Capítulo 11: Maldades

121 12 0
                                    


Narra Nieves

  A la mañana siguiente el se levantó, el dolor había pasado, pero mi piel era fría.

— Nieves, hoy vamos a hacer maldades. — dijo animado y me llevo hasta la puerta de su casa.
— Recuerdas a Lolito, el cerdo que no te dejo votar, bueno todos en Karmaland no te dejaron votar. — yo solo asentí, aunque no había hablado con Lolito en mi vida.— Bueno, hoy vamos a vengarnos, mira esto.

  La entrada estaba tapada con roca reforzada, haciendo imposible salir por ahí.

— Lo hizo el alcalde porque no pague los impuestos. Y se la vamos a devolver, pero el doble.

  Siguió hablando de cosas sin sentido como la última vez, haciendo bromas que me hacían reír de los malas que eran. Y las típicas frases que no controlaba, a veces hasta queriendo propasarse un poco, ¿Encerio cree que lo abrazaría luego de llamar triangulares a mis pechos?
  Nos fuimos afuera donde estaba Tupack, esto no pinta bien.

— Nieves ¿te puedes montar en Tupack? — No quería pero igual subí.

— Tranquilo caballito no te asustes. — dije acariciando al caballo, pero reaccionó a mi piel fría y dió vueltas sobre si mismo. — ¡Espera! ¡Quédate quieto!— Grité
 
— Ostia se está volviendo loco. — rió— Tupack jamás tuvo una mujer encima.

— Bájame, que me mareo.

— Cálmate Tupack, cálmate que le vas a pegar. — logro calmar al caballo luego de reírse unos minutos. — ¿Quieres que lo lleve yo? Te ves algo cansada.

— Si. — Dije bajando me del caballo mientras trataba de mantenerme en pie por el mareo.

  Fuimos a casa de Lolito, vivía en una linda casa de abuela en la costa de la playa. 

— Bien Nieves vamos a ver si podemos pasar desapercibido. — puso un montón de piedra para que podamos entrar.

— Hay guardias. — susurré.

  Comenzó a poner la piedra en su puerta de forma en el no la pudiera abrir, y la reforzó tal como lo había echo en su casa. Yo lo miré con desaprobación.

— Nieves deberás acostumbrarte a estas cosas, si haces eso te daré lo que más te gusta diamantes. — saco de su mochila aquellas piedras de gran valor y me las dió.

   Las palabras salieron solas de mi boca, eran frases parecidas a las que dije la primera vez, pero no me sentía de la misma forma.
  Fuimos a la parte de atrás mientras el iba murmurando cosas, se acerco un Creeper a él, estaba distraído así que no se había dado cuenta, y termino explotando a unos centímetros de nosotros.

— ¡Nieves! ¿Tas bien?

  No respondí, todavía estaba aturdida por la explosión. Termino de hacer sus maldades y fuimos a la casa de Vegetta, donde quedamos esperando afuera de la muralla mientras el trataba de explicarme lo que era un caballo.

— Vale Nieves, esto es un caballo, es un animal como yo pero que anda en cuatro patas, lo puedes usar para ir rápido de un lugar a otro. — Dijo de forma muy lenta, cómo tratando de que pierda la paciencia.

Dong Dong, tocó la puerta y abrió el chico pelinegro.

— ¡Que tal Vegetta! — exclamó él de orejas de oso.

— Estoy expectacular, pero las expectacular  está tu compañera.

— Si si, te presento ella es Nieves, Nieves Vegetta, Vegetta Nieves.

  El chico pelinegro me dió dos besos en los cachetes, y siguió hablando con el héroe de máscara.

.............................................................

Capítulo 11 entregado.

Adiós Amores.

 Karmaland NPC: NievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora