Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 518.
01.- BrujaMarinette parpadeó confusa, tenía la sensación de no estar donde debía de estar, pero mirando a su alrededor no se le ocurrió ningún otro sitio donde pudiese estar. Se incorporó en la cama abriendo la boca para llamar a alguien, pero no sabía a quién, así que soltó un suspiro.
—¿Qué?
El cuarto en el que se encontraba olía a sándalo y los estantes estaban repletos de frascos de colores con etiquetas desgastadas. Se frotó la frente aturdida y se levantó, el vestido rojo que llevaba puesto le hizo cosquillas en los muslos al resbalar por ellos. ¿Ella vestía de rojo normalmente? Intentó recordarlo, pero en su mente no se dibujó nada.
Tres golpes en la puerta de madera la hicieron dar un brinco, saliendo de su aturdimiento se apresuró a abrir, asomando la cabeza con cierta timidez.
—¿Chat Noir? —inquirió, aunque no supo por qué, ¿conocía a alguien que se llamase así? No le parecía un nombre adecuado para nadie.
—¡Marinette! Necesito tu ayuda —apremió una mujer de rostro familiar entrando como un torbellino en la casa—. ¡Es un desastre absoluto y sólo tú puedes ayudarme!
—¿Cómo podría yo ayudarte?
La recién llegada la miró con una ceja enarcada tras sus gafas, Marinette tenía su nombre en la punta de la lengua, pero no lograba descifrarlo.
—¿Cómo va a ser, chica? ¡Con la magia!
¿Magia? ¿De qué demonios hablaba? Ella no sabía nada de magia, lo suyo era... se recordó a sí misma trasteando con los frascos elaborando pociones, pero era extraño, no parecían recuerdos de verdad, sino sueños polvorientos de infancia.
—¿Qué clase de magia?
—La todopoderosa bruja eres tú, Marinette.
Ella no se sentía poderosa y, desde luego, no se identificaba como una bruja, pero ¿qué otra cosa podría ser? Aquello parecía la casa de una bruja, la mujer le había pedido que usase la magia y había dicho, claramente, que era una bruja.
—Sí, bueno —farfulló—. ¿Pero qué necesitas?
—¿Te acuerdas de ese chico del que te hablé la semana pasada? Pues he vuelto a quedar con él —explicó con tono cantarín—, tal vez un filtro de amor, sí, creo que eso es lo que necesito ahora mismo.
Por el rabillo del ojo vio el movimiento fugaz de una sombra, no desvió la mirada y continuó concentrada en la mujer frente a ella.
—¿Crees que podrás hacerme un filtro de amor?
—Bu-bueno, supongo, creo que sí.
—¡Genial!
—Me pondré a ello.
Marinette se levantó y tomó, por inercia algunos de los frascos del estante y una botellita de vidrio rojo. Era como si sus dedos supieran exactamente lo que debían hacer.
—¿Cuál es su nombre? —preguntó lanzando una mirada fugaz hacia a la mujer que esperaba su poción, sin embargo, la silla estaba vacía—. ¿Hola?
Un gato negro salió de detrás de uno de los muebles, Marinette lo miró, le recordaba a algo. Un gato negro con unos vivos ojos verdes y mirada dulce.
—Ladybug —murmuró el gato. Marinette dio un salto atrás sorprendida—. Ladybug, ¿me escuchas?
—Los gatos no hablan —protestó Marinette.
—Abre los ojos, Ladybug, por favor.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Estrenando el MariChat May por fin. A diferencia de los otros retos, todos los capítulos están relacionados entre sí, al principio tenía pensado hacerlos independientes entre ellos a pesar de seguir un hilo común, pero al final lo he planteado como una historia continua, espero que os guste.