Sábados son usualmente reservados para la familia. Esas mañanas donde la mujer preparaba el desayuno con la ayuda de su marido e los niños adornan sus oídos con risas. Esos días donde las familias visitaban zoológicos, parques temáticos o se aventuraban a otros pueblos. Esos días que solo son dedicados para esas personas que más amas. Excepto Karen no poseía a nadie que la despertara en las mañanas con un beso, no tenía a niños que decoraban su refrigerador con dibujos creados en su escuela, no tenía a quien amar.En su oficina podía notar como la comisaria estaba desierta, pocos detectives leían casos e pruebas. Sus dedos acarician el puente de su nariz tratando de entender los papeles que tenía enfrente. Nuevos casos comenzaban a multiplicarse en su escritorio, su atención tenía que ser dividida en diferentes casos. Sus dedos toman una carpeta roja, esa carpeta tan conocida para ella. El caso de Los Aguirre, habían cosas que no entendía. León había encontrado nuevas pruebas donde conectaban el caso de la pandilla de los monkeys junto con los Aguirre.
Él se había encargado de encontrar diferentes concesiones e se había encargado de crear una maqueta llena de fotos, hilo rojo, lugares importantes marcados por alfileres e teorías. Cajas llenas de pruebas se acumulaban en las afueras de la oficina de Karen mientras ella lee los papeles nuevamente. Sabia cada palabra de ese archivo pero aun así todos los días se tomaba el tiempo de leerlo. Sentía que algo faltaba por leer pero nunca encontraba el párrafo oculto.
Ordenata se adentra en la oficina deja que su mirada se pose en una Karen distraída en la lectura. Él sabe cada gesto de ella, como muerde sus labios en frustración, como sus cejas se unían en gesto amargo al no entender algunos de los casos. Sus manos se vuelven tensas e ella comienza a juguetear con sus dedos. No deseaba interrumpirla, solo deseaba observarla por más tiempo. Sus dedos comenzaban a dolerle al seguir sujetando la mediana caja con objetos de Rafael Cabral, estos fueron obtenidos en la comisaria de Veracruz.
-Karen- dice ordenata con una media sonrisa al ver los ojos marrones posarse en él. Nota como su rostro se muestra inmóvil a su presencia en su corazón deja de latir fuerte e se convierte en el agente que siempre debe ser a su alrededor.
-Dime Ordenata- Karen se levanta e se acerca a ese hombre con la mediana caja. Sus manos se enredan encima de sus dedos para ella poder apoyar la caja en su cuerpo. -¿estas son las pruebas del caso Cabral?- pregunta ignorando el pequeño cosquilleó que se forma en la punta de sus dedos al contacto de los de Urdaneta. Un rubor decora sus mejillas e deja que su mirada en las cajas que aún estaban perfectamente acomodadas en las a fuera de las oficinas.
-sí, esta pesada ten cuidado- el suelta suavemente la caja con esperanzas de volver a obtener el contacto nuevamente.
-gracias- Karen posa la caja en su escritorio entretanto Urdaneta se adentraba cada minuto con otras cajas obtenidas para la investigación. Karen abre cuidadosamente la caja donde encuentra pertenencias de Cabral encontradas en la escena del crimen. Rápidamente invadida por la emoción de por fin encontrar algo que pueda inculpar a alguien. Urdaneta ve como sus dedos no estaban cubiertos por guantes e se acerca ofreciéndole unos guantes que él siempre tenía al alcance de su mano. -gracias ordenata por la emoción se me ha pasado- su risa hace que los adentros de Urdaneta se sientan cálidos.
-me gusta cuando ríes debes hacerlo más a seguido- nuevamente un rubor se apodera de sus mejillas, ella espera a que el hombre que siempre ha considerado un amigo se retire. Al el alejarse de esa oficina ella deja que sus manos comiencen a explorar.
Ropa ensangrentada, pedazos rotos de tasas, identificaciones, calzado e unos libros. Karen toma dos libros uno tenía un color verdoso, algo más le llamo la atención en este libro poseía un candado diminuto. Karen toma su navaja e comienza a romper el candado. Después de unos segundos Karen escucha un pequeño click que le indica que lo ha logrado. Ella descarta el candado e abre el libro verdoso cuidadosamente.
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Una segunda Oportunidad
RomansaDespués de una vida llena de tragedia Altagracia Sandoval conoce a un angel que la guía a una segunda oportunidad.