Debí saber que algo estaba mal cuando ella no volvió a enviarme mensajes.
—Estará ocupada —susurro para mí mismo mientras bebo una taza de café dos días después.
—¿Encontraste algo? —escucho la voz de Ethan y vuelvo mi atención hacia él.
—Si, y es peor de lo que pensé. Los azules han detenido vehículos sospechosos pero no los revisan. —agrega Luke—. Los dejan continuar.
—Podríamos decir que de cada 10 sospechosos, solamente se revisan 4 y de esos, 1 es detenido portando algo ilegal. —Leila hace una mueca.
—¿Cómo? —pregunto, entrando finalmente en la conversación—. ¿No todos llevan armas?
—No, jefe. Los últimos dos fueron interceptados con estupefacientes.
Leila extiende los reportes en mi escritorio antes de hacer una anotación en nuestro pizarrón. ¿Armas? ¿Drogas? ¿En qué mierda está metido Welch?
—Esto es más grande de lo que creí. —susurra Ethan—. ¿Lo imaginan? ¿Personas adictas teniendo acceso a armas como si fueran caramelos?
—No es ni siquiera la mitad del problema real. —suspiro—. ¿Qué más serán capaces de hacer?
Todos asienten imaginando en mismo panorama catastrófico que yo, espero que no demasiado asustados como para dejar el puesto. Cuando decidimos ser policías, sabíamos que nos enfrentaríamos a la mierda.
—Sigan investigando, no confíen en nadie que no sea nosotros mismos. No sabemos cuántos azules están comprometidos o si solo es Welch dando jodidas órdenes por sus amigos.
Vuelvo la atención a mi teléfono sobre el escritorio y lo tomo para enviar un mensaje.
*Cerecita, ¿Qué haces?*
Pasan algunos minutos sin recibir una respuesta, por lo que vuelvo a intentar antes de dejarlo por la paz.
*Ana, ¿Estás bien?*
De nuevo sin respuesta. Bien, esto definitivamente no es algo normal y mi mente comienza a imaginar un montón de escenarios diferentes: Ana huyendo, siendo secuestrada o en algún accidente de tráfico.
Mierda.
Sé que le dije que se alejara de mi, pero obviamente soy yo quien no puede alejarse.
—Ethan, rastrea este número para mí. —garabateo el número de Ana es un post-it y se lo paso—. Quiero saber en dónde está.
—Claro, jefe.
Leila y Luke hablan frente al pizarrón, así que no me preocupo por las indiscreciones mientras hago que el rubio haga el rastreo. Teclea algo, sus ojos se entrecierran y anota algo detrás del papel que le dí.
—Está aquí. —me muestra una dirección—. Según Google maps, es un restaurante.
—Gracias.
¿Comiendo? ¿A esta hora? Miro mi reloj de pulsera solo para confirmar que es nuestra hora de salida también. Yo podría hacer una aparición rápida ahí donde ella está.
—Es todo, nos vemos mañana chicos.
Tomo el saco del respaldo de la silla, moviéndome rápido hacia la escalera. Apenas pongo un pie fuera de la estación, escucho a mi amigo idiota.
—¡Hey, Christian! ¿A dónde vas con tanta prisa?
—Tengo hambre. —digo lo primero que me viene a la cabeza, sin pensarlo, y me arrepiento al instante.
—Mierda, qué bueno. También muero de hambre. —Luke rodea mi auto para subir al asiento del copiloto.
—¿A dónde mierdas vas? No dije que podías venir.
—¿Por qué no? ¿Ya no me quieres? —hace una mueca de sorpresa.
—¿Qué? —le gruño—. Deja de decir idioteces, Luke, las personas ya piensan que somos una puta pareja.
—¡Tienen envidia! Ahora llévame a comer. —destrabo los seguros de las puertas y él sube—. Y si alguien pregunta, yo soy el lindo de la pareja.
Le gruño de nuevo algo que sé que no entenderá porque enciendo el estéreo y conduzco hasta la dirección que me dio Ethan. Y tiene razón, es un lugar de Pizza y pasta.
—¿Estás de antojo? —Luke mira la fachada, confundido.
—Cierra la jodida boca y entra.
Camina detrás de mí hasta el mostrador, pero no estoy mirando el menú. Mis ojos escanean el lugar buscando y encontrando a una chiquilla de ojos azules sentada en una mesa... Sola.
—Pedí pepperoni extra y queso en la orilla, —Sawyer empuja mi hombro—. Vamos a sentarnos y... Mierda, ¿Esa es Ana?
Tomo su brazo para que camine conmigo hasta la mesa en el lado opuestos. Que estemos aquí no significa que podamos ser vistos juntos.
—Si, es ella. Ahora bebe el refresco hasta que traigan la pizza. —tomo el móvil del bolsillo para enviarle un mensaje.
*¿Por qué estás sola?* —pregunto.
La veo cuando estira la mano para tomar su móvil y leer mi mensaje. Inmediatamente busca a su alrededor, encontrándome en el otro extremo con Luke.
*¿Cómo supiste que estaba aquí? ¿Me estás siguiendo?*
*¿Asustada? Yo también tengo una vena acosadora.*
La veo sonreír con mi último mensaje.
*Me halagas.*
*¿Por qué no contestaste mis mensajes en la mañana?
*¿Por qué no contestaste el mío del lunes?*
—¡Oh! Eso, si... Mierda. —susurro.
*¿No contesté? Lo siento nena, mucho trabajo.*
*Te he extrañado*
—¿Vas a comer? —señala Luke cuando el mesero trae la pizza—. ¿O solo viniste aquí a encontrarte con tu novia?
—No es mi novia, idiota. Y no puedes comerte toda la pizza, déjame al menos dos trozos.
—¿Grandes o pequeños?
—¡Luke! Mierda, eres un jodido niño —le gruño.
—¿Qué? —encoge los hombros—. Solo quiero saber si tu hambre es poca o necesitas media pizza.
Dejo de discutir con este idiota cuando veo que Ana se pone de pie, me echa un vistazo por encima de su hombro y va por el pasillo hacia los baños.
—Espera aquí. —le advierto.
—Claro. —contesta con la boca llena de queso—. ¿Necesitas condones?
Me detengo para lanzarme una mirada amenazante para que cierre la jodida boca, avergonzado por el par de señoras en la mesa de al lado que me miran fijamente.
—Solo decía...
Voy también por el pasillo y encuentro el baño de mujeres abierto. Asomo la cabeza solo para ver a Ana sentada en la encimera de los lavabos.
—Hola, mi amor.
—Hola, nena. Siento no haber contestado el mensaje. —digo sin entrar en detalles, no creo que ayude a mi causa decir que lo olvidé.
—Si, el trabajo, lo entiendo. —tira de mi corbata cuando me acerco—. ¿Cuanto tiempo mas le falta a tu caso? Estoy desesperándome.
Hace un puchero con los labios y me acerco solo un poco para abrazarla.
—Lo sé, pero no querrás meterme en problemas. —digo justo antes de besarla.
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Obsesión (Mío #1)
FanfictionEntrar a la academia de policía fue sencillo. Llegar al departamento de Investigación requirió esfuerzo y disciplina. Convertirme en la nana de una chiquilla malcriada definitivamente no estaba en mis planes. ~ • ~ La historia es mía, pero los nombr...