A la mañana siguiente, volví a pasar junto a los hermanos Cullen en el aparcamiento, pero esta vez no fue Alice la que me detuvo, sino que Edward.
―Hola Vera ―sonreí como respuesta a su saludo―, ¿te importa si te acompaño?
―Claro que no.
Verlo nervioso me causó ternura, sobre todo cuando comenzamos a andar uno junto al otro y nuestros brazos se rozaban. Este era un buen momento para indagar un poco.
―¿Por qué todos ustedes tienen tan repentino interés en mi?, creí que no se mezclaban con las personas.
El rostro de Edward se endureció y apretó los labios, esa fue la única respuesta que recibí. Pero no me voy a rendir, tengo que sacar algo bueno de esto.
―Sabes, a mi tampoco me gusta mezclarme con las personas, son raras ―logré que se riera ligeramente―, sabia que podías reír.
―Yo también podría preguntarme lo mismo, no creas que ninguno de nosotros no se ha dado cuenta que has estado buscándonos.
Me quedé muda, me habían pillado. Me obligué a pensar algo rápido y hacer que la conversación se centrara de nuevo en él. Dije lo primero que se me cruzó por la cabeza.
―¿Por qué tienen ese color de ojos?, nunca antes lo había visto.
―Nos gusta usar lentes de contacto.
Asentí para mi misma, fue una pregunta absurda. Pero se me hace difícil pensar con Edward cerca, incluso el pulso de mi corazón se enloquece.
―Sabes, ayer, cuando me tomaste de la muñeca, sentí tu piel demasiado fría ―su mandíbula se tensó, punto para mi―, ¿te estás sintiendo bien?
Asintió lentamente, lo vi separar los labios como si fuera hablar, pero los volvió a unir y no dijo palabra alguna. Esto iba a ser difícil, no piensa hablar sobre nada que se refiera a él o a sus hermanos.
Dimos vuelta en el pasillo y comenzamos a acercarnos al salón de mi primera clase, más específicamente, la clase que compartíamos los dos. Biología. Edward me dejo pasar a mi primero y pude sentarme del lado de la ventana. El profesor entró enseguida y dio inicio a la clase. Me fue difícil darle suficiente atención a la lección con Edward a mi lado, sobre todo porque lo descubrí un par de veces mirándome de reojo, razón más que suficiente para ruborizarme.
―Señorita Smith, si mi clase no es de su interés le recomiendo que salga.
Levante la vista de mis manos y observe al profesor sintiendo mi rostro completamente enrojecido. Negué lentamente y me encogí en mi banqueta, note que Edward sonreía de lado con un atisbo de diversión en su rostro, ¿qué es lo divertido?
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Luz de Luna (Edward Cullen)
Hayran KurguLa historia de cómo Edward Cullen logra encontrar a su compañera, pero está no es Bella Swan. Vera Smith ha vivido siempre en el pequeño y frío pueblo de Forks. A pesar de sus peculiares poderes, su vida nunca tuvo grandes problemas, pero su más gra...