20.- ¿Se te ha comido la lengua el gato?

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1420.


20.- ¿Se te ha comido la lengua el gato?

Trabajar con los Dupain-Cheng era genial, Adrien se sentía muy cómodo y protegido. Tom se aseguraba de que no tuviera problema alguno con ninguna clienta y, si veía que alguien se olvidaba de que aquello era una panadería y no un programa del corazón, lo mandaba a dentro con cualquier excusa. Sabine nunca le dejaba volver a casa sin haber comido, lo que significaba compartir mesa y comida con la familia, eso incluía poder hablar con Marinette un buen rato antes de volver a la mansión de pesadilla en la que vivía. No le importaría trabajar allí para siempre.

Tom y Sabine le habían dado el día libre. Aprovechó para dormir un poco más de lo normal y reunió algo de valor para hablar con Fong. Quería preguntarle por su madre, saber si había descubierto porque estaba sumida en aquel sueño similar a la muerte. Sin embargo, no encontró al maestro por ningún lado, ni siquiera en aquel horrible sótano.

Le pidió a Gorila que lo llevase en coche a ver a Luka, estaba cansado de oír a la gente murmurar a su paso. El guardaespaldas lo dejó tan cerca como pudo del paseo junto al Sena, Adrien se despidió de él y le prometió llamarlo si necesitaba que lo llevase de vuelta a casa.

Adrien inspiró hondo en pie frente al barco que se mecía sobre el agua.

—Luka ¿estás en casa?

—¿Adrien? Sube.

La escalerilla se movió al ritmo de sus pasos y la corriente del Sena. Se esforzó por sonreírle con naturalidad.

—Me alegra verte —musitó Luka frotándose el pelo mojado con una toalla—. Siéntate, ¿cómo te encuentras?

—Bueno, es... complicado.

—No puedo ni imaginármelo.

Adrien le sonrió con sinceridad, Luka era una de las pocas personas que nunca diría que entendía una situación que no comprendía. También era el único que sólo le había mandado un mensaje para decirle que cuando quisiera y se sintiera con fuerzas podía acudir a él para hablar o lo que fuera.

Habían llegado a hacerse buenos amigos, sobre todo durante el tiempo en el que Luka y Marinette habían salido juntos; pasaban mucho tiempo juntos hablando de música y, a veces, de ella. Sin embargo, lo que más apreciaba de Luka era su capacidad para no presionar a nadie y su empatía.

—¿Estabas con alguien? —preguntó al ver que había un par de bebidas sobre la mesita—. Tal vez debería de haber llamado antes de venir.

—Tranquilo, a ella no creo que le importe que estés aquí.

Adrien evitó preguntar con quién estaba, por lo que él sabía no tenía pareja, pero no era asunto suyo al fin y al cabo.

—Luka, gracias por... ¿Adrien?

La miró con los ojos verdes muy abiertos, Marinette se había quedado petrificada a la salida del puente de mandos con el pelo empapado y una camiseta de Jagged Stone. Luka se aclaró la garganta.

—No sé qué te estás imaginando, pero puedo asegurarte que no es eso —susurró Luka.

»¿Quieres unos pantalones también, Mari?

Marinette parpadeó y se movió ligeramente mirando el largo de aquella camiseta que le cubría hasta medio muslo.

—No, estoy bien así.

Marichat en mayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora