—¿Estás bien? —toco su hombro para llamar su atención porque no ha hecho más que repasar los informes sobre los movimientos de Steele los últimos dos días.
—Si, todo bien. ¿Quién consiguió esto?
—Leila y Will. ¿Sabías que tu padre frecuenta ese casino?
—No. —sus ojos se enfocan de nuevo en el informe del casino clandestino con fachada de club social.
Estoy seguro que encontraremos un montón de cosas interesantes si podemos infiltrarnos, aunque seguir a Steele por todo el puto Seattle no es lo más importante para el caso.
—¿Crees que... Sería útil si pongo un micrófono en su oficina?
—Si, pero no vas a hacerlo. No quiero que te relacionen con él o la investigación estará comprometida. Eres Anastasia Wilks, punto.
William levanta la vista de la pantalla en donde ha estado buscando el camión con la breve descripción que obtuvimos del reporte de los azules.
—¿Y si ponemos un micrófono en la oficina del jefe Welch? Así sabríamos si es de confianza o saber si hay mas cargamentos que él conozca.
La idea de Will no es tan mala.
—¿Cómo? —pregunto, Ana y Will comparten una mirada.
—¡Jesse! —chilla ella, señalando a las escaleras por donde el chico se acerca, demasiado entusiasmada—. Él puede distraer a Mía mientras yo lo instalo.
—¿Por qué él? —gruño.
Leila entra detrás del puto rubio y pone los ojos en blanco en su habitual gesto de fastidio. Se recarga en el escritorio a mi lado y palmea mi brazo.
—Jefe, eres demasiado inocente cuando te lo propones.
Mi ceño se frunce por la confusión y miro a Ana, pero ella mantiene su vista en Leila y su mano sobre mi brazo.
—Abernathy podría usar su encanto juvenil para distraer a la chica. —dice bajito para aclarar el asunto.
—Me importa una mierda cómo lo hagan, siempre que sirva para obtener información. Lo mejor que podríamos hacer en este punto es seguir la pista del camión. Rivera, ¿Encontraste algo?
—Si, jefe. Un vehículo con esa descripción fue visto al norte antes de llegar a la frontera.
—Bien, tú y Abernathy vayan a buscarlo.
Los aludidos asienten en comprensión, pero es Leila la que me hace una seña para que la siga.
—¿Qué?
—Christian, entiendo que no quieres al chico Jess cerca de tu amiga, pero no puedes mandarlo solo así. No tiene experiencia ni terminó su formación, tenemos qué enseñarles cómo hacer las cosas.
No quiero admitir que tiene razón y no veo la forma de manejar esto. No puedo enviar a Leila y seguro como la mierda que mi Cerecita tampoco está yendo detrás de esos criminales.
—Mierda. Bien, Will y yo iremos a buscar el camión.
—¿Por qué no llevas a Jesse? —Leila se burla.
—Porque podría terminar con un tiro en el culo. Ahora vuelve a lo tuyo y no te confíes.
Lay sonríe divertida mientras se aleja para hablar con Ana, señala un par de cosas en el pizarrón y Jesse asiente. Creo que siguen con la idea de plantar un micrófono en la oficina de Welch.
Rivera y yo vamos en mi auto hasta la última ubicación reportada, una zona industrial con nada más que bodegas abandonadas y algunos ladrones de poca monta.
—Esto podría ser una trampa. —se queja Will.
—¿Hasta ahora te das cuenta? —le gruño—. ¿Por lo menos sabes usar una jodida arma?
—Soy bueno con las computadoras, señor. Pero mi coordinación visual y motora no es tan buena como yo quisiera.
—¿Qué? —pregunto y señala sus ojos.
—No tengo buena puntería.
—Mierda, eso sí debiste mencionarlo antes. A partir de hoy estarás en el campo de tiro todos los días, ¿Entendiste?
—Si, señor.
Mi mente vaga lentamente hacia el recuerdo de las últimas veces que llevé a Ana, deliberadamente tarde cuando pocas personas se encontraban ahí para tener un poco de sexo rápido y duro.
—Ahí, veo movimiento. —la voz del novato me vuelve a la realidad y miro hacia donde señala—. Demasiados hombres con actitud sospechosa. ¿Ahora qué hacemos?
—Vamos a acercamos con cuidado, sigue detrás de mí y no hagas un puto ruido a menos que quieras morir.
Este jodido novato inexperto, ¿No dijo el instructor que era uno de los mejores? Agh, debí traer al jodido Abernathy como Leila dijo.
Le hago una seña para que no haga ruido cuando nos acercamos más a una de las ventanas. Es tan alta que tengo que arrastrar una caja para poder ver hacia el interior, los hombres de hace un momento sentados alrededor de una mesa jugando cartas.
—Creo que aquí es donde descargan, lo que significa que quien sea que recibe viene hasta aquí.
No quiero tentar a la suerte así que bajo de la caja para volver al auto y conseguir algunas cámaras o refuerzo para la vigilancia. Casi estamos dentro del auto cuando alguien nos grita.
—¡Hey! ¡Ustedes! ¡Alto ahí!
Un chico armado corre en nuestra dirección haciéndonos huir hasta el auto. Por suerte no llevamos nada que nos identifique como policías, ni siquiera el jodido auto patrulla.
—¡Corre! —le grito a Will con las llaves en la mano listas para encenderlo—. ¡Rápido!
Volteo solo para ver al chico armado hablando por radio y me lanzo dentro de mi auto. Apenas Will apoya el culo en el asiento, piso el acelerador y conduzco de vuelta al tráfico.
—¡Eso estuvo cerca! —dice agitado.
—No ha acabado. ¿Dónde vives? Voy a llevarte a casa y esconder el auto unos días.
—¿Es necesario? —sus cejas se arquean—. Dudo mucho que puedan identificarnos.
—No lo sé, y no voy a arriesgarme. Ve a casa, descansa y hablaremos mañana en la estación.
—Claro, jefe.
Me aseguro que el chico llegue a su casa y luego conduzco hasta una pensión de autos dejando a mi bebé en el rincón más apartado. Luego lo recuerdo.
—Mierda. Ana. —tomo el móvil del bolsillo y la llamo.— Nena, ¿Puedes venir a casa desde la estación?
—Si, claro. Puedo pedirle a Jesse que me lleve.
—Dile a Leila que lo haga.
—Ella ya se fue, Christian. Pero puedo caminar.
—No, está bien. Dile al jodido Abernathy que te lleve a mi departamento. No tardes.
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Obsesión (Mío #1)
FanfictionEntrar a la academia de policía fue sencillo. Llegar al departamento de Investigación requirió esfuerzo y disciplina. Convertirme en la nana de una chiquilla malcriada definitivamente no estaba en mis planes. ~ • ~ La historia es mía, pero los nombr...