Capítulo 50

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POV. Ana.

Horas antes...

Will y yo subimos a la parte trasera del auto y le  indico a Fred la dirección de mi amigo.

—¿Y bien? —pregunto al cabo de unos segundos—. ¿Ya le dijiste?

—No. —sus mejillas se colorean y le lanza un vistazo a Fred, seguramente avergonzado de saber que nos escucha.

Le hago un gesto para que le reste importancia a mi chofer y que siga hablando.

—¿Por qué no lo has hecho?

—Porque él está enamorado de ti.

Mi ceño se frunce.

—No está enamorado de mi, y yo tengo un novio.

Will pone los ojos en blanco antes de mirarme.

—¿Y lo miras como lo haces con el jefe Grey? ¿Cómo si estuvieras desnudándolo cada vez que lo miras?

Finjo sorpresa.

—Yo no lo miro de esa forma. —chillo, pero Fred ríe—. Bien, si lo miro de esa forma, pero no estamos hablando de mi. Esto es sobre ti y tu enamoramiento de Jesse.

—Él no es gay, Ana. —me recuerda—. No se lo diré, jamás. me llevaré el secreto a la tumba.

Golpeo suavemente el brazo de mi amigo.

—¡Eres tan dramático! Solo dilo, no por él sino por ti.

—Seré rechazado. —gira la cabeza para mirar por la ventana—. Prefiero mantener su amistad.

—Como desees, pero no te subestimes. Eres un chico lindo, Will. Yo te besaría si no tuviera un novio guapo en casa.

Ay, mierda. Era secreto.

—¿Qué? —sus cejas se elevan por la sorpresa.

—Dije que eres lindo...

—No, no, no... —me interrumpe—. La parte del novio en casa.

Gracias a Dios y a Fred, estacionamos afuera del edificio de Will, sin tiempo para ninguna otra confesión.

—Ana. —mantiene su mirada en mi.

—Mañana te cuento, ¿Esta bien?

Will asiente pero sus ojos se mueven a algo detrás de mí. Volteo sin poder evitarlo cuando lo veo palidecer y un hombre alto y calvo nos observa desde la otra acera.

—Vete. —Will sale del auto con prisa—. Ve a casa, hablaremos después.

—Está bien.

Me despido de mi amigo y le pido a Fred que me lleve al departamento de Christian. Hoy podría cocinar la cena para él y consentirlo un poco por todo el estrés del caso.

Lo primero que hago cuando llego a casa es tomar una ducha caliente y ponerme cómoda con una camiseta de Christian porque amo el aroma de su colonia.

Voy a la cocina y enciendo la estufa para preparar el guiso de carne para la receta de lasaña que encontré en una página de Cocina Fácil y comienzo a picar el resto de los ingredientes.

Si Christian está con Luke, eso me deja con poco más de una hora para preparar todo y poner la lasaña en el horno.

—Le mostraré los beneficios de tenerme en casa.

Sonrío y voy de vuelta a la habitación cuando escucho un estruendo en la sala, seguido de voces. No es Christian, él no patearía su puerta.

Tomo el arma que guarda en el buró y libero el seguro, manteniendo mi brazo en alto. Me asomo con cuidado por el pasillo y veo a un hombre de negro dándome la espalda, no lo pienso más antes de dispararle.

La bala le atraviesa el pecho y cae en un golpe seco. Aún temblando, me acerco a la sala con pasos cautelosos para buscar el móvil que dejé sobre la encimera. Paso por encima del cuerpo hasta la cocina y apago la estufa.

Antes de que pueda reaccionar, otro hombre aparece en la puerta del departamento y dispara su arma sobre mi, que caigo al piso adolorida.

Levanto el arma por encima de la barra y disparo a ciegas hasta que se me acaban las balas, es entonces que llamo a Christian.

—Cerecita, lo siento, perdí la noción del tiempo. ¿Te parece si vamos a cenar?

—Christian... —susurro mirando la sangre escurrir de mi hombro.

—¿Nena?

—Ven a casa, por favor.

Dejo caer el teléfono cuando la adrenalina comienza a bajar y siento el dolor irradiar por mi cuerpo en todas direcciones.

Debería asegurarme que el segundo hombre ya no se encuentra en la casa, pero no puedo moverme. Estoy tan cansada que decido cerrar los ojos un momento y esperar por Christian.

—Si, él va a salvarme de nuevo.

Obsesión (Mío #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora