Capitulo 4

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León calentaba la comida de los días anteriores el extrañaba muchísimo la comida casera de su esposa. Con ella su casa siempre se sentía un hogar, donde escuchabas risas, gritos ya sea de pasión o de enojos. La familia feliz que eran se había desvanecido con la partida de Fátima, pero un pedazo de ella permaneció con el. Ángel jugueteaba con la comida mientras su mirada transparente perdida estaba.

-Ángel, come por favor se te va a enfriar la cena- León dice tomando un bocado de su cena recalentada. -Me quieres contar ¿como te fue en la escuela?- Ángel inmediatamente sonríe al recuerdo de la maestra que con dulzura le hablaba, que con ternura lo abrazaba y que con amor enseñaba. - León nota ese inmediato cambio de comportamiento y su curiosidad se expande. - ¿conociste a una amiga?- Ángel mueve la cabeza confirmando que si. -¿como se llama? Cuéntame sobre tu amiga-Ángel bajo su cabeza y el usual silencio se apropio de las preguntas de León.

Entre sabanas de seda con lencería fina, curvas sin fin y un corazón desbocado. Altagracia se desvela como cada noche, ella jura que sus latidos se pueden escuchar en toda la morada. Su miedo se hace presente ese miedo de lo que pueda descubrir en sus sueños. Trata de hacer lo posible para mantener sus ojos abiertos pero sus ojos comenzaron a tomar sus propias decisiones e se van cerrando poco a poco. Su mente la transportan a eso tiempos donde la felicidad abundaba.

Los carnavales eran su fiestas favoritas, las familias en Veracruz siempre se unían a celebrar la vida y la grandeza de la paz. La familia Sandoval junto con César están emocionados de ir, Altagracia con su melena negra ve su reflexion en el espejo y sonríe.

-¿Podrías cepillarme el cabello?- dice Regina mirando a Altagracia, Regina admiraba mucho a Altagracia inclusive cuando esta no se daba cuenta. Ella era perfecta en los ojos de su hermana menor, tenia unos ojos verdosos llenos de dulzura, era delgada con todo los atributos de una mujer aunque solo tuviera catorce años. Aunque regina solo tenia once ella quería ser como Altagracia, ser hermosa y perfecta.

-Chicas apresúrense que nos iremos pronto- grito su madre. Altagracia toma una de sus diademas favoritas y se la coloco el la cabellera cafe de su hermana. -Te ves hermosísisisisima, ahora vámonos, papá y mamá nos esperan- Altagracia dice empujando a su hermana con ella al encuentro de sus padres.

-Ya estamos listas Mamá- dice Altagracia buscando con la mirada a su amor.- Oye mamá ¿dónde esta César?¿no a llegado?-

-Si mijita, esta con tu papá en el auto esperándonos. Tomen sus bolsas para irnos al carnaval- Lucía mira a sus hijas, ve que grandes y hermosas estan sus ojos se  le humedecen las toma de la mano diciendo -No importa lo que pase ustedes siempre estaran juntas ¿me lo prometen?- Altagracia con su risa tan peculiar abraza a su mamá contestando -Siempre mama, nunca dejaré a mi gina por nada ¿verdad?- Dice Altagracia mirando a su hermana menor.

-Si mamá, Alta me cuida mucho, A veces es un poco sangrona pero ya aprenderé a lidiar con eso- Altagracia empuja a su hermana en forma de broma y las dos ríen mientras su madre abre la puerta para que puedan salir hacia el auto. Lucía devuelve la mirada a su hogar, que agradecida estaba con dios por haberla bendecido con tanto.

La familia se disfruta el carnaval al máximo, ven las gondolas con personas bailando utilizando vestuarios perfectos. Las luces iluminaban la noche pareciera  com si  las estrellas se habían tomado la tarde libre. La mano de Altagracia junto con la de César la hacían sentir un calor tan conocido, sus manos siempre encendían su piel. Era como todo su cuerpo respondiera a un pequeño roce de el. Durante el carnaval habían momentos en que ellos se escabullían a un callejón donde sus labios se unían al compas de la música. Era una noche perfecta, cesar y su familia era todo lo que ella necesesitaba para ser feliz. ¡César! ¡Altagracia!- los dos se voltean con sonrisas en el rostro. Daniel el mejor amigo de César correteaba para alcanzarlos.

-¡Daniel! Por un momento pensé que no vendrías- César toma su mano en un acto seguido sus hombros chocan en un saludo de hermandad.

-Cambie de parecer, ademas quería molestarlos un rato.- Altagracia ríe y lo abraza. Daniel hunde su nariz en la melena negra el olor a rosas lo inundo pero así como entro así de rápido se esfumo.

-Tú nunca nos molestas y lo sabes- dice César tomando la cintura de su Altagracia. César sabia de los sentimientos de Daniel, no se preocupaba ya que el sabia que Altagracia nunca le correspondería.

Los amigos caminaban un poco mas alejados que la familia, las bromas hacían que su risa de mezclara con la música. Parecía que todo era perfecto en ese momento, Altagracia y Daniel reían a carcajadas cuando una broma escapaba sus labios, la familia de Altagracia adelante sonreía e saludaban a conocidos con bondad.

Regina correteaba por todos lados en busca de sus caramelos favoritos entonces, César se fijo en lo mucho que tenia. Le roba un beso a los labios sonrientes y rosas que tanto ama , mira en esos ojos verdosos su mundo, ama todo lo que tiene en especial a Altagracia.

-Oye cesar voy a comprar unos caramelos para mi mamá los alcanzo en unos minutos-Daniel dice mientras busca con su mirada el puesto de caramelos.

-¡Te esperamos en el puerto! Es el mejor lugar para ver los fuegos artificiales- grita César al ver a Daniel corretear al puesto de caramelos.

César retoma su lugar al lado de Altagracia tomando su mano y besando sus labios levemente. El puerto se veía oscuro y sombrío pero era el lugar donde acostumbraban a ver los fuegos artificiales. Un grupo de chicos con las caras tapabas se acercaban de un momento a otro un cuchillo le arrebató  la vida de Lucía y Federico. Regina con gritos de dolor corre con su hermana, Altagracia escondía a su hermana con su cuerpo mientras que cesar se enfrentaba a sus atacantes.

–no dejaré que le hagan daño a mi novia- Risas fuertes e escalofriantes resonaban en el puerto uno de los atacantes revela su arma de fuego apuntando directamente a César. En su miraba veías la impotencia de no poder proteger a su novia, miro a Altagracia una vez mas susurrando un -perdóname- sintiendo como un pequeño trozo de hierro atravesaba su cabeza. Entonces todo era negro.

Los gritos de Altagracia despiertan a Regina, ella corre hacia la habitación de su hermana e encuentran un cuerpo sin alma yaciente en la alcoba. Altagracia sudaba, sus ojos llenos de lágrimas e sus brazos rodeaban su cuerpo. Ella se balanceaban de un lado a otro levemente dejando que los sollozos se esfumaran. El alma de Regina se parte con cada lagrima que Su hermana deja escapar. Ella Sabia que el pasado siempre atormentaría a su hermana pero nunca se acostumbra a verla de este modo. Regina trata de tocarla pero Altagracia solo la rechaza con la mirada perdida.

-Yo te deje sola por mi culpa estas así- Esas palabras de dolor hicieron que la mirada de Altagracia encontrara los ojos amarillentos. Su hermana veia en ellos esa niña asustada nuevamente no a la mujer arrogante e intrascendente que todos creían que era. Regina levanto su mano para acariciar sus mejillas e se de tuvo, teniendo en cuenta lo que pasaría si la tocaba. -Quédate conmigo esta noche,¿por favor?- Altagracia susurra mirando a todos lados asegurándose que esos hombres no se hubieran escapado de sus sueños. Regina se recuesta del otro lado de la inmensa cama rosa Altagracia continúa abrazando su cuerpo. Después de largas horas de sollozos, susurros y gritos. Altagracia encontró el sueño vacío, Regina sujetaba su mano mientras acariciaba su cabellera ahora rubia. Sus pensamientos de culpa no tardaron en regresar, su hermana la había salvado junto a Daniel, que injusta hacido la vida con su hermana. El sueño comienza a buscar morada en su cuerpo, sus ojos comienzan a estar pesados ella apretaba la mano de su hermana mayor con esperanzas que al despertar vuelva a tener la dulce mirada verdosa y la cabellera negra.

NOTA DEL AUTOR
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