Fue estúpido.
Lo sé.
Bajamos del auto acompañados de 5 patrullas más y rompimos los candados de la reja para rodear el edificio. Según se observaba, en el interior había movimiento y yo realmente esperaba que Welch no hubiera alertado a Steele.
—Dos atrás, dos a la izquierda. —ordeno, Jesse pisándome los talones—. Tú y yo al frente, todos alerta.
Uno de los azules hace un conteo rápido y Jesse patea la puerta de madera de la bodega abriéndola de par en par. Esa es la señal para que todos entremos con las armas en alto pidiéndoles que se rindan.
Y creo que en su mayoría lo hacen, son cerca de 8 personas tomadas por sorpresa por apenas 12 policías. Solo uno se resiste. El único jodido imbécil que se atreve a empuñar su arma hacia mí.
Mierda.
—Nadie se mueva o este de aquí se muere.
Puedo ver por el rabillo del ojo a Abernathy levantando el puño para que todos se detengan y bajen las armas. Sé que él podría disparar sin problema pero yo me vería comprometido.
Esta es su oportunidad de deshacerse de mi y podría decirle a Ana que morí a manos enemigas. Mi ceño se frunce por el pensamiento.
—Eso, muy bien. —el ruso canturrea—. Armas al piso y manos sobre la cabeza.
Los hombres que ya habían sido sometidos se levantan pero algo en sus semblantes no luce bien... Están nerviosos.
—¿Tú mataste a Dimitri? —me señala con su escuadra—. ¿Te sientes muy valiente ahora?
Un silbido corta el aire y el hombre frente a mi cae al suelo, salpicándome de sangre en el proceso. Está muerto y el cristal de la ventana roto.
Hombres uniformados y encapuchados entran a la bodega con sus rifles de asalto en alto y someten de nuevo a los rusos.
—¿Qué está pasando? —gruño.
—Acabamos de salvar tu vida, hijo. —el hombre al frente se quita la capucha. —de nada.
El puto Jason Taylor con su uniforme táctico y la palabra DEA escrita en su pecho.
—¡Tú! —lo sigo cuando se aleja de mi—. ¡Haz sido un dolor en el culo! ¿Y ahora eres de los buenos?
—Siempre lo he sido. —detiene sus pasos y gira para enfrentarme, apartados de todos—. Fui asignado al caso de Steele hace dos años por sus posibles nexos en el tráfico de drogas. Welch me ayudó a infiltrarme como un asesor de seguridad.
—Es mi caso, esto queda en mi jurisdicción.
—No, señor Grey. Estamos aquí y nos haremos cargo. —palmea mi hombro—. Gracias por las evidencias pero tu impulsividad casi te mata, así que estamos a mano. Ahora apártate.
—Jodido imbécil.
En cuestión de minutos ellos tienes resguardado el lugar y a los rusos, junto con sus armas y todo lo que encontraron incluidos cargadores y municiones de alto calibre.
¿Eso es todo? ¿La DEA investigaba a Steele y Welch lo sabía? ¿Fingió estar del lado de Steele? ¿Por qué me involucró a mi entonces?
—Mierda, necesito un jodido cigarrillo. —tomo el móvil y llamo a Leila por las novedades.
—Jefe. —responde de inmediato.
—¿Lo tienen? —contengo la respiración por la tensión.
—Si. Apareció un equipo de la DEA y lo están subiendo a un vehículo blindado. ¿Qué está pasando?
—No lo sé. Creo que Taylor no era de asuntos internos como Welch nos hizo creer, estuvo detrás de Steele todo el tiempo.
—Bien. ¿Y ahora? ¿Le dirás a tu chica que ayudaste a encerrar a su padre?
—Mierda.
—Piénsalo bien, jefe. No querrás meter la pata con ella...
Dejo de escucharla cuando unos gritos femeninos opacan su voz y aparto el móvil para asegurarme que es de su lado de la línea.
—¿Qué es ese chillido?
—La señora de Steele te envía saludos. —se ríe—. Está histérica igual que su hija y ni siquiera les han mencionado que sus valiosas cuentas en el banco serán congeladas mientras la investigación está en curso.
—Buena suerte a quien le toque porque ya no son nuestro problema. —exhalo aliviando de que terminara—. Ve a casa, Lay. Hablaremos después.
Voy a la oficina a preparar mi informe y me sorprende encontrar las oficinas vacías, incluso Welch desaparece en la conmoción del arresto.
—El departamento de Policía de Seattle se enorgullece de informar a los ciudadanos sobre la detención que se realizó hace unas horas y que significa un importante golpe a los traficantes de armas y narcóticos. —escucho su jodida voz rasposa y bajo las escaleras para mirar la televisión en el mostrador de Mía—. Dicha operación fue resultado de la coordinación con la oficina de la DEA, cuyo valioso apoyo derivó en el exitoso cumplimiento de la misión.
Jodido Welch.
Está levantando su cuello con la labor de mi equipo y no recibimos ni siquiera una jodida mención. El noticiero cambia la toma a el momento en que Steele es escoltado hasta un vehículo blindado y llevado a quién sabe dónde.
—Cerecita, espero que no estés viendo esto. —susurro.
Debería llamarle y mencionarlo, pero antes de que alcance mi móvil, éste timbra con una llamada.
—No puedo creerlo, ¿Lo hiciste? ¡Lo hiciste! —chilla de felicidad.
—¿Cómo está Ana? ¿Lo sabe?
—¿Bromeas? ¡Está en todos los putos canales de televisión!
—Mierda, Luke, déjame hablar con ella.
Escucho una voz en la distancia que se hace más cercana y luego una risita estúpida de Luke alejándose.
—¿Christian? ¿Estás bien? ¿Estás herido? Volveré ahora y...
—Nena, no. Estoy bien, todo acabó.
—¿Mi papá...?
—Arrestado.
Espero un momento en silencio, seguro de que ella romperá a llorar en cualquier momento por la captura de su padre y su familia pero no lo hace.
—¿Cerecita? ¿Sigues ahí?
—Si, te escucho Christian.
—¿Estás molesta?
—¿Por qué lo estaría? Papá es responsable de sus acciones y ahora tiene que enfrentar las consecuencias, pero... ¿Mi hermano está bien?
—¿El chico Elton?
—Elliot. —me corrige. ¿Solo él le preocupa?
—No lo sé, creo que solo tu padre fue arrestado. Aunque es seguro que ellos no pueden salir de la ciudad. —la línea vuelve a quedar en silencio de nuevo así que cambio el tema—. ¿Ya conociste a mi madre?
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Obsesión (Mío #1)
FanfictionEntrar a la academia de policía fue sencillo. Llegar al departamento de Investigación requirió esfuerzo y disciplina. Convertirme en la nana de una chiquilla malcriada definitivamente no estaba en mis planes. ~ • ~ La historia es mía, pero los nombr...