•Vampiro Nuevo•

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Oscuridad y dolor

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Oscuridad y dolor. No era capaz de ver nada, pero si podía sentir un fuego ardiente, recorrer todo mi cuerpo. Quería gritar y retorcerme, pero por más que mi cerebro enviara la orden, mi cuerpo no respondía. Y es que, la forma en que cada terminación nerviosa y célula, eran desintegradas por aquel ardor, se sentía como si estuviese en medio de un incendio, con enormes llamas consumiendo mi cuerpo. Y entre medio de todo ese dolor, era capaz de oír una voz lejana, ahogada en tristeza, llamándome. No sabía quién era portador de aquella dulce melodía que me nombraba, pero de haber podido, le hubiese dicho que estaba bien, que sólo no podía abrir mis ojos.

Pronto, esa voz se disipó y quedé completamente sola, la oscuridad y el silencio me abrazaron. Desesperación, era un buen adjetivo para definir lo que comenzaba a sentir, junto con el dolor inminente que no dejaba de recorrer mi cuerpo, provocando que desease estar nuevamente dormida, aunque no era capaz de recordar haberlo estado, asumía que así era.

Luego de algún tiempo, pude sentir como diferentes partes de mi cuerpo despertaban. De lo primero que logré percatarme, fue de mis manos, no tarde en intentar mover mis dedos con algo de nerviosismo y ansias de por fin ser liberada de este extraño adormecimiento. No duró mucho, pues enseguida sentí una gran mano tomar la mía, y nuevamente oí aquella voz melodiosa cerca de mi oído, solo que sonaba aún algo lejana y con eco, por lo que no fui capaz de entender lo que me decía.

Después de mis manos, le siguieron mis piernas y pies. En cuanto lograron despertar, di un ligero sacudon con ambas, provocando que aquella mano que me sostenía, ejerciera más presión en nuestro agarre, su voz sonó entusiasmada, feliz, y me pregunte quién sería la persona que esperaba por mí despertar de forma tan ansiosa.

Solo cuando el ardor desapareció completamente de mi cuerpo, y logre sentir cada parte de este, fue cuando obtuve total control para moverme. Mis párpados se abrieron lentamente, y en cuanto la luz impacto en mis ojos, pestañeé con rápidez para lograr acostumbrarme. Los sonidos a mi alrededor comenzaron a ser sumamente claros, podía oír numerables pasos ir y venir en el piso de arriba, y el latido de dos corazones, aunque uno bombeaba sangre de una forma más tranquila que el otro. Los olores me embriagaron, era demasiados como para poder identificarlos todos, muchos parecían provenir de un bosque, los cuales se mezclaban con los olores que rondaban el lugar en donde me encontraba.

Pude percibir y oír el movimiento de alguien más junto a mi, eso solo me basto para abrir mis ojos y dar un salto. Mis pies se afirmaron sobre donde había estado recostada segundos antes, y adopte una posición de ataque ante lo que sea que estaba allí. Mi vista no tardo en enfocarse y logré ver todo con suma claridad, frente a mí se encontraba un hombre de tez sumamente pálida, con el cabello cobrizo y revuelto, los ojos de un bello color ocre y vestía una camisa blanca junto a un pantalón negro.

Aquella persona dio un paso hacia mi, extendiendo una de sus manos en mi dirección y no tarde en dejar libre un gruñido, logrando que se detuviera y me observará con preocupación.

Luz de Luna (Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora