Ojalá hubiese dado todo para que te quedaras, para que nunca te fueras de mi lado, pero soy cobarde. Antes, ahora y siempre.
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Mientras Hanniel sonríe con la boca llena de galletas de animalitos, Abby disfruta de su compañía porque le recuerda mucho a Elena. Sus ocurrencias, su amplia sonrisa, las ganas que le pone a la vida y sobre todo el significado que le da a la amistad, las hacen muy parecidas y en algunas ocasiones siente que es Elena quién ríe a su lado, sin embargo, cuando siente su aura, se da cuenta que las ramificaciones oscuras que vio cuando la conoció, se habían extendido aún más.
La sonrisa de Abby se congela al instante y le es imposible no pensar en su padre, pues antes de morir, tuvo unas ramificaciones similares a las que tiene Hanniel. Abby no sabe muy bien qué significan, además, es la primera vez que ve eso en otra persona. La diferencia entre ambas ramificaciones, es que las de su padre no se extendieron tan rápido.
Recuerda que no se lo ha dicho ni a Tanner ni Alanna y que pronto debería de hacerlo. Algo muy peligroso le puede ocurrir a Hanniel y no habría vuelta atrás.
―Café caliente para todos ―dice Elena. Escucharla otra vez le da tranquilidad―. ¡Hanniel! No sabía que vendrías. Ahora mismo iré por tu café...
Abby escucha que Hanniel se levanta.
―¡No!, ¡no! ―responde al instante―. Iré yo misma y también les traeré una taza de chocolate caliente. Para este frío el chocolate caliente es lo mejor. Mi bebida favorita.
Abby siente cómo Hanniel se aleja, luego en un par de minutos está de vuelta con su bebida. Todos beben y conversan muy animosos. Elena y Hanniel tienen las mismas frases graciosas y chistes picantes. Sus carcajadas más de una vez molestan a algunas enfermeras que pasan por ahí y les piden que guarden silencio. Hanniel y Tanner recuerdan ciertas ocasiones en las que rieron mucho junto a Alanna. Sus tonos de voz suben y bajan contando las historias.
La chica ciega recuerda que dejó de sentir a Alanna cuando Jake los atacó. La busca a su alrededor, pero no está. Ella se había quedado en la estación porque se debilitó con el frío de la lluvia.
Que no le haya pasado nada malo, piensa.
―¿Aún sigue lloviendo? ―pregunta, cortando el hilo de la conversación que mantienen los demás.
Tanner ve a través del cristal de la puerta principal.
―Ya no ―le contesta―. ¿Necesitas algo?
―No, solo quería saber si estaba haciendo frío ―dice la última palabra en un susurro, esperando que Hanniel capte el mensaje, sin embargo, no fue así.
―Yo tengo un suéter en el auto. Si quieres te lo traigo ―se ofrece.
Se levanta al instante.
―Sí, por favor ―responde Abby.
Tanner camina hacia la salida.
Abby necesita conversar con Hanniel sobre Alanna, pero Elena aún sigue ahí. No es que no confíe en su mejor amiga, sino que aún no es el momento de contarle esto. Lo menos que quiere es dar más explicaciones de algo que ni ella sabe cómo ocurrió, así que, aunque le duela el alma, hace algo al respecto. Acaba su bebida y le pide a Elena que le traiga otra. Ella hace caso y va al cafetín.
―Hanniel ―susurra―. No sé dónde está Alanna.
―¿Qué? ―Hay sorpresa en su voz―. Pensé que estaba contigo. Aquí.
La chica ciega hice una mueca de preocupación. Le cuenta que el frío y la lluvia la debilitaron y luego la perdió.
―¿Crees que...? ―no se atreve a terminar la pregunta.
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Un ángel duerme conmigo ✔️
Paranormal[Disponible en Amazon] [Segunda libro de la trilogía Sin cambios no hay mariposas] El amor puede ser doloroso. ••• Tanner ha quedado devastado después de lo que pasó. Reconstruir su vida, sus sueños y su corazón, será el principio de un duro camino...