Capitulo 33

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La noche comienza a decorar las calles de la cuidad, dándole libertad a los demonios a caminar esos senderos. La oscuridad para muchos es un lugar lleno de misterios, le temen de una manera irracional. Mientras que otros se acostumbran a esa oscuridad e aprenden a bailar con los demonios que los acompañaran toda la noche en espera de la luz tan añorada por una piel pálida. Ese sol que brinda esperanza e una nueva oportunidad. Luz que ilumina los pasos de su coreografía, la luz que hace que los demonios desaparezcan nuevamente quitándoles la libertad.

Altagracia deja que la luz de la luna se refleje en las ventanas de su apartamento, su cuerpo desnudo dejando que la en la noche adorne cada lunar e cada peca que adorna su rostro. Su cabeza revuelta con pensamientos de noches donde solo podía escuchar gritos de auxilios causados por torturas, noches donde junto a su hermana planeaban como atacar nuevamente. Esas noches donde los demonios tomaban forma de mujeres e hacían sus fechorías de la manera más sanguinaria posible. 

Sus manos toman un bulto azul oscuro cuyo alrededor estaba lleno de polvos. Al abrirlo ella podía ver cada arma, cada gota de sangre e una sonrisa maliciosa adorna su rostro sombría. Sus manos bailan en cada una de esas armas colocándolas cuidadosamente en la mesa donde ella comenzaría su nueva jugada. Cada arma representaba cada hombre que la había marcado sin su permiso, cada gota de sangre era como un pago a cada gota de lagrima que ella lloro en esos momentos de oscuridad.

Las llaves entran en el pequeño hoyuelo, su mano hace que giren suavemente abriendo la puerta. Adentrándose a una cueva oscura, de alguna manera helada. El lugar que usualmente lo hacía sentir ese calor familiar estaba solitario. León se adentra en la cueva sintiendo unos ojos siguiendo cada paso. Él toma su arma adentrándose cuidadosamente, arma apuntando a las sombras que Vivian en esa oscuridad.

-Con una arma como esa asesine a Rafael Cabral- la voz ruda de una mujer que generalmente le ofrecía una voz dulce se trasforma siniestramente. León permite que sus ojos se acostumbren a la oscuridad e estos pueden notar una silueta perfecta.

-Mentiste- León deja que su arma caiga en el suelo suavemente. Ella no estaba en peligro e él se preguntaba si en ¿algún momento lo estuvo oh lo estaría? Tal vez de esa manera ella lo necesitaría más.

Altagracia hace que una lámpara se encienda permitiendo que la habitación se iluminara con una luz sombría que solo podía alumbrar completamente su hermoso perfil de una mesa llena de instrumentos sangrientos. -sí, te mentí- Altagracia sonríe, esa sonrisa llena de maldad al recordar como ella había disfrutado asesinar a Rafael.

-Altagracia debes irte- León se acerca a la mesa que divide sus cuerpos.  Al estar cerca el ve como el cuerpo que el adoraba estaba completamente liberado de restricciones de telas costosas. Su desnudes hace que en sus adentros comienza arder la llama del deseo.

-¿no deseas escuchar como murieron los otros Monkeys? Veras Agente contreras, yo no soy como usted. Me encanta enfrentarme al peligro.- ella se acerca a él dejando atrás la mesa llena de armas. Ella sin el notarlo toma el arma escondiéndola en su espalda. Dejando que su cuerpo se acople al de León, al sentir sus manos abrazarla coloca el arma en su cuello. -el peligro es mi afrodisíaco favorito agente- Altagracia sonríe al notar en los ojos azulados miedo. León no puede articular palabra solo deja que esa mujer que el tanto ama se adueñe de él. -no lo hice sola, pero si me encanto escuchar esos gritos de plegarias al torturarlos e asesinarlos- Altagracia continuaba sonriendo dejando que su mente volara nuevamente a esos momentos donde ella e su hermana torturaban e asesinaban los hombres que las habían marcado sin su consentimiento.

-Altagracia, no hay pruebas en tu contra no pueden arrastrarte, además no lo permitiré.- León olvida el arma que lo apunta e deja que sus cuerpos se acerquen más. -Nunca dejare que te hagan daño- León hace que sus labios encuentren los de ella. Se pierden en un mundo donde están solo ellos donde nada los podrá separar. Donde los crímenes que Altagracia oculta e que hizo se desvanecen en cada beso, cada suspiro.

Una segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora