Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1812.
25.- BlepMarinette había impreso varias fotografías de Luka y de Adrien y las tenía desperdigadas sobre la cama como si tratase de hacer algún tipo de collage con ellas. Tomó el rotulador negro y con el pulso tembloroso trató de imitar la forma del antifaz de Chat Noir sobre sus rostros. Se veían diferentes al héroe, mucho, los dos, pero Adrien tenía cierto parecido.
Podría intentar preguntárselo directamente, pero siendo un secreto dudaba que pudiese o quisiese contestarle. Tenía que hacer algo, necesitaba saber quién era.
Bajó las escaleras sin hacer ruido y observó a Adrien atendiendo a las clientas con amabilidad buscando en él los gestos de Chat Noir, pero no se movía igual, sus gestos no eran tan fluidos y, desde luego, no se parecían a los de un gato. Sin embargo, su sonrisa se parecía a la suya. Tal vez era una prueba absurda, pero era lo más firme que tenía.
Chat Noir sólo había pronunciado dos nombres, el de Luka y el de Adrien y ella estaba convencida de que era una pista. Luka tenía el pelo negro salpicado de azul y sus ojos eran azules, no verdes, su nariz también era diferente su puente era más pequeño. Luka era muy guapo, pero estaba muy segura de que no era Chat Noir. Eso dejaba sólo a Adrien que era rubio, tenía los ojos verdes y la nariz perfectamente recta.
Todo era circunstancial, igual que el que Adrien la hubiese llamado "princesa". Sin embargo, también estaba aquella sensación que le provocaba tenerlo cerca, no sabía bien qué era, pero sin duda se parecía a lo que le causaba el héroe.
Adrien la vio allí plantada en el zaguán de la puerta y le sonrió con cariño acelerándole el pulso, parecía una acosadora loca mirándole desde allí. Marinette le saludó tontamente con la mano y salió disparada hacia casa de Alya, tenía que someter a su amiga a un intenso interrogatorio.
Después de comer Adrien salió a la calle con rumbo a su casa, aprovechó el trayecto para llamar a Kagami y disculparse por la brusquedad con la que le había tratado. Su relación no había funcionado, pero seguían siendo amigos, o algo así. Kagami seguía siendo bastante celosa a pesar de todo y eso, a menudo, le sacaba de sus casillas, pero la apreciaba y no merecía que la tratara como lo había hecho. Le explicó brevemente que estaba luchando por estar bien y que trabajaba con los padres de Marinette y le prometió volver a llamarla cuando pudiese. Kagami no estuvo muy conforme, pero tampoco podía quejarse. Adrien agradecía que estuviera en la otra punta del mundo porque de haber estado allí le habría arrancado cualquier respuesta con el ímpetu y la seguridad que la caracterizaban y él no estaba preparado.
La verja de la mansión chirrió, Adrien la analizó como si fuese la primera vez en su vida que la veía, Nathalie era quien se encargaba de que en esa casa todo funcionase a la perfección, sin ella era cuestión de tiempo que todo se desajustase. Adrien suspiró y cerró repitiendo aquel chirrido. Subió los peldaños a paso lento y abrió la puerta con un firme empujón. Fong le estaba esperando allí, Adrien le miró inquieto.
—¿Pasa algo?
—El prodigio ha desaparecido.
—¿Qué?
—El prodigio de la mariposa ha desaparecido —aclaró el maestro Fong—. ¿Sabes algo de eso?
Adrien se puso tenso.
—¿Me está acusando?
—No.
Le había sonado exactamente a eso, a acusación directa.