20.- ¿Abuela, eres una bruja?

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He avisado a mi abuela Aileen de que iría a hacerle una visita rápida en compañía de Meg y dos amigos más, para que no le de un patatús al abrir la puerta de casa y vernos ahí. Al fin y al cabo hace como un año que no vengo a verla.

Ella me ha informado de que mis padres están de viaje de negocios en Glasgow, cosa que agradezco porque lo último que me apetece es hablar de brujas y titanes delante de ellos.

El viaje desde Durham a Edimburgo ha sido un poco gris después de enterarnos de los avances de la mala hostia que se gasta Rea, pero cuando entramos en mi ciudad natal no puedo menos que emocionarme un poco. Porque me encanta Londres, claro, pero es que Edimburgo parece una ciudad sacada de un cuento. Meg también ha cambiado la cara, aunque ella es de Inverness, mucho más al norte. Nunca ha vivido en Edimburgo, pero supongo que se alegra de estar en Escocia, como yo.

Indico a Dean las direcciones correctas para llegar a la casa familiar Cohran, en la calle Coates Gardens.

—¿Vives aquí?— alucina Dean al ver la bonita casa adosada de dos plantas, de ladrillos beige, totalmente idéntica al resto que hay en la calle.

—Mis padres y mi abuela viven aquí. Yo ya no.

Y por supuesto, Aileen Cohran está en la puerta esperándonos, sentada en los escalones de la entrada. ¿Son las doce del mediodía y se está pimplando un whisky? Efectivamente, esa es mi abuelita.

—Ese no es un coche inglés.— dice, a modo de saludo y sin soltar el whisky. Ya os dije que era peculiar.

—Claro que no lo es.— dice Dean muy ufano, bajando del Impala.

—Yo también me alegro de verte, abuela.

—Déjate de rollos, jovencita. ¿A qué vienes aquí, a darme envidia de ligues?

—¡Abuela, joder!

Ella me ignora, para variar.

—¡Megan, cariño!

Ahora sí que se pone en pie para abrazar primero a mi amiga y luego a mi. Después aprovecha y pega un repaso nada disimulado a Sam y Dean, que se han quedado junto al coche para darnos algo de intimidad.

—¡Hola Aileen! Estás fabulosa como siempre.

—¿Acaso lo dudabas? Bueno, ¿y vosotros dos sois...?

—Sam y Dean Winchester.— les presento, señalando primero al hermano pequeño y luego al mayor. Ellos la saludan con un ademán educado y mi abuela los sigue mirando fijamente y da otro trago al whisky.

—Vaya, no estáis mal para ser americanos, no. Déjame adivinar...— Aileen Cohran frunce el ceño mirando primero a Dean muy de cerca y este alucina, observándome de reojo.

—¿Va borracha?— me pregunta, desconcertado.

—Puede.

—Ah, ya. No, tú no. Teniendo en cuenta los gustos raros en hombres de mi nieta, tú no eres el que le gusta.— suelta, tan ancha, descartando a Dean con un ademán desdeñoso y señala a Sam.— Es este, ¿no, Katherine? El rarito.

—¡Abuela!— la agarro del brazo para meterla en casa ya de una maldita vez mientras ella se ríe. Sam está colorado, no, lo siguiente.

—¿Qué? No he dicho que sea feo, solo que es rarito y por eso te gusta.

—¡Que no me gusta nadie!— grito, exasperada. Mi abuela desaparece dentro de la casa y yo hago un gesto a mis compañeros de viaje para invitarles a entrar. Meg y Dean entran aguantándose la risa y luego les sigue Sam, que me mira de forma rara mientras yo simulo estar enfrascada en el esmalte de mis uñas.

Hi, Winchester [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora