Capítulo 36: Dos meses

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Narra Nieves

  Ya han pasado dos meses desde que llegué a Karmaland, las demás doncellas y yo nos hicimos muy amigas en especial con Lana, Akira y Dulce que siempre estoy con ellas cuando tengo tiempo libre, a pesar de tener que estar tras un cristal, nos divertimos bastante.
  En este tiempo el hechizo de mi collar se hizo más potente, cuando intentaba agarrar alguna cosa líquida se quedaba congelada al instante, ya había muy pocas cosas que podía comer, sopa, frutas y carnes, no podía ni probarlas porque se congelaban en cuanto me tocaban, y con eso me di cuenta que ya no necesitaba comer, pero mi piel va era demaciado helada. Hasta Rubius tuvo que usar unos cuantos abrigos cuando estoy en casa, que es casi todo el tiempo. Hace unos días me prohibieron la entrada al pueblo porque nadie podía aguantar el frío y decían que les echaba a perder sus mercancías. Me consideraban un mounstro.

— Nieves, ¿Porque lloras? — me dijo Lana acercándose a mi, que estaba detrás del vidrio.

— Yo...— no me había dado cuenta de que comencé a llorar y las lágrimas se cristalizaron en mis mejillas.

— No es nada.

— Otra vez por el frío,Nieves, no te preocupes hay mucha gente tratando de buscar algo que te ayude debes ser paciente.

— Lana, mírame, ahora estoy todo el tiempo aquí, si salgo congelo hasta el césped, los del pueblo me echaron y no falta mucho para que... Me dejen sola. — mi voz se quebró.

— No creas eso, no te voy a dejar,  ni Rubius, ni Akira, ni ninguno de nuestros amigos. Nunca vas a estar sola Nieves.

— Le arruine la vida a Auron, Lana, ¿Cómo me va a perdonar?

— Solo espera un tiempo.

...

— Nieves te traje helado.  Se que no necesitas comer pero de igual manera. — lo interrumpí

— Gracias Ozito. — le sonreí.

— Los científicos que contrato Vegetta están haciendo su trabajo, están ideando un material aislante de temperatura,  con eso podrás salir otra vez.

— Eso es genial. Pero son de confianza. —dije algo insegura.

— Si, están limpios y tenemos un infiltrado para avisar cualquier cosa extraña. — Dijo como para tranquilizarme.

— Que alivió. — suspiré.

— Me ha llamado Lana hace unos minutos, — me tense — dijo que tenías miedo de que te abandonaramos.

— Si. — dije con un hilo de voz.

— Eso no pasará, por lo menos yo, jamás me apartaré de ti,claro a menos que eso sea lo que quieras, pero Nieves, eres más que mi compañera, te siento parte de mi, te quiero y no me podría imaginar está casa sin ti.

— Rubius...yo.

— Nieves yo de verdad te quiero. — un leve rubor se vislumbró en su cara. — y se que no es el momento, porque seguro que estás débil emocionalmente, pero cuando estés lista, quisiera que fueras mi pareja.

  Me quedé callada unos instantes, mirándolo fijamente, me temblaban las piernas y no salían palabras de mi boca por lo que solo asentí haciéndole entender mi respuesta, ambos sonreímos y pusimos las manos en el vidrio que nos separaba.

— Osito, te querré toda la vida.

— Yo ya te quiero, ni niña.
 

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  Este capítulo no sé si es feliz, triste, de Ariel o Avestruz, pero bueno, así quedó. Probablemente haya quedado muy anticlimático, pero la vida no es todo cuesta arriba ni todo cuesta abajo, es una montaña rusa.

Adiós Amores.

 Karmaland NPC: NievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora