Capitulo 19

698 49 6
                                    




Los parques en la ciudad de México eran hermosas los arboles altos daban sombra a los que paseaban por las aceras. En los pastizales podías ver familias que se divertían con sus hijos o sus mascotas. Parejas sentadas en bancos teniendo conversaciones que definirán el futuro de sus relaciones, jóvenes que mostraban en sus móviles fotos o anuncios que causaban gracias. En cada rincón de ese pequeño parque encontrar sonrisas o lágrimas que provenían de no poder parar de reír. Podías encontrar personas que sus ojos no mostraban ninguna felicidad, en sus rostros pueden notar la tristeza, venia un Ángel e los ayudaba a salir de ese laberinto e encaminarlos al camino donde el sol ya no se escondía detrás de las espesas hojas de los árboles.

Las risas de los niños eran la razón por la cual el rostro de Altagracia sonreía, sentada en un banco observando como Ángel jugueteaba con los otros niños. Los caramelos que había ingerido le dieron una energía sobre humana. Ella veía como el niño parecía que volaba en el equipo de juegos, un minuto en el tobogán otro en las barras de balanceo. El sudor de su pequeña frente brillaba a la luz del sol e hacia que su cabello dorado e rizado se pegara como pegamento a su frente. 

Altagracia sonreía al ver como el niño continuaba jugando sin importarle el mundo. En momentos el corría a su presencia para mostrarle lo que podía hacer, él quería impresionarla. Quería que ella lo amara tanto que nunca más imaginara la vida sin él, sin Ángel. León toma asiento al lado de su acompañante, en sus manos sujetaba dos helados. Él le ofrece el helado de vainilla, Altagracia sonríe mientras toma de sus manos el cono. Un sonido de satisfacción se escapa de los labios de Altagracia al sentir el sabor de vainilla en su lengua. León desea escucharlo nuevamente, ese pequeño gemido hizo que su cuerpo comenzara a tomar una temperatura calurosa. El sintió esas vibraciones en el fondo de su ser, tan hondo que sus pantalones comenzaban a molestarle.

-No recuerdo cuando fue la última vez que comía un cono de helado- dice Altagracia dejando que su lengua se deleite con el helado.

-Mmm tener hijos tiene sus ventajas- León trata de que en su voz no se note lo afectado que se sentía por esos gemidos que se escapaban por sus labios e la lengua que danzaba junto con el helado.

-esta delicioso, gracias León- ella posa su mirada en el hombre que tiene un poco de helado en la comisura de su labio. Altagracia acerca su rostro e deja que esa lengua fría limpie el delicioso helado. Saboreando ese líquido obtenido deja que un gemido se escape.-mmmm en tus labios toma un sabor exquisito- ella sonríe teniendo muy presente el efecto que ella tenía en ese hombre.

-Eres muy atrevida aparte de ser muy bella- dice León tomando un bocado de su helado, su cuerpo necesita sentir ese líquido frio.

Altagracia sonríe dejando que su mirada se devuelva al niño con cabellera parecida a la de ella diciendo  -no le darás un poco a tu hijo-

-mi hijo gracias a ti tiene más caramelos que sangre en su cuerpo, no necesita más- León deja escapar una risa tierna. -además en un rato cocinare su platillo favorito, él se alimentara después se ira a tomar su siesta que usualmente dura demasiadas horas.- León termina de comerse su helado posa su mirada en la de la rubia que solo tiene ojos para el niño en los toboganes.

-pienso que eres de las personas que recalientan la comida- Altagracia deja que su sonrisa burlona se haga presente en su rostro.

-señorita eso es una acusación demasiado grabe espero tenga pruebas de sus palabras o la puedo arrestar por difamación a la autoridad.- León deja que su voz profesional sal a la luz pero su sonrisa de lado encantadora le daba a Altagracia un cosquilleo en lo más onda de su estómago.

-Pronto tendré pruebas Agente contreras- Altagracia deja que su rostro nuevamente se acerque a el de León, este sigue los pasos de ella que al ver la humedeciendo los labios carnosos que él no podía dejar de besar imita sus acciones. Los ojos de los dos comienzan a cerrarse lentamente esperando pacientemente ese beso que haría que la temperatura de los dos cuerpos vuelva a aumentar.

Una segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora