Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1602.
05.- DesafíoNo había dormido demasiado, aunque, tras tanto llorar, el cansancio le había derrotado. Sentía los párpados pesados, hinchados e irritados, no necesitaba un espejo para saber que tenía un aspecto horrible.
—¿Por qué no sigues durmiendo? —la pregunta de Plagg le sobresaltó—. Tienes una pinta horrible.
—Gracias tu apoyo incondicional, Plagg, ahora me siento mucho mejor.
—No le hagas caso, Adrien —murmuró Tikki.
—Te sentirás mejor después de comer algo.
—No tengo hambre —farfulló levantándose y dirigiendo sus pasos al cuarto de baño para asearse.
El agua caliente de la ducha le relajó los músculos demasiado tensos por todo lo vivido el día anterior. Ojalá con una ducha todo quedase atrás, ojalá lo arreglase todo mágicamente como las mariquitas de Ladybug.
Ladybug. ¿Qué iba a hacer sin ella? ¿Qué sentido tenía Chat Noir sin ella? Tenía que hablar con el maestro Fong, aunque temía que le pusiera frente a frente con su padre y con Nathalie porque no se sentía preparado para librar esa batalla todavía.
—Adrien —llamó Plagg atravesando la puerta del cuarto de baño—. Tu guardaespaldas te ha traído el desayuno.
—Puedes comértelo, adelante.
—Si fuese un día normal no dejaría escapar la oportunidad, pero tú tienes que comer.
—No tengo...
—Hambre. Y puede que cerebro tampoco —replicó Plagg—. Te diría que te entiendo y blablablá, pero eso va más con Tikki que conmigo, así que haré mi papel en vez de el de ella. Si quieres ayudar a Marinette antes tendrás que ayudarte a ti mismo y eso, mi querido cabeza hueca, pasa por alimentarte.
—No piensas dejarme en paz, ¿verdad? —musitó Adrien con una débil sonrisa cerrando el grifo.
El kwami negó con la cabeza.
Gorila le había dejado una bandeja con zumo de naranja, tostadas y un croissant, se preguntó de dónde lo habría sacado porque en aquella casa nadie cocinaba desde la muerte de su madre.
—Lo ves, hasta tu guardaespaldas se preocupa por ti.
—Tikki, después iré a ver a Marinette, ¿querrás acompañarme?
—No es buena idea, me quedaré e intentaré ayudar al guardián.
Adrien se comió sin ganas la mitad del desayuno y Plagg, satisfecho con el avance, devoró el resto. Dejó la habitación con un poco de miedo ante lo que podría encontrarse, pero todo parecía en calma, apenas vio a tres de los guardianes en las escaleras y ni rastro de Fong. Se sintió aliviado por ello, pero preocupado porque, aunque Gorila le había llevado el desayuno no había ni rastro de él.
Nadie le prohibió salir a la calle ni le preguntó a dónde iba. En aquella casa era algo inusual, tanto como su situación actual. Caminó cabizbajo esquivando las calles más transitadas para evitar que alguien pudiera reconocerle. Marinette no vivía demasiado lejos, pero aquellos minutos paseando habían aliviado un poco el pesar y el nudo de su garganta. Se ocultó en un callejón y se transformó en Chat Noir. Sabía que a aquella hora la panadería estaría llena de clientes, así que llamó al timbre del portal y esperó pegado a la pared para que los transeúntes no le vieran. Dos cabezas se asomaron con curiosidad por el uso del timbre estando la tienda abierta.