Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1075.
02.- CascabelFrunció el ceño sintiéndose algo mareada y desubicada.
—¡Ladybug! ¡Espabila! Vamos, no puedo hacerlo todo yo.
—Chat Noir...
Logró abrir los ojos justo para ver como su compañero se desplomaba a su lado. Parpadeó para lograr enfocarlo. Se asustó, sintió el pánico trepando por sus costillas y anudándose a la altura de su garganta.
—¡Chat estás herido!
—No importa, lo arreglarás como siempre... Me alegra tenerte de vuelta, Bichito.
—¿Qué te ha pasado?
—Hawk Moth, nos ha acorralado. Recibiste un ataque y te he perdido durante casi media hora —musitó con la voz entrecortada por el dolor—. He destruido el akuma y te has despertado, pero... Hawk Moth y Mayura.
Ladybug le ayudó a estirarse bocarriba, estaba malherido, tenía cortes profundos por todos lados, su traje de superhéroe estaba desgarrado lo que implicaba que Plagg también estaba malherido y que, seguramente, no podría desencadenar el cataclismo, aunque lo quisiera.
—Lo siento, Chat. Ahora me acuerdo, el ataque, la emboscada —siseó tragándose las ganas de llorar, besó la frente de su compañero—. Que estúpida soy, ¿cómo no lo vi venir?
—Ladybug, eso no importa ahora. Nuestros enemigos están ahí fuera y es la mejor oportunidad que tendremos para derrotarlos.
—No puedo dejarte así, Chat, estás...
—Estaré bien cuando lo repares con tu lucky charm,
Se tragó las ganas de llorar y el desánimo, si quería salvar a su compañero tenía que moverse. Había llegado el momento de poner en práctica lo que le había aconsejado el maestro Fong.
—Tikki, puntos dentro.
—¿Marinette?
—Guárdame el secreto, ¿de acuerdo, Chat Noir? —rogó sacando su teléfono móvil y algo de comer para Tikki.
—Plagg...
—¡No! Estás malherido y tu kwami también, si te destransformas el prodigio podría dañarse y tú podrías morir. Chat Noir, cuando esto acabe se acabarán los secretos, hasta entonces, no quiero ver quién eres.
Marinette marcó uno de los teléfonos de sus contactos y se mantuvo a la espera, aferrando con fuerza la mano de su compañero.
—Maestro ha llegado el momento, sí, lo sé. Estamos cerca de mi casa. Le esperaremos.
Soltó un suspiro pesado, pero compuso una sonrisa tranquilizadora para Chat.
—Tu sonrisa es mi favorita, Marinette. No puedo creerme que no te haya reconocido.
—Chat basta, tienes que reservar tus fuerzas.
—Adrien —pronunció sin apenas voz—, soy Adrien.
—¿Qué has dicho?
—Soy Adrien.
Los ojos de Marinette se abrieron por la sorpresa. ¿Chat Noir era Adrien? ¿Su Adrien? ¿El que se había sentado frente a ella en clase? ¿El chico por el que seguía suspirando como una idiota, aunque no quería hacerlo?