Karmaland NPC: Nieves

Capítulo 31: Aura Helada 1/2

Narra Rubius

Ya había pasado dos semanas después de la condena, desde ese momento apenas llegué a casa comencé a minar, generalmente lo disfrutaba pero está vez lo hice para liberar tensión, un pensamiento me carcomía " no pude protegerla" se repetía en mi mente una y otra vez. Esto sucedió porque no pude protegerla, si pudiera haber evitado matar a Nieves (el muñeco) no habría pasado nada, no tendría que estar sufriendo de eso, ni Auron hubiera perdido tanto.
Pero lo que más me molestaba es que ahora Nieves tenía que lidiar con eso sin mí, sabía que Luzu y Lana la cuidarían pero, de alguna manera necesitaba estar con ella, a pesar de que no recordara todo lo que pasamos era mi compañera, mi amiga, mi niña.

— Señor Rubius se está alejando mucho debe volver. — dijo el guardia a mi lado.

Después del Juicio se me encargó un oficial para que me siguiera a todas partes por un tiempo, hasta dormía en mi casa, no era muy conversador pero su presencia sí era intimidante.

— Bien. —  me di la vuelva y comencé a picar en dirección a mi casa.

Había planeado algo, y tenía que hacerlo hoy en la noche, cuando se durmiera. Desde el primer día, iba a la cruz que tenía atrás de mi casa y les pedía a los dioses que ayudarán a Nieves, por lo menos a poder salir fuera de la casa, su condición, según me contó Luzu empeoró, cada vez necesitaba estar en un lugar más frío y se ponía muy mal cuando salía de la Nevera. Hace unas noches los dioses me respondieron y me dieron algo para Nieves, era un libro encantado con un hechizo llamado "aura helada" debía encantar algo que ella siempre pudiera llevar, esa era otra de las razones por las que estuve minando sin parar, quiera darle un collar de diamantes, eso me tomo unos días más completarlo, y también conseguir los niveles para el encantamiento.
En total habré estado una semana para conseguir todo, pero lo valía, hoy se lo daría.

Coloqué el collar en una de mis mochilas y salí por la mina picando un túnel hacia la casa de luzu, había que decir que se me acortó bastante el camino al dar con los túneles de mis compañeros. Luzu sabía que hoy iba a ir a su casa por lo que desactivaria las torretas para que yo pudiera pasar, y así lo hice. Llegué hasta la puerta de la casa de luzu el cual dejo abierta y entre.

— Rabis, Veo que te libras te del guardia. — dijo Luzu sentado en el sillón con una taza de café.

— Si el tío tiene el sueño pesado. — dije y él me señaló hacia donde estaba Nieves, no había nada que ocultar el sabía a lo que venía. — Gracias.

Fui hasta el lugar y la vi en la nevera, recostada en una de las paredes mirando a la nada, golpé espacio el vidrio y ella abrió.

— ¡Rubius! — se lanzó a abrazarme.

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Bueno aquí el capítulo que tenía que publicar ayer, pobre Nieves las cosas le van de mal a peor.

Adiós Amores.