Capitulo 17

581 45 4
                                    

León toma asiento junto a su hijo, a él no le cabía en la cabeza como es que su hijo le había gritado a todos que sus padres eran él y Altagracia. Aunque en su mente eso no le parecía desagradable, el deseaba que esa mujer fuera solo de él. León ve como Altagracia era la mejor en su elemento, dar clases se le hacía fácil. Los padres todos estaban impresionados con ella, hacía que la atención de sus hijos solo se posara en ella. Los niños hacían preguntas, tomaban notas y hasta silenciaban a los padres que se atrevían a hablar durante la clase.

-Por esta razón las escuelas deben incluir diversidad en todas la aulas, también romper el esquema que se ha formado sobre países y sus idiomas.- Altagracia se sentía como en una junta de su empresa. Todos los ojos posados en ella, ya que ella era la poseedora de la información que formaría el futuro del mañana.

-Los países tienen idiomas fijos maestra ¿a qué se refiere con esquemas de idiomas?- dice David un niño dulce con ojos chocolate y cabello color noche.

-los países todos tienen un idioma fijo, pero eso es solo un esquema creado por los humanos para seguir utilizando etiquetas. Al igual que todo los países tienen inmigrantes que forman gran parte de la población esto hace que los idiomas y culturas se mezclen creando una unión diversa. Una unión sin etiquetas pero igualmente importante que la que es más definida en el país natal. Por ejemplo la cuidad de México tiene más de 10 diferentes idiomas. El español se diferencia en cada lugar, además no solo aprendemos español también tomamos cursos de diversos idiomas creando nuevamente la mezcla de culturas. Por eso las escuelas debemos ser multiculturales no ser definidos por etiquetas ni idiomas.- responde Altagracia dejando en cada palabra derroche pasión por el tema de las etiquetas culturales en escuelas.

-¿Qué pasaría si las escuelas no toman la iniciativa de ser multiculturales?- pregunta Noelia

-Cuando va a la tienda de caramelos ¿todos los caramelos son iguales?- pregunta Altagracia notando que sus estudiantes dicen un no alto al mismo tiempo. –entonces miren a su alrededor ¿somos nosotros iguales?- nuevamente los estudiantes dicen no. – entonces si las escuelas no se unen en este proceso ser multiculturales e incluir más diversidad en los estudios curriculares todos tendríamos que ser iguales y eso no es posible cada uno de nosotros somos únicos e especial. – Altagracia sonríe a sus estudiantes mientras que ellos toman notas. Altagracia se da vuelta hacia la pizarra haciendo más a puentes para sus estudiantes sobre el proceso multicultural.

León impresionado por toda la información que esta mujer llevaba en esa cabeza hermosa. Era inteligente, bella y salvaje. En algún momento de la lectura de Altagracia, León dejo que su mente se aventurara a su imaginación. Su cuerpo era tan llamativo para el pero lo que más le parecía llamativo eran sus ojos. Su tristeza oprimida detrás de ese iris color esmeralda, la rabia que se hacía presente cuando ella sentía miedo. Esos movimientos repentinos que ella le regalaba le mostraban a el que alguien había abusado de ella. Esa mujer tenía un pasado triste que en sus ojos él podría descifrar si ella lo dejara entrar pero él sabía que ella nunca lo permitiría.

Ángel escribía sus apuntes en su cuaderno, su atención siempre en la mujer que él deseaba con todas sus fuerzas que fuera su mama. El sentía una conexión con ella que era muy similar a la de su madre, era como si en su mente su madre había vuelto a la vida pero en ella. Ángel sabía que no era así que Altagracia era muy diferente a su madre. Era una mujer dulce pero a la misma vez indomable. El seguía cada movimiento de su maestra que en la pizarra esta dejaba que su mano formara las palabras frases que educarían a todos los niños de su aula. Su pequeño corazón se le llenaba de orgullo al verla con esa inteligencia y belleza.

Al sonar la campana de la única clase del día, Altagracia deja que todos los padres se despidan de ella, cada uno brindándole piropos de la forma en que ensenaba a sus hijos. Los estudiantes todos la abrazaban dejándole saber el amor que cada uno de ellos sentía por ella. El corazón de Altagracia estaba lleno de amor, lleno como la primera vez que vio a Mónica en los brazos de Saúl. Ella deja que su mente viaje en el tiempo por un solo instante a ese momento de tanto amor.

Una segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora