Capítulo 18: Nevera de Waifus 4/4

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Narra Nieves

   Mi cuerpo estaba estático, no podía abrir los ojos, sentía que los tenía pegados. El ambiente en el que me encontraba era fresco, pero me sentía muy incómoda, me levanté con un poco de dificultad de donde estaba, e intente ver una vez más pero me era imposible.

— ¡Nieves! — sentí que se acerco a mi y me abrazó, su cuerpo se sentía exageradamente grande. — Que bueno que estás bien.

— ¿Rubius? No veo nada. — dije una vez que pude distinguir su voz.

— Tranquila llamaré a Auron. — se alejo de mi y escuché la puerta cerrarse, a los pocos minutos se volvió a abrir escuchando varias pisadas seguidas de eso.

— Nieves, ¿Cómo te sientes? — pude escuchar la voz de Auron, creo, que se sentaba frente mío.

— No puedo ver. — senti que se acerco, puso lo que parecía ser un trapo húmedo en mis ojos un poco caliente, y cuando lo saco paso sus manos por mis párpados varias veces.

— Intenta abrir los ojos ahora. — lo intente y efectivamente pude abrirlos.

  Pude ver qué estaba en una pequeña habitación, las paredes eran de hielo, y estaba sentada en una especie de camilla de madera y cuero con ropa también de este material.
  Al lado de Auron estaban Rubius, Akira y Vegetta, mirándome alegres y espectantes.

— ¿Que paso? — pregunté.

— Es largo de explicar, pero en resumen la mayoría de tu cuerpo es hielo, toma, — me entrego un paño y un balde con agua tibia. — pásate por todo el cuerpo hasta derretir el exceso de hielo, házlo cada 12hs. — dicho esto el salió y quedaron los otros tres.

— Nieves, no quiero que te asustes, pero tenemos que hacerte algunas preguntas. — dijo Rubius con suavidad.

— Bien.

— ¿Sabes de dónde eres? Digo, ¿Dónde naciste? — preguntó

— No lo sé. No recuerdo nada antes de estar en la torre de dónde me sacaste. — mi voz sonó débil.

— ¿Haz tenido sueños dónde aparecía Rubius antes de conocerlo. — esta vez fue Vegetta quien preguntó, a la par que tenía un libro en sus manos.

— Si, creo haberlo visto algunas veces. — mis mejillas se calentaron un poco, era vergonzoso decir eso.

— ¿Sentiste algo cuando el externo deshizo el muñeco de nieve? — asentí — ¿Que cosa?

— Sentí que se me congelaba, y mis huesos ardían por el frío, al día siguiente pareció haberse calmado pero al salir al sol o al estar en un lugar caliente me sentía muy débil.

— Bueno creo que ya podemos confirmar que le sucede. — Dijo Akira pero en su rostro se notaba que estaba preocupada.

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Hoy estoy de buen humor, ya es un mes desde que publique el primer capítulo, ¡Un mes ya! El tiempo pasa muy rápido.
  Y por eso quizás y público otro capítulo a la tarde.

Adiós Amores

 Karmaland NPC: NievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora