Capitulo 15

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León deja que su mirada inspeccione a su hijo, él podría jurar que en esa cara angelical no había ningún tipo de reproche por el estar mirando a su maestra de la manera que su hijo insinuaba.

-champ ¿te molestaría si yo le pido a Altagracia que sea mi amiga? - león nuevamente deja que su mirada analice todo tipo de gesto que su hijo le ofrecía.

-Si me molestaría mucho- dice Ángel sin ningún rasgo de enojo en su rostro lo cual confunde a su padre.

-¿por qué champ? ella es muy amigable e quiero saber más de ella.- dice León dejando que sus manos se unan a la conversación Junto con sus labios.

-Por qué yo quiero que ella sea mi nueva mama- dice Ángel con una sonrisa traviesa pero sincera.

-Ángel, ya tuviste a tu madre. No quiero que pienses que otra mujer ocupara ese lugar. - León deja que su mano encuentre la de su hijo.

-ella no ocupara el lugar de mi mama, ella se ganó su lugar sin siquiera saberlo papa- Dice Ángel sonriendo nuevamente dejándole ver a león cuanto ese niño la amaba.

León sonríe dejando que su cuerpo se acople al asiento de su auto. -vamos a comprarle un presente a tu maestra favorita- Ángel mira a su papa sonriendo dejando que sus ojos se entretengan con la manera que su padre bailaba con el ritmo de la música al conducir.

Eunice espera a Altagracia en su oficina, su socia le había citado esa mañana diciendo que tenía unos papeles que ella necesitaba. Su cabello riso rojizo oscuro tal como el vino, sus ojos siempre con un maquillaje oscuro que resaltaba el brillo del chocolate escondido en su iris. Su vestimenta usualmente negra la había sustituido con un traje gris e joyas color plata. La mirada enfocada en el calendario localizado en la pared más cercana a la puerta, ella leía los eventos importantes mientras jugueteaba con sus aretes. En su mente repasaba el horario de las actividades de hoy cuando su puerta se abre para dejar entrar a la mujer esperada.

-Buenos días Directora- dice Altagracia mientras cierra la puerta, nunca dejaba de ser lo suficientemente cuidadosa. Al cerrar la puerta se deja caer sofisticadamente en el asiento frente del escritorio de La felina -Los spas están listos. Solo que empezar a hacer las inauguraciones e comenzar a lavar el dinero inmediatamente.-

-Para eso me visto y me calzo sola oíste querida- felina deja que una sonrisa se asomara en el usual serio rostro.

-lo sé por eso somos socias, entre otras cosas más ilegales- la risa de Altagracia contagia a la felina. -tienes informes de tus contactos en la policía-

-sí, me han avisado que han reabierto el caso de los Cabral- dice felina ubicando los papeles en su escritorio que prueban que ella es la dueña de los Spas para moverlos a su bolso.

-no encontrará nada que nos inculpe- Altagracia dice pasando una mano por su cabello dejando que los cabellos que amenazaban en escapar de su coleta vuelvan a su lugar.

-por eso no me preocupo, las dos sabemos que cada policía tiene su precio. Algunos más alto que otros pero son iguales al fin y al cabo. - La felina deja que su mirada dura e fría se una a la verdosa.

-Además no dejare que te encierren por nada, me escuchaste Altagracia. Te necesito conmigo querida socia, Además los agentes que tienen el caso son unos imbéciles- dice felina colocando en su rudo rostro unos anteojos negros.

-me alegra escuchar eso ya que gracias a mi tenemos esta escuela tan prestigiosa. - dice Altagracia sonriéndole con cierta arrogancia.

Las dos mujeres continuaban su reunión, ellas se entendían una a la otra ya que las dos habían sufrido demasiado en la vida. En esos momentos se dedicaban a educar estudiantes, utilizando la escuela como punto de lavar dinero. Felina deja que su felicidad sea haga presente en su rostro al ver los papeles del spa, como habían acordado todo estaba en orden par a abrir las puertas de su nueva mina de oro. Altagracia tenía más que una mina de oro, el dinero le sobraba tenía la empresa que había heredado de tu tío, tenía pequeñas constructoras por todo la republica de México incluyendo Brasil e Colombia. En los ojos de felina Altagracia tenía todo menos felicidad en su vida, o eso pensaba.

Una segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora