ALANNA BECKER

216 52 6
                                    

Hay momentos en los cuales nada puede encender la noche y uno, siempre termina rompiéndose.

[OOO]

Mi amiga lleva un buen rato sentada sin decir ni una palabra. Su mirada está en un punto fijo, mientras Abby está a su lado.

―¿Hanniel, estás bien? ―le pregunta.

Mi amiga levanta la mirada.

―Sí ―susurra. Lanza una mirada panorámica. Está tratando de encontrarme otra vez. No sé cómo lo hice, pero desde que volví a mi estado fantasmal he intentado aparecer nuevamente sin poder lograrlo.

―¿Buscas algo? ―interroga Abby.

En los ojos de Hanniel hay una pizca de sorpresa.

―¿Cómo sabes que estoy buscando algo?

Doy un paso hacia delante. Lo más seguro es que Abby haya visto el aura de mi amiga algo inquieta buscándome y se ha dejado llevar por el momento. Sé que ese es un gran secreto, el que guarda celosamente durante años y que ni siquiera se lo ha contado a Elena, su mejor amiga, y se vio obligada a confesármelo a mí, después de lo que pasó.

Trata de habar con naturalidad, pero hay pequeñas astillas de nerviosismo en su voz.

―Lo que pasa es que siento que estás muy callada. He aprendido que cuando las personas guardan silencio es porque están pensando o haciendo algo. En este caso creo que estás buscando a Alanna.

―Sí, la estoy buscando. ¿Tú sabes dónde está?

Abby levanta la mirada. Sus ojos me encuentran justo a unos metros de Hanniel. Le hago una señal con la cabeza y avanzo hasta mi amiga.

―Sí. Está justo a tu izquierda.

Ella mira con el rabillo del ojo y luego se vuelve. Mira el espacio vacío de arriba abajo.

―¿Alanna? ―susurra.

―Dile que estoy aquí. Que la estoy oyendo.

Abby repite lo que he dicho. Ella siente el dolor que emana la situación y se abraza a sí misma. El reflejo que hace su cuerpo me demuestro la vulnerable que es y me recuerda a un ave herida.

―No entiendo qué está pasando, aunque estoy feliz de que hayas vuelto ―susurra Hanniel.

Baja la mirada al instante.

Siento una pequeña punzada en el corazón ya conocida cuando algo no va bien, cuando me siento mal en varias ocasiones. No sé cuánto tiempo más estaré cerca de ella, hasta cuándo podré cuidarla, porque mi tiempo aquí es muy corto. Si esto estoy sintiendo al ver a Hanniel, no puedo imaginar lo que me pasará cuando Tanner sepa que estoy aquí.

Tanner. Siento el tirón del hilo en mi corazón y eso me hace sentir viva, de alguna forma.

―Dile que yo también la quiero y que la extraño mucho ―le pido a Abby.

Ella lo hace.

Hanniel se acerca a Abby y sus brazos la envuelven en un tierno abrazo. Ella le responde el gesto y ambas empiezan a crear un vínculo por mí. Para Hanniel, hacer nuevos amigos es algo sencillo. Su propio carácter y su forma de ser la acercan con facilidad a las personas; sin embargo, para Abby es todo lo contrario.

Mi amiga se separa lento.

―¿Ella es como un ángel? ―le pregunta.

Los ojos de Abby me encuentran y no ve mis alas por ningún lado. Yo, me encojo de la vergüenza. Cierro los ojos y un destello brillante estalla en mi mente y veo a los guardianes arrancándomelas por lo que hice, por lo que provoqué. El doloroso recuerdo se desvanece cuando abro los ojos por el hincón que siento en el estómago.

Un ángel duerme conmigo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora