24.- Lugh is in da house

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—Creí que te caía como el culo.

De follar encima del Impala pasamos luego a la habitación, ni siquiera sé como ni cuando si os soy sincera, porque en lo único en que podía pensar mi cerebro es en Sam. En Sam desnudo, concretamente.

Pero después de haber mancillado el sagrado coche de Dean (en serio, si se entera nos va a asesinar y estoy bastante segura que la huella de mi culo sigue ahí estampada) nos fuimos entre risas a la habitación y ahí continuó la fiesta hasta ahora, que ya es casi casi de día.

Sam se estira como un gato y yo aprovecho para deleitarme la vista una vez más. Y también toquetear un poco de torso, para que nos vamos a engañar.

—Reconozco que al principio me parecías demasiado... Demasiado tú.

—Es lo más bonito que me han dicho hoy.

—Pero luego... bueno, supongo que se me conquista con el buen humor. No me río mucho en mi día a día y tú lo has conseguido.

Ding, ding, ding, congratularos mujeres payasas del mundo. Con la risa puedes conseguir un buen polvo.

—No le has contado a Dean que dormimos juntos ayer.

—Tú tampoco a Megan.

—Y tampoco saben que hoy hemos compartido habitación y fluidos corporales.

—Me gusta cuando te pones en plan romántica.— bromea Sam de buen humor, mientras me coge por los hombros y me acerca a él.

—¿Y si pasamos de todo eso del hechizo y salvar el mundo y nos quedamos aquí?— le pongo ojitos de gato de Shrek y él sonríe acariciándome la mejilla.

—Me temo que por muy tentador que sea no va a ser posible, Kat.

Y como nada bueno dura para siempre llega la mañana y nos tenemos que poner en marcha. No se nos puede escapar de nuevo el ferry a la isla de Arran.

Una vez más, no le cuento a Megan lo que ha pasado y Sam hace lo propio con Dean. Aunque por supuesto descubren que ayer nos embolingamos y le pintarrajeamos el capó del Impala en pleno subidón etílico.

Dean pone el grito en el cielo por el ultraje y no se fija en la huella de mi culo. Borra el mensaje etílico que Sam escribió y yo me llevo una miradita reprobadora de Meg. Fijo que se está preguntando cosas y yo de verdad que quiero contárselo, pero no me sale.

—Tú y tú.— nos señala Dean a Sam y a mi.— Estáis castigados en los asientos de atrás hasta que lleguemos a Munchie.

—Es Machrie.— apunta Sam como el empollón que es y a mi se me escapa una risita.

—¡Lo que sea! ¡Detrás los dos!

De verdad, no queréis ver a Dean cabreado.

+++

Lo que nos contó mi abuela del crómlech de Machrie es cierto: hay pocos turistas, porque llegar a la isla de Arran es complicado y Machrie no es el más espectacular de los círculos de piedras que hay en Escocia. De hecho, es un poco decepcionante, porque son simplemente tres piedras planas plantadas en medio de un páramo. Y encima cobran entrada para visitarlo.

Pero aún así hay gente haciéndose fotos para Instagram y Dean pega una patada de impaciencia a una piedra al ver que no podemos hacer aún el hechizo hasta que el crómlech quede desierto. 

Por suerte la isla de Arran es pequeña y la mayoría de visitantes no suelen hacer noche ahí: por lo general vuelven a la isla principal en los últimos ferrys. Excepto nosotros, que nos pasamos horas y horas aparcados en la Machrie Tearoom, un cottage enano cerca del crómlech dónde sirven cafés y algo de comida casera.

Hi, Winchester [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora