cullen no asisten a clase, eso me hace pensar que quizás debería preguntárselo la próxima vez que lo vea.
―Tierra llamando a Vera ―Tara sacudió su mano frente a mi rostro, sacándome del trance.
―¿Qué?
Ambas caminábamos por el pasillo del segundo edificio, la campana había sonado hacia apenas unos minutos, dándole fin al horario de clases, por lo que nosotras nos dirigíamos hacia el aparcamiento para irnos a nuestras casas, para ese momento, el sol ya se había ocultado de nuevo entre las nubes y el cielo se encontraba encapotado otra vez, amenazando con dejar libre una fuerte lluvia.
―Has estado muy distraída hoy ―sonrió de lado y me miró como si me leyera el pensamiento―, ¿acaso es porqué no han venido los Cullen?
Me ruborice, negué rápidamente para luego girar mi rostro y que no notara el color en mis mejillas, pero era algo tarde para eso, puesto que mi amiga dio un chillido y comenzó a saltar alegremente.
―¡Ya deja de saltar, Tara!, no estoy distraída por la ausencia de los Cullen.
Al llegar al aparcamiento se detuvo y puso sus dos brazos en forma de jarra.
―No te creo nada.
Rodé los ojos y di media vuelta hacia mi coche, fue entonces cuando lo vi al otro extremo del lugar. Vestía una camisa celeste, un jean azul, zapatos y un abrigo gris bastante largo. Edward se encontraba reposado contra mi Volkswagen de una forma tan pacífica, que a cualquiera le transmitiría tranquilidad de tan solo verlo.
No fue hasta que Tara pellizcó mi brazo, que me di cuenta que observaba a Edward de forma continua y fija. Le sonreí ligeramente y él me devolvió el gesto, aún reposado en mi auto.
―¿Esperas una invitación acaso?
Ignore la pregunta de mi amiga y comence a avanzar hacia Edward. Con cada paso que daba era como sentir mi corazón más acelerado y desbocado que antes, la respiración se me agitó y en el estómago se me comenzó a formar un nudo.
―Buenos días, Vera.
―Hola Edward.
Rodeé por delante mi coche hacia la puerta del conductor y ambos nos introdujimos al mismo tiempo en el. Al poner la llave en el contacto, pude ver por el espejo retrovisor, como muchos estudiantes cotilleaban entre ellos mientras nos observaban. Era de esperarse, después de todo, soy la primera persona con quien fraternizan.
Arranque el motor y enseguida nos saque del Instituto, una vez que en mi cabeza no estaban las imágenes de las personas hablando sobre nosotros, suspiré relajada. De lo cual, Edward logró percatarse, pero no dijo nada.
―¿No han asistido a clases tu y tus hermanos, por algo en especial?
No era lo que quería preguntar en realidad, pero sonaría muy poco discreto que indagará sobre por qué no asisten a clase cuando sale el sol.
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Luz de Luna (Edward Cullen)
Fiksi PenggemarLa historia de cómo Edward Cullen logra encontrar a su compañera, pero está no es Bella Swan. Vera Smith ha vivido siempre en el pequeño y frío pueblo de Forks. A pesar de sus peculiares poderes, su vida nunca tuvo grandes problemas, pero su más gra...