Capitulo 20

778 46 9
                                    

Entre las sabanas de color gris oscuro, dos cuerpos que se unían de la forma más candente posible. Los gemidos se reprimían en las sabanas, sus manos se volvían cada vez más curiosas y aventureras. En cada movimiento dejaba un camino caluroso donde la única manera de apagar el calor era volviendo a tocarla. Los labios ya desgastados por los besos que se volvían cada vez más agresivos, lenguas que se encontraban danzando en un tango nuevo y sensual. Uñas que rasgaban la piel de una espalda musculosa deseando que esa fricción la lleve al éxtasis. Al mundo en donde ellos era uno solo, donde sus cuerpos se unían por placer.

León permite que sus movimientos se transformen cada vez más agresivos, sus manos se perdían el cabello rubio. Los besos que esa mujer le regalaba lo están volviendo loco. Loco de pasión, de deseo el quisiera que este momento durara para toda la vida. El deseaba explorar esa misma boca en cada momento, regalarle un placer que solo él podía darle, nadie más. Sus caderas se aferraban a las suyas, en cada entrada sus suspiros se volvían más frecuentes. Las pareces suaves e calurosas que lo rodean comienzan a aferrase a su cuerpo haciendo que la fricción se volviera cada vez más placentera. Sus movimientos comienzan a ser más lentos él deseaba tenerla más tiempo en sus brazos. La toma su rostro besando cada centímetro, en cada beso el memorizaba el molde tan perfecto que ella poseía.

Altagracia siente la suavidad de su tacto, siente como cada rose aun cuando es tierno e acogedor le hace sentir entre medio de sus piernas una sensación placentera. Una sensación que cada vez aumentaba era calurosa, oprimida pero deseosa de por fin dejarse escapar de esa cárcel que era su bulto de nervios. La desesperación, la necesidad de dejar esa sensación Salir la estaba enloqueciendo. En un movimiento rápido e calculado Altagracia deja que su cuerpo se adueñe del de león, ahora león estaba en contra de las sabanas mientras ella estaba a la altura de una reina en un trono. Sus caderas parecían tener mente propia, se movían creando nuevamente una fricción profunda e necesaria. Las manos de león guiando sus caderas en un movimiento más pausado mientras que estas no obedecen.

Detrás de parpados cerrados en la oscuridad podían los dos ver juegos pirotécnicos, gemidos que se escapaban cada vez más fuerza. León siente su cuerpo liberarse hacia el mundo del placer, pero antes tenía que sentir su cuerpo junto al de ella. Su cuerpo toma a ciento mientras que ella aún estaba en su debido trono. Sus manos arañaban la espalda blanca llena de pecas, sus labios encuentran los de la mujer mientras que sus caderas aun lo atacan en cada movimiento. Un mordisco, un último movimiento de cadera los lleva al paraíso que tanto esperaban. El éxtasis toma control del cuerpo de Altagracia deja que su cabeza tome refugio en el cuello de león, sus piernas le temblaban y en sus ojos todavía podía ver la estrellas. Sus respiraciones lentamente volvían a la normalidad. León ayuda a Altagracia a recostar su cuerpo junto con el del. Sus labios la rodean, dándole una sensación de protección.

-Fue perfecto- dice león con los ojos pesados, su cuerpo había sentido demasiado junto a esa mujer estaba listo para descansar.

-Fue más que perfecto dice ella- deja que su mirada se pose en un león dormido. Altagracia acaricia su rostro. Se veía tan tierno cuando dormía, en paz.

Ella deja que los segundos, minutos y las horas pasen. Ella continuaba admirando, sus pensamientos no la dejaban descansar entre sus brazos. Se sentía tan en paz que le causaba un miedo espantoso. Cuidadosamente ella retira el brazo que le abrazaba su diminuta cintura e busca en el laberinto de ropas sus pertenencias. Ella se arregla lo más que puede, al verse en el espejo puede notar las mejillas todavía ruborizadas e un brillo desconocido en sus ojos verdosos. Su mirada se posa en el cuerpo desnudo cubierto por una sabana. Se acerca a él y besa sus labios suavemente para no despertarlo. Camina hacia la puerta que daba camino hacia el mundo sombrío al que ella ya estaba acostumbrada. Dejando en ese hogar su única oportunidad de ser feliz e por cobarde permite que el tornado que separa los dos mundos la succione devolviéndola a la realidad.

Una segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora