El amanecer no tardó en llegar, y con el también llegó mi nerviosismo y miedo. Mi mente solo podía pensar en los neófitos, la manada y los Cullen. Quería que esto acabase de una vez, poder irme a dormir y despertar una vez que todo este en orden, pero eso era lo único imposible.
Tenía claro que no podría ser de ayuda física en la batalla, pero eso no significaba no poder contribuir de otra forma. Por eso, en cuanto llegamos al campo donde se daría lugar la pelea, hice un corte en la punta de mi dedo para así manchar con mi sangre, unos cuantos troncos y ramas que habían alrededor. Y solo me detuve, en cuanto comenzó a dolerme.
Edward se acercó a mí y rió entre dientes en cuanto me vio marcando una última rama, llevaba una enorme mochila colgada al hombro, la cual tenía la tienda y bolsa de dormir, junto a un cobertor.
―Creo que exageras un poco ―me dijo tomándome el dedo.
Me encogí de hombros y sonreí.
―Si es en lo único en lo que me dejaran ayudar, entonces quiero hacerlo bien. Pero no es necesario que me revises, no quiero incomodarte.
Aleje mi mano y limpie la pequeña gota de sangre, en mi pantalón. Edward sonrió y negó con la cabeza, acercándose a mi y tomándome de la cintura.
―A mi ya no me molesta.
Lo mire asombrada, con el entrecejo arrugado.
―¿Desde cuando?
Sus ojos ocres me observaron, completamente serio.
―Desde que pase veinticuatro horas creyendote muerta.
Trague duro, recordando aquella horrible etapa de mi vida y nuestra relación, y es que, aquello que sentí cuando Edward me dejó, no se lo deseaba a nadie.
Volvió a tomarme de la mano y observo mis dedos, contuve el aliento en cuanto se percato de que no llevaba el anillo que me había dado la noche anterior.
―No traes tu anillo.
No era necesario mentirle, pues seguramente habría leído mis pensamientos, antes de que siquiera fuera capaz de elevar mi muro mental. Y la realidad es que no quería que Jacob lo viera, sabiendo que estaba enamorado de mi, si llegara a enterarse de que me casaría con Edward, su mente se nublaria por completo, lo cual podría hacerlo vulnerable ante los neófitos. Así que solo me limite a apretar los labios, en cuanto Edward lo supo.
―No quiero que piense en otra cosa, debe tener la mente clara.
Edward separó los labios para hablar, pero se vio interrumpido por la presencia de Jacob.
―¿Qué mente no está clara? ―preguntó.
Enseguida le sonreí y negué con la cabeza junto a un movimiento de mano, tratando de restarle importancia. Al notar mi nerviosismo, Edward enseguida intervino.
―Alice dijo que se acerca una tormenta.
Jacob asintió y dio una mirada rápida hacia el cielo, el cual estaba extrañamente despejado y el sol comenzaba a asomar sus primero rayos de luz.
―Si, la siento. Ya deberíamos irnos.
Edward asintió y se acercó unos pasos a mi, me dio un beso en la frente y prometió verme, en cuanto nosotros llegáramos a lo alto de la montaña, luego de eso, despareció entre el follaje del bosque. Jacob me dedico una mirada rápida, con una ceja elevada y un claro gesto de que sospechaba algo.
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Luz de Luna (Edward Cullen)
FanficLa historia de cómo Edward Cullen logra encontrar a su compañera, pero está no es Bella Swan. Vera Smith ha vivido siempre en el pequeño y frío pueblo de Forks. A pesar de sus peculiares poderes, su vida nunca tuvo grandes problemas, pero su más gra...