Capítulo 17: Nevera de Waifus 3/4

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Narra Rubius

  Estaba impaciente esperando a Auron, caminaba de un lado a otro sin parar mientras Vegetta me miraba. Al parecer ya estaba cansado de eso, se puso delante mío.

— Ya cálmate, Auron sabe lo que hace. — dijo tomándome de los hombros y obligándose a sentarme.

— Vegetta es que tú no lo entiendes, que hago si le pasa algo a Nieves, dime qué hago. — alcé la voz un poco, haciendo que la gente se volteé a mirarnos, pero no me importó.

— Escucha, no ayuda en nada ponerse histérico de echo es todo lo opuesto, necesito que te tranquilices. — comenzó a respirar lentamente para intentar calmarme y así paso.

  Esperamos unos minutos más, cuando se empezaron a escuchar gritos y cosas rompiéndose de la habitación donde estaba Nieves.     Los tres nos levantamos exaltados de nuestros asientos para ver cómo Auron salió corriendo con un pequeño cuerpo en brazos, nos miró mientras paso por delante nuestro y detrás de él se escuchaban gritos y pasos de esos hombres que habían entrado antes de él.

— ¡¿Que están esperando puercos?! ¡Corran! — dicho esto el salió del consultorio seguido de nosotros y un poco más atrás los científicos.

— ¡Vuelvan aquí! — gritó uno mientras aceleraba el paso, que de no ser por Vegetta que tenía los poderes de velocidad y fuerza abría agarrado a Akira pero este la cargo y corrió con ella en brazos.

  Pasados unos minutos ellos se cansaron y los perdimos, alcanzamos a Auron y fuimos para mi Antigua casa. Abrí la puerta y todos entramos.

— ¿Dónde la dejo? Se me está entumecimiento el brazo. — dijo Auron un poco fatigado.

— Aquí, rápido.

  Abrí la puerta y le mostré la “nevera”, él entró rápidamente, la dejó en el piso y salió, sus brazos estaban rojos por llevar a Nieves todo el camino, se sacó la bata y sacudió las manos para tratar de hacerlas entrar en calor.
  Yo en cambió mire a Nieves estaba mucho más pequeña, cómo si se uniera derretido, seguía conservando su forma y facciones, pero era del tamaño de una niña. Entre a dónde estaba ella, el lugar si que era frío, sentía que podía congelar me si permanecía mucho tiempo allí. Solo tome su mano y acaricié el dorso frío de esta.

— Estás a salvó Nieves, estás bien. — dije, quizás más para mí mismo que para ella.

— Nieves. — entro Akira detrás mío y tocó la mejilla de su amiga, las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos pero las aguantaba.

— No se preocupen, está bien. O por lo menos lo estará. — dijo Auron entrando con Vegetta. — Necesito que consigan ropa de cuero, la ropa que tiene ahora le queda grande y está mojada, se le podría adherir a la piel. — nos miró a Vegetta y a mí, y por último a Akira. — Akira tendrás que cambiarla, eres la única mujer aquí, no dejes que se le pegue la ropa.

  Dicho eso hizo una seña para que todos salgamos menos Akira,  le dejé mi abrigo ya que estaba temblando de frío y salimos a fabricar lo que nos pidió el doctor.

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Adiós Amores

 Karmaland NPC: NievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora