León corre detrás de ella, deja que sus pies vayan a el ritmo de la mujer que solo deseaba escapar. Él se encuentra con una puerta cerrada. Posa su frente en la puerta oscura maldiciéndose por haber hecho tantas preguntas. Él le pidió que ella le contara quien eran esas personas tan importantes en su vida, pero solo pudo hacer más preguntas. No la dejo terminar su historia, no la dejo mostrarle quien es ella en realidad. La había sentido tan cerca e tan lejos al mismo tiempo.Un sentimiento oscuro se comienza a formar en su interior, un sentimiento que le brindaba un vacío una incertidumbre inexplicable. Sentía como su alma se desgarra al saber que esa mujer no lo amaba lo suficiente para pelear por él. El la necesitaba como el aire que sus pulmones respiraban, necesitaba sus besos para que sus mañanas pudieran comenzar. La necesitaba cerca para que su alma no se le escape del cuerpo e vaya a tener donde ella yace. Era como una obsesión, ella era el veneno que solo te asesina cuando no está cerca su esencia.
León deja que un suspiro se cuele en sus labios alejándose lentamente de esa cueva donde su mujer no permite que nadie entre. E él ya estaba cansado de herirla, él le daría su espacio pero siempre la esperaría en el mismo lugar donde empezaron. En la habitación el comienza a buscar entre cajones información del pasado que poco a poco comienza a esclarecerse.
-si deseas saber su pasado, porque no me preguntas a mi o a su tía.- matamoros lo observa desde la puerta con su usual rostro serio.
-¿qué te hace pensar que eso es lo que quiero saber?- león se levanta e deja que su rostro muestre en él un aire desafiante.
-la forma en la que hablas con mi sobrina tiende a subir de tono en ocasiones. Además la conozco si se escondió en ese cuarto es porque la haz herido o le has preguntado sobre ese pasado que la atormenta.- matamoros contesta sin mostrarse afectado por la postura de león.
-solo quiero saber si ella los mato- pregunta león. El simple hecho de que él no podía dejar de preguntarse si Altagracia es capaz de quitarle la vida a una persona. El necesitaba protegerla pero como lo haría si no tenía conocimiento de lo que ella era capaz de hacer.
-para ella la muerte es una liberación no un castigo- matamoros observa a León debatirse con el mismo, su carrera era lo más importante para él. Ser policía siempre fue su mayor anhelo pero también su sobrina era a la mujer que amaba. Matamoros tenia presente de lo que este hombre podría hacer e estaba preparado. –si te sirve de algo ella no los mato- matamoros se encamina a la cocina en busca de una magdalena preocupada por la jugada que el destino pueda hacer.
La luz de las velas iluminaba su lloroso rostro, los recuerdos la invadían rápidamente. Como si alguien la estuviera apuñalando con odio. Como si lo que quedaba de ella se estuviera consumiendo en esa arena que la rodeaba. Su pelvis comenzaba a dolerle nuevamente e sus ojos se aventuran a mirar alrededor de esa alcoba donde en las paredes se encuentran fotos de sus antepasados. Mascaras blancas que representaban las mismas mascaras que aquellos hombres utilizaron al robarle su pureza esa noche de carnaval. Voces susurrantes que siempre adornaban el aire del lugar, dejando pequeñas señales o mensajes para la elegida.
Deseaba permanecer por una vida en este lugar, ella solo necesitaba escapar de un león que la interrogaba, que la juzgaba sin haber siquiera tenido pruebas. La desconfianza que ella podía notar en los ojos e palabras de león hacía que su cuerpo se sintiera débil. Ella no podía perder a los dos hombres que le había regalado la vida. Esos dos hombres que se han convertido lentamente en la familia que una vez tuvo. Ellos eran la esperanza de un nuevo mañana, una nueva familia y una nueva esperanza. ¿Cómo decirle adiós a tu propio corazón? Pero el siempre será un policía.
Solo podía dejar que en ella habite esa mujer a la que le llaman la doña. Esa mujer inquebrantable e echa de hierro. Agitada e brutal con todo aquel que se le atravesara en su camino. No dejaría que nadie más jugara con su corazón. León era todo para Altagracia pero para la doña el solo era su juguete sexual. Él se empellaba en tratarla como una delincuente, entonces ella comenzaría el juego de la ladrona e el policía.
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Una segunda Oportunidad
Roman d'amourDespués de una vida llena de tragedia Altagracia Sandoval conoce a un angel que la guía a una segunda oportunidad.