1.- Supernatural Convention

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—¡Meg! ¡Megan!

—¡Estoy cocinando, Katherine! Porque en esta casa si no lo hago yo nos morimos de hambre, me cago en...

Megan aparece en la puerta que separa el diminuto comedor de la aún más diminuta cocina y me mira con una ceja levantada y un cuchillo en la mano. Cualquiera pensaría que quiere asesinarme, a juzgar por la imagen que proyecta. Pero después de años de amistad, vivir juntas y poner lavadoras de bragas, sé que solo es una pose suya. No puede evitar hacerme un poco de madre siempre que puede. Pero solo un poco, lo juro.

—Adam acaba de escribirme para un curro. Un curro de verdad.

—La última vez que Adam nos escribió para un curro de verdad acabamos haciendo de copilotos de dos jeques árabes que querían participar en carreras ilegales y luego acostarse con nosotras.— gruñe Megan.— Dile que no.

—Has dicho muy rápido que no, amiga mía. ¿Qué te viene a la cabeza si te digo el nombre de Jared?

—Jared Leto y su pollón descomunal.

—Meeec. Error. Otro Jared.

—David Bowie en "Dentro del Laberinto" y su pollón descomunal.

—¡Megan, joder!— protesto yo, porque no sé hasta que punto me está vacilando.

Ella se encoge de hombros y yo tengo ganas de coger el cenicero que descansa en la mesita de café y tirárselo a la cabeza.

—¡Que si queremos currar en la Supernatural Convention!

—Kat, ¿haciendo qué? ¿Fregando los charcos de babas de las fans? ¿Repartiendo flyers?

Releeo el mensaje de Adam, que por supuesto no es demasiado explicativo e indica que con toda seguridad acabaremos metidas en algún lío. Posiblemente ilegal y peligroso, como siempre que nos fiábamos del liante de Adam.

—Supernatural Convention, Zona VIP. Atender barra, ayudar en cocina, limpieza, otras faenas complementarias.

Le enseño la pantalla del móvil para que vea que no miento. Mi amiga arruga un poco la frente y sus ojos color caramelo se estrechan, mirándome con fijeza. Sé que está sopesando las opciones posibles que implican volver a trabajar para Adam. El dinero está bien pero... no hay vez que no acabemos liándola.

—Venga, necesitamos la pasta. Son 500 libras por dos días. Dos inocentes días de servir pintas y hacer sándwiches. ¿Qué podría pasar?

—Conociéndote, cualquier cosa.

—Oye.— la señalo con el índice, sacudiendo la cabeza.— Lo de hacer el ridículo aquella noche en el karaoke frente a Hiddleston y Cumberbatch no fue culpa mía.

—¿Quién me obligó a beber chupitos de ron hasta perder toda la vergüenza y cantar una canción de los putos Take That?

—¡Eso fueron daños colaterales!

Nos enzarzamos en una discusión absurda que deriva en echarnos la culpa de otras muchas noches vergonzosas en las que hemos acabado casi detenidas. Casi.

Megan se pone roja hasta las raíces de su pelo color berenjena y yo quiero tirarme del pelo, pero simplemente esa es nuestra forma de comunicarnos desde que nos conocimos un poco borrachas en un concierto de Green Day hace como unos diez años.

—¡Está bien!— accede al fin, resoplando con desidia.— Pero prométeme dos cosas.

—Lo que quieras.— digo, muy seria, intentando que no se me escape la sonrisa al ver que ha claudicado.

—Una: no vas a ligar con Jared Padalecki usando el mundialmente famoso 'método Kat'. Dos: haremos nuestro trabajo y no acabaremos metidas en algo chungo.

—Prometido. Ni la una ni la otra.

Bueno, viendo lo que pasaría luego está claro que no se me da muy bien mantener las promesas.

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Hi, Winchester [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora