Capítulo 29

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—Lo juro por Dios, Christian, si vuelvo a escuchar "Can't fight this feeling" una vez más, ¡te pateo las pelotas!

Luke se queja todo el camino hacia la oficina, el lunes en la mañana.

—Nadie te obligó a ir. —lo miro con los ojos entrecerrados—. Además, fue tu culpa por mencionar a... Ella.

Gruño bajito cuando un par de azules pasan por nuestro lado con humeantes tazas de café. Mierda, con la resaca y las pocas horas de sueño, un café cargado me vendría genial.

—¿Cómo iba yo a saber que estarías lloriqueando todo el puto día?

—No estaba lloriqueando, pedazo de idiota.

—¡Hey, chicos! —Ethan nos saluda deteniéndose frente a nosotros, luego sus ojos se abren con sorpresa—. Se ven como mierda.

—Gracias. —Gruñe Luke y puedo ver por qué lo dice.

Despertamos hace 25 minutos en mi catamarán, que por suerte ya estaba atado en el muelle, pero no nos dio tiempo de nada más que ponernos un cambio de ropa limpio pero arrugado. Incluso nuestros cabellos que siempre están bien peinados, hoy lucen desastrosos.

—¡Tengo hambre! —entra pisando fuerte la madera de las escaleras—. ¡Y cuando tengo hambre, no pienso!

—Eso explica muchas cosas. —se burla Ethan detrás de nosotros.

Arrastro los pies hasta mi escritorio, con Kavanagh siguiendo de largo para encender la cafetera y buscar entre los cajones nuestras reservas de galletas. Aunque probablemente necesite una bebida energetizante y un par de aspirinas.

—Buenos días, corazones. —Leila aparece mirándonos con fastidio como cuando estamos siendo idiotas—. ¿Escucharon las novedades de está mañana?

—No. —respondemos los tres.

—Lil, ¿Por qué estás tan molesta? —pregunta Ethan acercándose a ella, una gran sonrisa en su rostro.

—Estaba en el vestíbulo cuando el jefe Welch entró y el capitán Abernathy le decía que interceptaron otro cargamento con armas. —ella nos mira, midiendo nuestras reacciones—. Welch dijo: Déjalo pasar.

—Mierda. ¿Cuántos van?

—Otros dos solo este fin de semana, pero el primero era más pequeño —recuerda Ethan.

—Entonces nuestro querido jefe está en esto, ¿por eso no nos deja husmear? —Sawyer se sienta en su silla y comienza a girar como un jodido niño.

—Necesito hablar con él, somos el puto departamento de Investigación ¿Y no podemos investigar? Esto es una gran mierda. —golpeo el escritorio con mi mano—. No podemos solo investigar robos menores, tenemos que hacernos cargo de lo demás.

Aunque creo saber por qué lo hace, y si estoy en lo correcto, el nombre de Raymond Steele será nombrado de nuevo. Pero, ¿Hasta donde piensa llegar Welch por su amigo?

—Voy a su oficina, comiencen por los registros de las últimas detenciones. Quiero saber qué se confiscó y cuanto era, luego nos moveremos a lo que no se haya reportado.

—¡Uy! Las cosas sucias. —se ríe Luke—. ¿Ahora vamos tras policías corruptos? Porque quiero atrapar a alguien y recibir una jodida medalla por ello.

—Eso no te conseguirá más chicas, idiota. —Leila sacude la cabeza porque Sawyer sigue girando en la silla—. Las mujeres que te gustan son tan bobas que ni siquiera pueden pronunciar Condecoración.

Ethan se ríe, haciendo que Luke deje de girar para mirarla con el ceño fruncido. ¿En qué jodido momento se convirtió en una conversación sobre Luke?

—Hagan lo que dije.

Ordeno mientras bajo la escalera para ir directo a la oficina de Welch, e ignorando los chillidos de Mía sobre que él está ocupado. Golpeo su puerta y entro, obligándolo a terminar alguna llamada.

—Mantenme informado. —ordena mientras me mira—. Grey, ¿Qué quieres?

—Hablar contigo sobre las incautaciones de armas, ¿Cuando voy a investigar eso?

—Me estoy haciendo cargo.

—No, no lo estás. Los estás dejando ir ¿y para que? ¿Estás haciendo el trabajo sucio de Steele otra vez? ¿Es esto a lo que te referías con que él tenía a gente poderosa de su lado?

—¡No sabes nada! —golpea su escritorio.

—Sé lo suficiente como para saber que eres una mierda de jefe de policía, ¿Crees que nadie se va a dar cuenta? ¿Tus muchachos no van a notar tus movimientos sucios?

—En este lugar se hace lo que yo ordeno, Grey. ¿O lo olvidaste?

—No. No lo he olvidado, pero creí que el jefe del maldito departamento de policía tenía principios. —gruño con los dientes apretados—. ¿Cuánto te pagan por ignorar esos envíos?

Sé que lo estoy presionando, pero necesito saber si puedo o no meterme en esos asuntos, no puedo solo quedarme de brazos cruzados cuando esas armas podrían servir para herir a los nuestros.

—Escúchame bien, Grey. Lo estaba vigilando a discreción porque obviamente los envíos se vuelven más frecuentes y no puedo permitir que la prensa se entere de eso.

—Claro... Es lo único que lo importa a Steele. Que nada arruine su candidatura.

—Puedes investigar pero con discreción, ¿puedes hacerlo?

—Si. ¿Qué quieres saber?

—Principalmente el paradero de esas armas, quiero saber si se quedan en Washington o si se mueven a algún otro lugar.

—Lo haré.

Presiono mis labios con fuerza y asiento, más tranquilo porque ahora podemos meter nuestras manos y hacer algo útil. Aún siento que hay algo más que Welch no dice, pero no voy a presionar más por hoy.

—Ahora largo, tengo cosas qué hacer.

Salgo de su oficina dejando la puerta entreabierta, por lo que escucho cuando vuelve a hablar por teléfono.

—Soy yo, cambio de planes...

¿Qué? ¿A quién tiene que reportarse? ¿Con Taylor? ¿Con Steele? ¿Con quién más está involucrado? Mierda, tal vez Luke tiene razón sobre policías corruptos.

Vuelvo a dirigirme a las escaleras poniendo el código de acceso en el nuevo filtro de seguridad, cuando mi teléfono vibra con una notificación de mensaje.

*Hola amor*

*Hey, nena* —contesto de inmediato.

*¿Mucho trabajo?*

Subo distraídamente por las escaleras mientras escribo y me detengo justo en la entraba de la oficina sin apartar los ojos del móvil.

*Si, ya sabes, el crimen no descansa.*

*Oh, por supuesto. Ten mucho cuidado amor, ¿Está bien?*

—¿Ya terminaste de repartir flores y corazones? —Sawyer arquea una ceja.

—¿De qué mierdas hablas, imbécil?

—De tu cara de bobo. —agrega Leila mirando la pantalla de su computadora—. Luke nos contó lo de la chica.

—¿Cuál chica? —balbuceo. ¿El idiota les habló de Ana cuando específicamente dije que no podía?

—De la chica de la que estás enamorado, jefe. —sonríe Ethan—. ¿Algún día la vamos a conocer?

—No sé de qué hablan. —ignoro los comentarios guardando el móvil en el bolsillo—. ¿En qué estábamos?

Obsesión (Mío #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora