9.- Dios bendiga América

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La alarma despertador del móvil de Jared me despierta con una canción de Pearl Jam. Creo recordar que en algún momento de la cena me dijo que era su grupo favorito. Jared salta de la cama de aparente buen humor y lleno de energía. El tío no parece que se haya pasado gran parte de la noche haciendo cosas poco cristianas.

De repente, mientras hago un poco la croqueta entre las sábanas y él se ducha, me entran las repentinas ansias de saber qué coño ha pasado con Megan y Jensen. ¿Habrán terminado la noche juntos? Diría que sí, pero a veces a Meg le entra la vena tímida y prefiere no acostarse con un desconocido en la primera cita. 

—¡Jared!

—¿Qué?— me grita desde la ducha. Asomo la cabeza por la puerta del baño justo para deleitarme la vista cuando él apaga el agua y sale de la ducha tal cual nuestro Señor lo trajo al mundo. Dios bendiga América.— ¿Cuál es la habitación de Jensen?

—La 303, está en este mismo pasillo. 

—Voy a buscar a Meg.

—Vale. ¿Te espero abajo para desayunar?

—Pídeme un café muy caliente, encanto.

Me visto rápidamente con la ropa desparramada por toda la habitación y doy un último vistazo a la cama revuelta. Aydiosmío, si esas sábanas (sucias) hablasen.

Salgo de la habitación de Jared y me dirijo a la 303, llamando a la puerta.

Jensen me abre con una sonrisa pícara, los tejanos medio desabrochados y camiseta negra de manga corta. 

—Ey, Jen. ¿Tienes a mi amiga por ahí?

—Se está acabando de secar el pelo.— se aparta de la puerta y me deja pasar.— Me bajo a desayunar, ¿os apuntáis?

—Sí, vamos enseguida.

Mi amiga, obsesionada con que su pelo esté siempre perfecto, se pelea con uno de esos ridículamente poco potentes secadores de hoteles que no sirven para nada. El ruido del aparato posiblemente no le ha dejado escuchar que estoy aquí, así que me apoyo en el marco de la puerta e imito lo mejor que sé una voz profunda masculina con acento de Texas.

—Hola, nena. ¿Te ha gustado ser impalada por un auténtico vaquero?

Megan me mira a través del espejo, sin dejar de alisarse su media melena.

—Tienes que dejar de hacer ese chiste. Te hace demasiada gracia.

—Déjate de chorradas y cuéntamelo todo. TO-DO.— estoy emocionada cual adolescente por saber todos los detalles, sí.

Mi amiga apaga el secador y lo deja sobre el mármol del baño. En sus ojos veo que está noche se lo ha pasado piruleta, pero también otra cosa que no me gusta nada. Oh, oh.

—Creo que tengo un subidón de oxitocina, Kat.

OH.

—No me jodas, tía.— abandono el baño y me siento en el borde de la cama. Ella me imita.— Sabes que se largan a Estados Unidos en dos días, por muy encantadores y adorables que sean, esto no puede ser.

—Lo sé, lo sé... y sin embargo... Bueno, Jensen me ha dicho de vernos esta noche otra vez y estaba pensando en...— Megan se pone colorada y esconde la cara detrás de su pelo morado. Me temo lo peor.

—¿En qué?

—En invitarle a casa y cocinar.

—¿Una cena romántica?— alucino yo. No, no, no.

—Una cena sexual amistosa.— puntualiza ella.

—Ah bueno, entonces no te importará nada que nos apuntemos Jared y yo, ¿a que no?

Hi, Winchester [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora