•Sin Esperanzas•

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Hubiese querido que Carlisle supiera algo de esto, poder contar con información sobre embarazos entre vampiros y humanos. Pero no corría con esa suerte, pues no había mucho que pudiese ayudarnos, lo único que sabíamos era que crecía rápido.

Me acomode en el sofá de la casa de los Cullen, hacía dos semanas que habíamos vuelto de la isla, y mi vientre ya había alcanzado el tamaño de un embarazo de seis meses. Con el correr de los días, no había sido lo único que ha cambiado, al parecer este bebé se ha fortalecido con la vitalidad de mi cuerpo, provocando que perdiera peso, y modificando el aspecto de mi rostro, mis mejillas eran ahuecadas, mis ojos hundidos con un tono violeta cubriendolos por completo.

Pero lo que más nos alarmaba, era la forma en la que mis dones buscaban protegerme del bebé. El hielo había comenzado a cubrir, lentamente, con escarcha mis órganos y piel, mientras que la energía se encontraba siempre lista para atacar, provocando que las venas de mis brazos brillarán con una tenue luz azul, de forma constante. Aunque el fuego, actuaba de forma completamente contraria, buscaba proteger al bebé, podía sentir como cubría el saco amniótico, evitando que el hielo llegase hasta el, o que la energía lo lastimase.

Tome la manta que Rosalie había conseguido para mi, aunque yo no sentía frío, temía que el bebé si, por eso pasaba la mayor parte del tiempo cubriéndome con esta. Toda la familia Cullen se hayaba a mi alrededor, haciéndome compañía mientras observaban la televisión, aunque sabía que sus mentes estaban concentradas en mi. Me afligía el hecho de que todos se encontraban constantemente preocupados y tristes, debido a no saber qué ocurriría conmigo, sobre todo desde que Alice dejó de ver mi futuro.

Mi vista recorrió la sala, provocando que algunos pares de ojos ocres me mirasen, rápidamente me removí en el sofá tratando de ponerme de pie, Rosalie, al notar los esfuerzos que estaba haciendo, me tomó de los brazos y me ayudó a abandonar el sofá. Camine con lentitud por la sala, con la intención de acercarme a Carlisle, con quien había logrado que nuestra relación se volviera aún más estrecha que antes, pues este había mostrado una genuina preocupación por mi bienestar, cuidándome todo el tiempo posible.

Edward se apresuró junto a mí, sus cejas tupidas se hundían con preocupación, rápidamente le dedique una sonrisa que buscaba tranquilizarlo y acaricie su mejilla.

―Solo quiero dar un paseo con mi suegro ―comente con diversión.

Carlisle alzó la vista y sonrió con amabilidad, no tardo en posicionarse a mi lado y tomarme por la cintura, obligando a Rosalie a que me soltase, mis brazos rodearon su torso y recargue el peso de mi cuerpo en él. Padre e hijo intercambiaron una mirada cargada de preocupación, y ante eso chasqueé la lengua con diversión.

―Estoy aquí, puedo verlos ―mencioné.

Edward sofoco una risa y su cuerpo se relajo momentáneamente. Carlisle y yo comenzamos a avanzar por la casa, para así poder salir hasta el jardín trasero, el silencio se extendió sobre nosotros mientras disfrutaba del aire fresco, y los rayos de sol. Deshice mi agarre de su cuerpo, mientras que él afirmó su brazo entorno a mi cintura.

―Vera, deberías tomar reposo, lo sabes.

Cerré los ojos y di una profunda inhalada, sonreí al sentir la brisa acariciar mi piel y le dedique una mirada a Carlisle, quien apretaba los labios y en todo su rostro se podía ver la preocupación que cargaba. Sonreí ampliamente y seguí avanzando, obligándolo a que me siguiese.

Sabía que nos habíamos confiado con Edward, estábamos convencidos que esto era imposible, pero nos habíamos olvidado que yo era humana, un detalle no menor. En cuanto note el rápido crecimiento del bebé, y en como se fortalecía, supe que me había equivocado. Sin embargo, lucharía por este bebé, porque lo amaba con todas mis fuerzas. Tenía la pequeña esperanza de que Carlisle, lograría transformarme a último momento, pero en cuanto di a conocer mi idea, ninguno de ellos comentó nada, haciéndome dudar. Por eso había querido salir a pasear con Carlisle.

Luz de Luna (Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora