Karmaland NPC: Nieves

Capítulo 12: Calor

Narra Nieves

Luego de eso ellos se fueron a lo alto de la mansión y me dejaron todo el día en el rayo del sol, tenía demaciado calor y sentía que en cualquier momento me desmayaría, pero algo no me dejaba ni mover un músculo, parecía una tortura.
Cuando finalmente salieron siguieron hablando, pero esta vez el externo comenzó a hablar de mi

- En realidad a Nieves tu ya la conocés. - mencionó el de máscara de oso.

- ¿ Cómo?

- Te acuerdas a ese muñeco de nieve que te traje y te lleno todo de nieve y comenzaste a llorar. - dijo en plan de burla.

- Si que le cortamos, digo, que Lolito le cortó la cara. - rió nervioso.

- ¡Que fue Lolito! - gritó alterado pero luego se calmo. - Bueno esa Nieves es está Nieves, solo que tú la conociste cuando tenía una maldición, en plan que tenía que ir al mundo de los chuches.

- El mundo del amor. - interrumpió el pelinegro

- Si, si, entonces tuve que ir a rescatarla y liberarla de esa maldición que la hacía no tan agraciada a la vista. - Siguió contando Rubius. - y bueno en el trayecto del cambio de cuerpos y todo eso se quedó medio trastocada, se olvidó de todo lo que vivimos juntos, por eso le estoy enseñando las cosas lentamente. - Se volteo a verme. - Nieves estamos hablando se ti con mi amigo Vegetta tu le conociste hace mucho tiempo. - comenzó a hablar como retrasado.

La verdad no dije nada, ni siquiera me moví, no tenía casi fuerza. Mientras ellos reían y jugaban Rubius sacó su espada y queriendo golpear a Vegetta me golpeó a mí, dolió y me hizo una herida profunda en el brazo, pero no sangró.

- ¡Uy, le pegó! - El pelinegro se acerco rápidamente a mi. - Nieves si este hombre te pega responde a este beso que te voy a dar. - dicho esto me besó, pero me aparte como pude inmediatamente.

Luego de eso ellos se alejaron de mi y poco a poco pude retomar un poco el control de mi cuerpo, me moví hasta la sombra y me quedé allí sentada. Pasó la noche, llegó la mañana y cayó la tarde, hasta que en mi vista apareció por segunda vez.

Teletransportando...

Y pareció unos lugares más adelante justo donde me dejó Rubius, el que llegó fue Vegetta que me agarró y junto con Akira fuimos directo a casa de Rubius.
El calor al ser casi de noche había bajado por lo tanto ya no me sentía tan mal, pero si algo débil. Nos dejó a mi y a Akira en la casa del árbol o " picadero" cómo lo llamaban ellos y salieron.

- Nieves te ves mal, ¿Que sucede? - se acerco Akira hacia mi.

- Me siento mareada, me cuesta mantenerme en pie. - apoye mi cabeza sobre sus hombros y me deje caer un rato, mientras ella me agarraba para que no cayera.

- Tienes que ir al hospital, apenas ellos se vallan. - dijo con preocupación. - Tu piel es fría Nieves, eso no es normal.

- Lo se, iré. - le dije y me separé un poco de ella, mientras escuchaba como los chicos venian.

- ¡Mira, que ya son amigas!- dijo Vegetta.

- Nieves, está es otra chica como tú, se llama Akira, bueno no sé sabe si es chico o chica pero bueno. - dijo el de máscara de oso.

- Siempre es así de retrasado contigo. - me susurró Akira. A lo que yo asentí.

Los tres se fueron hasta el jacuzzi pero Vegetta echo al oso y este se puso al lado mío para espiarlos.

- Bueno, bueno Akira. - dijo con una voz más gruesa de lo habitual. - ¿ Cómo estás?

- Bien la verdad hace bastante calor. - una voz aguda resonó en la habitación pero no era la voz de Akira.

- Si quieres ven al jacuzzi y quítate la camiseta como yo. - dijo coqueto El pelinegro.

- Jajaja que travieso eres. - dijo tímida.

Siguieron hablando con bastantes coqueteos de parte de Vegetta, mientras Rubius parecía anotar todo lo que hacían, miraba con cara extraña y reía levemente con lo que decía Vegetta y "Akira". Al final salió del jacuzzi y le pregunto a Rubius.

- ¿Entendiste cómo se hace? - dijo el pelinegro con Aires de grandeza.

- Si creo que lo he aprendido, y si esto es rolear, no voy a rolear en la vida.

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Bueno primero que nada quiero pedir perdón por no poder actualizar estos días, estaba con un bloqueó terrible y no sabía de qué manera hacer está parte. ¿ Me perdonan?

Adiós Amores.