36.- Viaje interdimensional

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—¿Puedo decirte algo y que no entres en pánico total?

—Dime.

No sé que horas de la noche serán, pero aún no ha amanecido y no hemos dormido una mierda. No es que me importe, a ver, aunque me noto ya los efectos del jet lag y estoy bastante cansada. La sesión maratoniana de sexo no ha ayudado. O sí.

Lo cierto es que me lo he pasado piruleta esta noche. Los chicos nos llevaron a cenar hamburguesas y luego a ver música en directo en un pub. Jensen se animó tanto que incluso salió a cantar una canción de Led Zeppelin. A veces es tan Dean que me cuesta diferenciarlos. Megan también se lo está pasando pirata y a juzgar por como ha seguido la noche, diría que son las mejores vacaciones que hemos tenido nunca.

Tras la cena y las consecuentes copas, con espectáculo de Jensen incluido, nos acompañaron al hotel como buenos caballeros. Jared, lleno de timidez repentina, me preguntó si me apetecía pasar la noche con él.

Al verle la cara dubitativa yo no pude más que echarme a reír y arrastrarlo conmigo a la habitación. El resto, como se suele decir en la mala ficción, es historia.

Vaya, que follamos mucho y muy bien, por si había quedado claro.

Y ahora lo tengo aquí a mi lado, con las piernas enredadas en las mías, ambos desnudos, sudorosos, cansados y felices. La gloria.

Me asusta un poco como me mira al hacerme la pregunta, pero a la vez me parece adorable y no puedo evitar acariciarle el largo cabello y esperar a que me diga lo que me tenga que decir.

—Te he echado bastante de menos.

Ay, mi pobre, viejo y cansado corazón. ¿Por qué me meto en estos líos, dios mío?

—Y yo a ti. ¿Es raro?

—Supongo. Pero, ¿a quién le importa?

—Eso mismo.

Nos acurrucamos para intentar dormir, aunque creo que yo no lo voy a conseguir. Tengo remordimientos por lo que voy a hacer, pero me consuela pensar que cuando yo desaparezca Megan no se va a quedar sola, sino con esa otra versión clonada mía. En el caso de que las cosas con Jared vayan a más, él tampoco se va a quedar sin Katherine.

Bueno, eso siempre y cuando Loki no me haya engañado, que para algo es el dios de las mentiras o lo que sea. Tampoco es para fiarse demasiado, como comprenderéis.

Jared se duerme deprisa, pero yo no, como me temía. Apago la luz para dejarle descansar, ya que mañana tiene otro día de rodaje según me ha contado. Le observo unos minutos más como si fuera una perturbada (que un poco lo soy, no voy a engañar a nadie a estas alturas) y luego decido que si tengo que hacerlo, lo haré ahora.

Podría disfrutar de la semana en Vancouver pero sé que cuanto más me quede y más conozca a Jared más me costará abandonarlo.

Ni corta ni perezosa me visto con la máxima comodidad posible para el viaje que me espera: unos viejos tejanos, deportivas Adidas, camiseta negra de manga corta y sudadera. He dejado una pequeña mochila preparada con algo de dinero, mi documentación, cargador del móvil, un neceser con desodorante, cepillo de dientes y peine y una muda de ropa. Agarro el trasto de Loki del cual nunca lograré recordar el nombre, echo un último vistazo al bello durmiente y salgo por la puerta de la habitación de hotel.

A estas horas de la madrugada no hay movimientos en el largo pasillo de la planta. Las luces automáticas detectan mi presencia y se encienden, confirmando que no hay nadie. No se escuchan ruidos tampoco. A mi parecer, todo el mundo está durmiendo. 

Ahora bien, ¿dónde lo hago? Recorro el pasillo del hotel en busca de un rincón solitario o algo así, pero encuentro algo bastante mejor: un cuarto de mantenimiento. Está cerrado con llave pero eso no es problema.

Hi, Winchester [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora