Capítulo 4: ¡Este chico está loco!

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Narra Nieves

  La oscuridad en la que estaba consumida desapareció, dando paso un gran cartel donde decía "Karmaland"

—¿Cómo rayos llegué aquí? —me dije mirando el nuevo entorno en el que estaba.

— Hola Nieves, bienvenida a Karmaland. —me hablo una chica que portaba una espada.

— ¿Nieves? ¿Ese es mi nombre?

— Si, escucha no tenemos mucho tiempo, Rubius podría terminar la misión en cualquier momento. — Habló con prisa y un poco preocupada.

— ¿Rubius?¿Misión? — susurré.

— Si, quédate tranquila, es un chico un tanto raro pero al final es un héroe de Karmaland. No te asustes con lo que pueda pasar. — dicho esto se alejo un poco de mi y se puso al lado de las escaleras.

  No pasó mucho tiempo cuando él apareció frente mío, parecía que murmuraba una cosas que apenas se escuchaban mientras andaba a mi alrededor como inspeccionandome y aquella cosa voladora seguía apuntando con su lente.

— Nieves ven aquí. — me dijo pero envés de yo acercarme, lo hizo él. — Mi niña, mi niña. — se movía de una manera rápida e hiperactiva. — Vale te cuento, está tu hermana fea en casa, ¿vale? Es una guerrera y la quiero un montón, pero te prefiero a ti, contigo puedo dialogar.

— ¿Que? — dije de lo más confundida.

  Estaba con montones de preguntas ¿Su niña?¿Hermana?¿Acaso él ya me conocía? No lo sé, pero la chica me dijo que confíe en él, ¿No?
  Pareció presionar algo en el aire en frente mío y salió unos cuantos cuadrados grises que no alcance a leer.

— ¿Quieres montar a caballo?— me dijo repentinamente.

— No veo ningún caballo cerca que se puedan montar. — mencioné automáticamente, a lo cual el sorpresivamente pareció escucharme.

— Ah, vale, sígueme. — presionó otra vez un cuadrado gris y sentí como mi cuerpo comenzaba a moverse solo a la vez que lo seguía.

  Llegamos a lo que parecía ser el pueblo de Karmaland, lleno de pequeñas casas y otras estructuras más complejas, seguimos hasta que se detuvo frente a un caballo y se montó en el. Otra vez presionó esos botones grises y dijo.

— Móntate en mi caballo nena.

  Le estaba por decir que no, jamás había montado un caballo en mi vida, mas lo que salió de mi boca fue diferente.

— No veo ningún caballo cerca que se pueda montar. — lo que dije me pareció tonto, tenía el caballo frente mío.

— Tu eres tonta o te pegan en casa. — se bajó del caballo y volvió a decir. — Móntate en el caballo.

— No. — Ya me estaba empezando a agarrar nerviosismo.

  Se montó en el caballo llendo se a no sé dónde mientras lo seguía en contra de mi voluntad, mis piernas se movían solas.
  Paramos a los pocos metros, él mirándome desde el caballo me arrojó carne, tenía un olor putrefacto, lo mire sería y le dije.

— No gracias, este no es un buen "regalo" — me dió de su inventario otra carne podrida y le volví a repetir lo anterior.

— ¿Acabas de rechazar un pico de diamante? — me cuestionó cómo si estuviera loca.

— Me diste carne podrida. — No sabía si reírme o reírme, acaba de darme carne podrida.

— Sígueme.

  Nos fuimos hasta las afueras del pueblo, había contrucciones asombrosas y gigantescas a si como extrañas y locas.
Llegamos a lo que parecía ser su casa, echa de un material blanco y cristales. Al lado había una casa del árbol, me preguntó ¿Lo habrá construido todo él? No, eso sería imposible, nadie estaría tan loco como para hacerlo solo.

— ¿Me podrías decir quién eres? — lo mire mientras el parecía no escucharme, pero movió si máscara a un costado de su cara y me susurró.

— Espera un poco, cuando se vaya te explicaré. — se subió al árbol y yo lo seguí.

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Capítulo 4 de 4, ya se que puede ser un poco confuso pero en los próximos capítulos se explicará.

PD: La "cosa volarora" es una cámara que vuela.

15/04/2020

Adiós Amores.

 Karmaland NPC: NievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora