22.- Beso

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 944.


22.- Beso

La mirada de Chat se había perdido en algún punto indeterminado de la manta, el golpe recibido al constatar que Marinette estaba enamorada de Chat Noir había tirado por el suelo su optimismo por conquistarla como Adrien. Y tenía razón, si le preguntase por sus propios sentimientos no podría contestarle o, al menos, no debería hacerlo.

El estallido de los fuegos artificiales le obligó a mirar al frente, el resplandor iluminó la azotea. ¿Cómo había conquistado a Marinette la primera vez? No tenía ni la más remota idea, a no ser que fuese el decirle que era "sólo una buena amiga" un sinfín de veces lo que la enamoró, aunque eso sería estúpido. ¿Lo sabría Alya? ¿o Nino? ¿quizás Luka?

—Qué bonito —susurró Marinette, sus ojos azules fijos en el espectáculo de luz y color.

—Mucho.

Y triste.

Los dedos de Marinette se enredaron con los suyos, no se movió, tampoco cuando ella se acercó más hasta lograr que la rodease de manera automática con el brazo. Lo coherente sería apartarla con delicadeza y no complicarse más las cosas, pero no era capaz.

—Marinette... ¿estás bien?

—¿Por qué eres tan amable conmigo?

—Soy amable con todo el mundo —replicó Chat—, soy un héroe.

—No es verdad. Estás aquí conmigo como si fuese tu obligación cuidar de mí cuando deberías estar buscando a tu compañera.

—Ya sé dónde está, no necesito buscarla.

—Porque tenéis una conexión especial.

A Chat le sonó tan dolida que no pudo evitar abrazarla con cariño.

—Yo la amaba, o eso creía —declaró acariciando su pelo—, pero estaba equivocado. No era a ella a quien amaba sino a la persona que se escondía tras su máscara.

—¿Y ella te ama? —preguntó escuchando los latidos acelerados del corazón de Chat Noir—. ¿Te corresponde?

—Es complicado.

—Más evasivas... —Suspiró molesta.

—No, es que es complicado de verdad.

»Me enamoré de Ladybug mientras ella lo hacía del idiota tras la máscara. Después ella se enamoró de este gato idiota mientras yo lo hacía de su identidad civil.

Era complicado de verdad, Marinette no podía decir lo contrario.

—Un cuadrado amoroso.

—Porque los triángulos son muy aburridos, ¿no te parece?

Ella rió, aunque trató de no hacerlo.

—¿Ya no te quiere?

—No es una evasiva, pero es muy complicado.

—Y tú, ¿aún la quieres?

Chat Noir suspiró. No iba por buen camino.

—¿Quieres a otra?

—De acuerdo, tú ganas, princesa —murmuró suspirando—. Marinette Dupain-Cheng, estoy enamorado de ti.

Marinette le miró con los ojos muy abiertos, sus labios dibujando una "o" a causa de la sorpresa. Se movió lentamente para sentarse a horcajadas en su regazo muy seria, Chat se preguntó fugazmente si tenía intención de golpearle o estrangularle, pero la duda se esfumó cuando Marinette alcanzó sus labios con timidez. Ella no había pensado en qué ocurriría si lo hacía, si él la rechazaría o si la aceptaría, en realidad sólo se había lanzado a hacer algo que deseaba desde casi el primer día.

Chat Noir la estrechó entre sus brazos correspondiendo a aquel sorpresivo beso, los brazos de ella enredados en su nuca, sus dedos tocando su pelo y el contacto de sus labios que, aun siendo tímido, no era inocente. Ronroneó. Recuperó el control de sí mismo, abandonó su cintura para buscar sus muñecas y desenredar así los brazos de su cuello. La apartó con suavidad manteniéndola aferrada por las muñecas. Marinette dejó caer la cabeza hacia adelante avergonzada y nerviosa.

—Lo siento mucho, Chat —susurró tironeando para liberar sus muñecas del agarre de él.

—Marinette...

—No volverá a pasar.

—No pasa nada, no tienes de qué preocuparte.

»Marinette estás en una situación complicada, no quiero que acabes arrepintiéndote de nada. Esto me haría muy feliz, pero no puede ser.

»Apenas te has relacionado con nadie estos días, estás confundida y lo entiendo. No debería haberte dicho que estoy enamorado de ti, es culpa mía.

—Pero estoy segura, sé que te quiero —musitó llevándose las manos al pecho—, lo siento aquí.

—¿Qué hay de eso de los secretos?

—Me da igual, Chat. A quién le importa.

Chat Noir rió apoyando su frente contra la de ella.

—A ti, siempre te ha importado, la regla suprema que regía nuestras vidas desde que nos conocimos y nos llegó esto.

—¿De qué hablas?

—Es complicado y no debería hablar de ello porque no quiero perder a Plagg por bocazas.

—¿Plagg? ¿Te refieres a tu ser mágico?

Él asintió.

—¿Qué me estás escondiendo?

—Todo —replicó con sinceridad— y desearía no tener que hacerlo. Desearía decirte quién soy en realidad, qué relación nos une, pero no puedo y tendría que alejarme de ti para siempre, dejarte hacer tu vida.

—No quiero que te alejes. Eres...

—No. No lo digas.

—Pero...

—Si lo haces no tendré suficiente fuerza de voluntad como para hacer lo que debo —explicó consciente de que si Marinette repetía que le quería ya no habría vuelta atrás—. Hay muchos chicos increíbles por ahí, tienes a Luka o a Adrien, por ejemplo. Yo no soy nada frente a eso.

—Chat...

—Voy a llevarte a casa.

No opuso resistencia, aunque apenas se agarró a él cuando saltó entre las azoteas, no protestó cuando la dejó en el suelo y tampoco le miró a la cara cuando se despidió de ella. Sin embargo, la oyó sollozar cuando cerró la trampilla, se resistió a volver a entrar y consolarla.

Sabine miró a Chat con curiosidad.

—Lo he hecho. Ahora Marinette me odiará.

—Cielo, eso no va a pasar nunca. Lo entenderá.

—Entonces ¿por qué está llorando?

La mujer le sonrió con ternura.

—Vuelve a casa y descansa, yo me encargo de Marinette.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Chat Noir le ha dejado caer discretamente que ella era Ladybug y le ha dado dos candidatos a ser Chat Noir, ¿llegará a entenderlo Marinette? Arranca la fase final del reto.

Marichat en mayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora