Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1024.
08.- No me digas qué hacerAdrien se había levantado de buen humor, había logrado dormir cuatro horas seguidas, algo que era todo un récord en lo que llevaba de semana. Desayunó lo que Gorila le había llevado y habló un rato con Fong que le recordó que no podía esquivar sus asuntos para siempre. Adrien le prometió enfrentarse a ello pronto, aunque el maestro no pareció muy seguro de ello.
El diario de Marinette le había dado una idea sobre cómo abordar aquella situación para hacerla sentir cómoda de nuevo, sólo tenía que lograr entablar la relación correcta con ella.
Se apresuró a llegar a la casa, asegurándose de que nadie pudiera verle. Sabine le permitió la entrada, igual que hizo Marinette cuando llamó a la trampilla de su cuarto. No parecía de muy buen humor.
—Princesa, ¿por qué no te vistes y salimos a dar un paseo?
—No.
—¿Por qué?
Su ceño se frunció como si acabase de ofenderla.
—Porque no quiero.
Aunque Marinette no era el tipo de persona que se niega a hacer algo de primeras se estaba oponiendo con mucha firmeza. Chat no lograba entenderlo ya que la recordaba amigable y activa desde el primer instante en que se encontraron, bueno, con él no demasiado amigable por culpa del chicle de Chloé.
Se dejó caer en el diván.
—¿De qué tienes miedo, Marinette?
—Alya me ha contado cosas de ti.
Chat Noir se puso tenso, adoraba a Alya, pero a veces podía ser demasiado chismosa y Marinette estaba en una situación demasiado vulnerable en aquel momento.
—¿Qué te ha contado exactamente?
—¡Eres un superhéroe! Me van a odiar tus fans si siguen viéndote conmigo.
—¿Es eso? —Marinette asintió, el ceño fruncido y los ojos brillando con determinación—. No te odiarán, no hay ningún...
Marinette alzó la mano impidiéndole continuar, tomó su móvil y le mostró la sección del Ladyblog dedicada a él. El dedo de Marinette se deslizó por la pantalla hasta llegar a los comentarios y encontrar el que buscaba, se lo señaló. Chat cogió el teléfono y miró lo que le señalaba.
—¿Habéis visto que nuestro Chat Noir últimamente se ve con una chica? —leyó enarcando una ceja—. Con esa cara de mosquita muerta está intentando camelárselo. Puede que me equivoque, pero se parece a aquella chica que solía acercarse a Adrien Agreste. Alguien debería darle su merecido por estarse metiendo donde no debe.
«Lila» pensó Chat al reconocer su nombre de usuario, creía que esa chica por fin había dejado atrás su cruzada contra Marinette, parecía ser que se equivocaba. Estaba provocando a la gente para que se le tiraran encima.
—Hay suficiente Chat Noir para todo el mundo —soltó con tono distendido.
—¡No es eso!
—Hablaré con Alya si tanto te preocupa.
—Eso no va a cambiar nada. ¡Mira las respuestas! —exclamó volviendo a hacerle mirar el móvil, él lo apartó.
—Marinette, la gente que escribe ese tipo de cosas en internet tienen una vida triste y patética, son cobardes y por eso se esconden detrás de una pantalla.
—Pero, Chat Noir...
—No pasará nada, si vamos por las azoteas nadie lo sabrá.
—No, prefiero estar aquí y que nadie nos vea.
Chat Noir suspiró, tenía la esperanza de llevarla con Alya y que poco a poco fuese capaz de retomar el hilo de su vida, pero allí encerrada no lo conseguiría nunca.
—¿Ya me has encontrado nombre? —preguntó cambiando de tema, Marinette era testaruda e insistir acabaría por agotarle.
—Tengo algunos —contestó cogiendo un papel de su escritorio y agitándolo en el aire resuelta—. Félix.
—No, ese nombre no me gusta.
Marinette frunció el ceño.
—¿Por qué?
—Tengo un pariente que se llama Félix.
Tachó el nombre de la lista, aunque le daba un poco de pena porque le recordaba un poco al gato de las latas de comida.
—¿Dark Cat?
—Sería un buen nombre si viviera en Gotham.
—¿Chat Parisien?
—Suena como un postre delicioso.
Marinette soltó un suspiro.
—De acuerdo, admito que elegir un buen nombre no es fácil.
—¿Ya te has rendido? Esperaba más perseverancia.
—No me he rendido —declaró.
—Quizás hablar con Alya te ayudaría a inspirarte —musitó volviendo a intentarlo—. Le encanta todo esto de los superhéroes y seguro que estará encantada de...
—He dicho que no.
—Marinette, no puedes pasarte el resto de la vida aquí encerrada.
—Y tú no puedes obligarme a hacer nada que yo no quiera hacer.
Chat Noir soltó un suspiro cansado.
—Ver a tus amigos...
—¡Basta! —gritó Marinette—. ¡No me digas qué hacer! ¡Ni a quién ver!
—Mari...
—¡No! ¡Vete! Estoy cansada, déjame.
La muchacha se giró a mirar la pared con los hombros temblando. La había hecho llorar. Chat se levantó, lo había empeorado todo.
—Está bien, que descanses Marinette.
Abrió la trampilla y bajó las escaleras, aunque podría haber saltado por la azotea, no le pareció adecuado. Estaba seguro de que Sabine la había oído gritar y no quería que la confianza que le tenía se esfumase, no creía poder soportar el perder el apoyo de aquella mujer.
—Creo que la he fastidiado.
—Cielo, te estás esforzando demasiado.
—Es que quiero que pueda volver a su vida y seguir adelante —musitó apoyando los codos sobre la barra de la cocina—. Y se me están acabando las ideas. Tenía un plan y todo, pero se ha venido abajo antes de empezar.
Sabine le plantó delante un tazón de leche con cacao y un croissant de mantequilla aún caliente.
—No tienes que empujarla, pregúntale qué quiere hacer y acompáñala.
—Señora Cheng, quiere decir que la estoy presionando demasiado ¿verdad?
Ella asintió y musitó un suave y dulce "come".
Acompañarla a hacer cosas, sonaba sensato. Quizá se había equivocado de estrategia desde el principio, se había enfocado en llevarla a la vida que tenía antes en vez de dejarle elegir qué quería vivir.
—Lo abordaré de otra manera.
—También te estás presionando demasiado a ti mismo.
—Ojalá todo fuera como antes.
—Las cosas no pasan porque sí —pronunció Sabine, dejando frente a él comida casera para la cena—, no se puede recuperar el pasado. Aprovecha lo que tienes ahora.
—Lo entiendo, señora Cheng.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Creo que este es el prompt que más guerra me ha dado junto con el de "Bruja", pero ha estado bien salir un poco de la línea que tenía pensada al principio.