XXIX

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Layla sintió una sensación rara en su vientre bajo, una sensación que nunca había sentido antes. Una hermosa sensación.
Nunca había sido besada como Vengance la estaba besando, simplemente no sabía que hacer con los sentimientos que vinieron de repente y eso la confundía. Ella se apartó.

-¿Que pasa? ¿Hice algo mal?- dijo Vengance mientras ella le daba la espalda.

- no... Yo...- suspiró al sentir aquello, Vengance estaba ganando, estaba reviviendo a Alpha y eso la destrozó porque no era sincero.- ¡no vuelvas a tocarme ni a besarme!- gruñó mientras las lágrimas caían y se giró hacia él.-¡¿Crees que no sé lo que haces?! ¡Solo la quieres a ella a mí no! ¡ Seguro que querrías a cualquiera menos a mí!

- eso no es verdad, soy una especie no besaría a nadie que no fuera mi mujer, y tú eres mi mujer, Layla. Ambas lo son.- dijo tomándola de la cintura posesivamente.

- Alpha lo es... Yo no soy nada...- miró su pecho y notó la emoción del corazón de Vengance cuando dijo el nombre de Alpha.- ¡Suéltame!

-¡NO!- gruñó él de forma cortante y decidida.

Eso la calló y por un momento se sintió intimidada. Entonces la rabia tomó vida y ella lo empujó con toda su fuerza y Vengance terminó al otro lado de la sala luego de haber sido golpeado fuertemente contra el techo y cayó bruscamente al piso.

-Vengance...yo..- dijo sorprendida por que hirió a su alma gemela. Ella era mala y cruel pero Vengance era su debilidad. Ella corrió hacia él entre lágrimas de sangre.- ¿Estas bien? Perdoname, por favor, yo no quería hacerte daño.- dijo agachándose asustada para ver a su macho.

Vengance la miró desde el piso, estaba feliz por qué se preocupara por él. El dolor no le importaba, sabía que tal vez esté sangrando pero no le importaba. Su cachorra le miraba con preocupación y entonces lo entendió. Él no necesitaba la espada que la diosa le había dado, él no necesitaba armas contra el lado oscuro de Alpha porque él era su luz así como ella siempre sería la de él. Él tenia el poder de traer a Alpha de nuevo, ese era el plan inicial, pero ahora se había vuelto egoísta y codicioso. Vengance queria a Layla también. Amaba a ambas, la amaba con locura. Era su todo, podía golpearlo, torturarlo, matarlo y revivirlo, pero no le importaba. Ella era su comienzo y su fin. Layla, 001, Millón o Alpha ¿Que importa el nombre? Solo había uno por el cual llamarla.

- compañera. - le dijo Vengance mirando esos hermosos y negros ojos, llenos de lágrimas carmesí que manchaban su bonita y blanca piel. Su aroma era un poco diferente, era picante y fresco pero era el mismo.

-¿Qué?- dijo en un susurro con voz débil aun preocupada por él.

Por fin él había entendido la pura realidad, no existía Alpha y no existía Layla, ambas eran una. Alpha estaba en un trance pero si la despertaba ella volvería. Solo que ahora no podía ser ciego a la otra parte de su mujer, amaba a Alpha antes pero ahora amaba literalmente en toda su integridad a su compañera.  Hay esperanza en la  oscuridad. Solo debía despertarla.

-compañera, mate, mi alma gemela, mi luna. Esos son tus nombres. Tu me perteneces, bebé, eres mía para amar, para proteger, para cuidar, para complacer. Eres mía, solo mía. Tu lugar es a mi lado, siempre a mi lado. Tú , toda tú eres mía en tu totalidad. Soy el dueño de tu ser y tu eres la dueña del mío. Soy tu debilidad como tú eres la mía.- en un movimiento rápido él la tomó de los brazos y la puso debajo de él.

Alpha. Nuevas Especies. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora