37.- Esto es Supernatural

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—Estamos en el mismo puto sitio.

Ya está la optimista de Meg. Yo sacudo la cabeza y me levanto del suelo de un salto, para ayudarla después a ella. Está despeinada y pálida por el viaje, pero parece que está ilesa, al igual que yo.

—No, no lo estamos. Las estanterías son... distintas.— le digo, señalando el cuarto de mantenimiento. Las sábanas están en otro sitio, las marcas de los accesorios son diferentes y las estanterías son de metal, y no de madera.— Es el mismo hotel, pero en otro mundo.

—Eso significa que no tendremos nuestro equipaje aquí, ¿no?

Entonces me doy cuenta de que Meg va descalza, en calzoncillos (presumiblemente de Jensen) y camiseta. Un outfit estupendo, sí.

—Es evidente que no.— digo con fastidio. Abro mi mochila y le tiro mi única y triste muda de ropa.— ¿Cómo se te ocurre hacer lo que has hecho, tía? Te dije que no vinieras conmigo, que este no es tu problema, es el mío.

Ella se está enfundando los pantalones y me mira furiosa.

—Si es tu problema también es el mío, pedazo de loca. ¿Cuándo lo vas a entender? Estamos juntas en todo y en esto también.

Le bufo como un gato cabreado y dejo que se vista mientras compruebo que el trasto de viajes interdimensionales sigue intacto. Lo guardo con cuidado en el fondo de la mochila y cuando Meg está lista salimos con cautela del cuarto.

En apariencia el hotel está igual y afuera sigue siendo de noche, aunque menos cerrada. Eso quiere decir que en breve amanecerá. Tomamos el ascensor hasta la planta baja, donde una somnolienta recepcionista canadiense se está tomando un café y ordenando papeles. Nos mira curiosa cuando salimos del ascensor y yo voy muy decidida hacia ella cuando me doy cuenta de una cosa que me dije que resolvería sobre la marcha. 

Y es esta: ¿Por dónde empiezo a buscar a los Winchester?

Detengo a Meg agarrándola por el brazo.

—Meg, ¿a dónde vamos?

—Pues... a buscar a Dean y a Sam, ¿no?— me mira como si me hubiera vuelto majareta y yo bajo la voz.

—Ya lo sé, anormal, pero ¿dónde?

Ella parpadea sin entender pero veo que pocos segundos después entiende lo que le quiero decir. Nunca hemos estado en Estados Unidos pero incluso sin haber visitado jamás el país sabemos que es grande de la hostia y que los Winchester viven de motel en motel resolviendo casos, sin residencia fija. Buscarlos por el número de teléfono o por registros bancarios tampoco nos serviría de nada, porque usan móviles de prepago y nombres falsos.

—¡Espera! Si esto es Supernatural, tienen que estar registrados en el FBI o algo así.

—Claro, y como resulta que tú y yo somos unas hackers de la hostia podemos introducirnos en el sistema de archivos del FBI para averiguarlo.— respondo con sarcasmo y Meg se empieza a morder las uñas.

La recepcionista nos sigue mirando raro, porque somos dos tipas plantadas en mitad del vestíbulo cuchicheando a altas horas de la madrugada. Tenemos que decidir nuestro próximo paso y hacerlo en breve.

—¡MEGAN!— grito de golpe, inspirada por las musas.— ¡Ya lo tengo!

—¡El qué!

—¡BOBBY SINGER! 

—¡CLARO, BOBBY!

Las dos empezamos a dar saltos de pato, locas de alegría por haber resuelto la primera pieza del rompecabezas. Bobby Singer sí tiene residencia fija y él sabrá por dónde andan Sam y Dean fijo.

Hi, Winchester [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora