Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1184.
11.- Chat BlancObservó la página del diario, arrugada y emborronada, la letra de Marinette era irregular como si hubiese estado muy alterada cuando lo escribía. Incluso aquella entrada en sí, era mucho más corta que las demás. Leyó:
Prometí que te hablaría de eso que lo ha cambiado todo. Creo que aún no estoy preparada, aunque tampoco creo que llegue a estar más preparada de lo que lo estoy ahora, así que allá va: nuestro amor destruyó el mundo. Pensarás que me he vuelto loca, pero no.
Hace dos semanas apareció Bunnix. Yo, bueno Ladybug, salía de casa de Adrien de dejarle un regalo y, supongo que me vio hacerlo, fui tan estúpida como para firmarlo con el nombre de Marinette. No sé cómo llegó a tus oídos que Ladybug y Marinette eran la misma persona, tal vez Adrien se lo dijo por accidente a alguien en quien confiaba y esta persona a su vez se lo dijo a otra y al final el rumor te llegó. En realidad, el cómo ocurrió es lo de menos.
Bunnix me dejó en un París desolado, arrasado e inundado. Y te vi, a tu versión akumatizada que se hacía llamar Chat Blanc y era la única persona que quedaba con vida en el mundo.
Perdona los borrones, me prometí que no iba a llorar, pero no puedo parar de hacerlo, Chat Noir. Fue horrible, estabas tan triste, tan solo. Destruiste el mundo por mi culpa. Perdóname, te hice sufrir, te hice tanto daño como para caer en las garras de Hawk Moth y destruirlo todo. No sé qué hice para herirte tanto, pero me da pánico dar ese paso que te rompa el corazón y suponga la destrucción de todo.
Me da tanto miedo enamorarme de ti, aunque tú nunca te enamorarías de Marinette sin saber que es Ladybug.
No puedo casi ni dormir, cada vez que cierro los ojos veo a Chat Blanc llorando y pidiéndome que le salve. No lo soporto, no puedo soportar que exista la posibilidad de que ese futuro se cumpla. Me persigue cuando duermo, cuando te veo, cada vez que cierro los ojos y, sobre todo, cada vez que salta una alerta akuma.
Me da igual lo que le pase al mundo y a la gente que lo habita, incluida yo, lo único que quiero es que nunca te pase nada malo Chat.
Mírame, tan derrotista y estúpida. Y egoísta e irresponsable, porque el único destino que me importa es el tuyo, lo demás me da igual si puedo salvarte a ti.
Tu akuma estaba en el cascabel y ahora, cada vez que te veo, sólo puedo pensar en quitártelo para ahuyentar a ese fantasma que me persigue, lanzarlo lejos y desear que no vuelva nunca.
Te parecerá ridículo, pero tras desakumatizarte y regresar a casa tuve la necesidad de encontrarte y comprobar que estabas bien porque, aunque creas que la destrucción del mundo fue lo peor, no lo fue. Lo peor fue verte tan triste, no quiero volver a verte nunca más así, preferiría morirme antes que volver a verte así.
Encontrarme contigo en aquella azotea y poder ver el atardecer fue lo mejor del día. Sé que no llegaste a entender mi actitud, pero necesitaba tanto estar contigo y comprobar que eras el Chat Noir de siempre. Me habría quedado allí contigo para siempre, solos tú y yo, sin obligaciones, sin akumas sin responsabilidades.
Lo siento. No puedo seguir. No te acerques a ningún akuma.
—Por eso me quitaste el cascabel.
Se lo había estado preguntando y por más que había pensado en ello no había sido capaz de encontrarle ninguna lógica. Se lo había quitado para que no existiera la posibilidad de que un akuma se adueñase de él.