—Necesito buenas noticias. —pellizco el puente de mi nariz, todos reunidos en la oficina—. Tengo que cerrar este maldito caso lo más rápido que pueda.
—¿Qué pasó? ¿Welch te está presionando? —pregunta Luke.
—No es él, encontré a Jason Taylor fisgoneando aquí muy temprano esta mañana. Nada en él me da buena espina.
—Entonces no perdamos más el tiempo. —Ethan salta del escritorio—. Luke y yo terminaremos las entrevistas.
Los sigo porque no puedo quedarme aquí sin hacer nada, tengo que encontrar a la testigo del asesinato y después de preguntar por ella a unas cuantas personas la localizo.
—Solo necesito saber lo que usted vio.
—No quiero ir a la estación. —dice sin mirarme.
—No la llevaré, solo dígame lo que recuerda.
—Era muy noche, estaba oscuro. —sus ojos lucen vacíos por la adicción—. La camioneta se detuvo en medio de la calle y el hombre saltó del asiento del copiloto intentando huir. El otro hombre, el que vestía todo de negro, bajó detrás de él y le disparó por la espalda antes de subir de nuevo a la camioneta.
—¿Pudo ver algo del hombre que disparó?
—Cabello corto muy oscuro, parecía latino.
—Gracias Daisy, eso sería todo por el momento. ¿Algún lugar o número donde la pueda localizar?
—No tengo un móvil. —sonríe señalando sus brazos picoteados—. Pero voy al refugio detrás de la iglesia por comida y a dormir.
—Entendido. Que tenga buen día.
Al fin un avance, aunque buscar a un hombre latino en Seattle es como buscar una aguja en un pajar y necesito mucha más información, así que llamo a Leila.
—Williams.
—¿Tienes el informe del análisis realizado al vehículo de Johnson?
—Si, jefe. Encontraron huellas digitales pero no aparecen en la base de datos, quién condujo no tiene antecedentes.
—La testigo afirma que era un hombre latino, ¿Alguno de los sospechosos es latino o tiene parentesco?
—Revisaré los documentos.
—Bien. Voy para allá.
Después de compartir una comida rápida, agregamos la nueva evidencia a la carpeta de investigación.
—Tenemos a alguien con recursos y motivos además de un hombre latino. Las cámaras de la autopista nos dan una imagen pero no es totalmente clara, podría ser cualquiera. —Luke nos muestra una fotografía borrosa.
—Hay algo más, algo que no estamos viendo. —exhalo con frustración—. Mañana vamos a cambiar la estrategia: Leila revisas las entrevistas, Luke las fotos de las computadoras, Ethan entrevista de nuevo a Daisy y yo revisaré el informe de la autopsia y del vehículo.
—Me duele el cuello. —se queja Luke—. Este caso está provocándome estrés.
—Hagamos una pausa, como dice el jefe. — dice Leila—. Mañana revisaremos todo desde otra perspectiva.
Necesito una ducha y dormir, tal vez un trago de whisky para cerrar el trato así que yo también me voy al departamento. Dejo el saco sobre el sofá y comienzo a desanudar la corbata cuando el timbre suena.
—No tengo cerveza... —le gruño a Luke cuando abro la puerta.
Pero no es Luke, es Ana quien extrañamente toca la puerta en lugar de irrumpir.
—Sabes usar el timbre. —le digo y ella pone los ojos en blanco—. ¿Qué haces aquí?
—Dijiste que querías una nota con el costo de la decoración. —dice pero sus ojos intentan ver sobre mi hombro—. ¿No la has quitado?
—Aún no, ¿Trajiste la nota?
—¿Ah? Si, si la traje.
Extiende un papel arrugado hacia mí, pero sigo sorprendido de que haya usado la puerta. ¿Significa que intentó entrar y no pudo abrir las nuevas cerraduras?
—Pasa, te haré un cheque.
Tomo el maletín del sofá y voy hasta la encimera para escribir en el papel. La veo cerrar la puerta detrás de ella y caminar por la sala mirando los cuadros que colgó.
—Tienes qué admitir que lucen geniales.
—No. —contesto sin mirarla—. No necesito nada femenino ni colorido en mi departamento.
Tomo las notas con cuidado pero las desorbitantes cantidades casi me hacen jadear, no hay forma en que yo cubra estos gastos sin perder una buena cantidad de mis ahorros.
—¿Cómo es que...? —intento preguntar, pero el timbre suena de nuevo.
—¿Esperas a alguien?
—No.
Me alejo de las notas para ir a abrir la puerta con la mirada curiosa de Ana detrás de mí. Debe ser mi día de suerte... O no, porque la mujer rubia del piso de arriba esta frente a mi.
—¿Qué haces aquí?
—Tengo la noche libre y pensé que tú y yo... —Andrea señala entre nosotros dejando claro la insinuación.
—¿Qué dijiste? —escucho el gruñido de Ana, que se lanza hacia la puerta.
Tengo que sostenerla de la cintura para que no le caiga encima a la rubia en mi puerta. Podría ser pequeña, pero definitivamente tiene coraje para intentar lastimar a Andrea.
—¿Quién es ella? ¿Tu hermanita?
—No. —gruño tratando de alejar a Ana.
—¿La hermanita de tu novia? —se ríe.
—¡Hermanita tu cabezota! ¡Zorra!
—¡Ana! ¡Basta!
—¡Déjame ir! ¡Christian, suéltame!
—No me digas que ella es... —la rubia la señala y vuelve a reír.
Ana sigue forcejeando en mis brazos, clavando las uñas en mi piel para que la libere.
—Andy, lárgate de una jodida vez.
—Bien, solo te aviso que Ryan estará en su noche de póquer y estoy libre.
—¡Que te largues! —le gruño.
—¡No huyas, zorra! ¡Ven aquí y te muestro lo que puedo hacer!
—Es suficiente. —la empujo detrás de mí y cierro la puerta.
Ana tiene la cara roja de coraje y cruza los brazos sobre su pecho para enfrentarme.
—¿Quién era ella? ¿Tu novia?
—No.
—¿Entonces?
—No tengo nada qué explicar, soy un hombre adulto y tengo necesidades.
—¡Eres un idiota!
—Si, lo soy.
El coraje se desvanece de su expresión, su mirada me recorre de arriba a abajo con tanta decepción que siento un nudo en la garganta.
Puedo ver la humedad formándose en sus ojos pero ninguna lágrima corre por sus mejillas rojas, solo limpia su nariz con el dorso de la mano.
—Ana, yo... —comienzo a decir, pero no se me ocurre nada.
—Cállate.
Gira la cabeza para mirar las paredes antes de caminar hacia mi puerta y salir azotándola tan fuerte que un cuadro se cae.
—Mierda.
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Obsesión (Mío #1)
FanfictionEntrar a la academia de policía fue sencillo. Llegar al departamento de Investigación requirió esfuerzo y disciplina. Convertirme en la nana de una chiquilla malcriada definitivamente no estaba en mis planes. ~ • ~ La historia es mía, pero los nombr...