29.- Pijamas

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1834.

29.- Pijamas

Marinette sintió su mano temblar, aun teniendo la memoria borrosa y confusa, sabía que no estaba preparado para aquello. Se puso de puntillas para besarle en la mejilla con decoro. Chat recordó la entrada de su diario dedicada a Chat Blanc y aquel "nuestro amor destruyó el mundo", Marinette no había especificado en que punto en el tiempo había ocurrido, tal vez porque no lo sabía con exactitud, tampoco qué Hawk Moth había sido, la incertidumbre retumbó en su pecho. Se llevó la mano al cuello de su traje y arrancó el cascabel para entregárselo a ella que lo tomó con cuidado como si estuviera sosteniendo su alma y no un trozo de metal mágico.

Fong se mantuvo a la espera determinando si el impacto de todo lo que iba a ocurrir acabaría por quebrar a aquel muchacho que había logrado mantenerse a flote pese a todo.

—Muchacho, devuélvele su prodigio, lo necesitará.

Chat dudó un instante, pero le ofreció los pendientes a Marinette en la palma de la mano, ella los tomó con reverencia.

—Marinette Dupain-Cheng —musitó el maestro—, te confío el prodigio de la creación, harás buen uso de él y protegerás la ciudad y sus gentes de cualquier mal que les acose.

—Puede confiar en mí, maestro —declaró poniéndose los pendientes.

Tikki se materializó y esperó la reacción de su portadora, Marinette le sonrió extendiendo los brazos hasta a ella.

—¡Tikki!

—¡Marinette! Te he echado mucho de menos.

—Lo siento tanto, Tikki —murmuró refugiándola entre sus manos.

—Habrá tiempo para eso más tarde —las cortó el maestro. Encaró a Gabriel que parecía agotado y hundido.

»Emilie Graham de Vanily no puede recuperarse —declaró abordando primero la parte que suponía sería más dura para el muchacho para que después el golpe no fuese peor—. Hemos investigado acerca de su estado y su daño es irreversible.

—No puede ser —musitó Gabriel.

—Su sentimonstruo iba más allá de lograr que usted desease una familia. Ese sentimonstruo propició el nacimiento de su hijo.

»Su vida se acortaba al tiempo que la de Adrien Agreste crecía.

—Es mi culpa...

—No, Adrien, no lo es —determinó Fong—. La decisión que tomó Emilie fue a pesar de saber lo que implicaría para ella. Duusu le advirtió del peligro y a pesar de ello siguió adelante con su plan.

—Que yo esté vivo es el motivo de que ella no lo esté.

—No, hijo, Emilie ya estaba enferma antes de eso.

—¿Qué?

—Enfermó de niña, nunca me dijo lo que le ocurría, decía que era demasiado triste y que no merecía la pena compartirlo y estropear el día de otro con ello.

Marichat en mayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora