ABBY OWEN

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Y llega un momento en el que conoces a esa persona que nunca olvidarás y que se convertirá en tu mayor miedo, ese miedo de perder aquello que siempre pediste mientras rezabas.

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Cuando Abby siente los labios de Tanner sobre los suyos, por un momento piensa que lo está imaginando. La sensación que le provoca su primer beso, es extraña. Por una parte, siente una felicidad que la abruma, la llena una maravillosa sensación casi igual a la que siente cuando toca el violín. De pronto, esa felicidad se apaga al instante cuando Tanner se separa de ella. Al abrir sus ojos, entre toda la oscuridad en la que está sumergida, puede sentir pequeños insectos que brillan y vuelan alrededor de él. Son hermosos y tienen muchas conexiones entre ellos. Luego, aquellas luces se posan sobre ella también. Ambos ríen y se abrazan. Entonces, Abby lo entiende: Alanna.

Busca su aura y la encuentra detrás de algo que le impide ver su luz en su totalidad. Está sentada en el suelo, su aura se hace un ovillo muy pequeño. Se le revuelve el pecho al imaginar que ella había visto el beso. Se le hace un nudo en la garganta.

Perdón, piensa.

Abby puede ver que del pecho de Alanna salen varios hilos que conectan con las mariposas. Alanna lo había hecho, les había dado algo de su magia para que el momento sea especial, incluso sabiendo que Tanner se está enamorando de Abby y que, posiblemente, dejaría de amarla para darse una nueva oportunidad.

La chica ciega se aferra a la cintura de Tanner y llora.

Tanner la toma del mentón y levanta su cara con cuidado.

―Gracias por este momento ―le susurra.

El amor entre ellos es mágico, pero no como el de él y Alanna. Sin embargo, se siente alegre por estar ahí con él. Hay algo que se debate dentro de ella: hacer florecer un nuevo amor o revivir uno que estaba muriendo.

Abby está feliz. Besar a Tanner era algo que había imaginado durante el día en las clases de su preparatoria, durante la noche en sus sueños. Él otra vez la besa y ella se desconecta de todo. Por primera vez se siente amada, un amor muy distinto al que sus padres y su mejor amiga le dan, pues este la hace más fuerte.

―Nunca te voy a olvidar ―dice ella―. Eres el primer chico que beso.

―¿En serio?

Ella mueve la cabeza en señal de afirmación.

Tanner sonríe.

Siguen bailando por varios minutos hasta que la canción termina. Las mariposas desparecen.

―Uno de estos días quiero tocarte esa canción con el violín y dedicártela.

―¿Harías eso por mí? ―le pregunta él.

―Por supuesto ―le responde―. Tú has hecho demasiadas cosas por mí, como ayudar a mi madre con su enfermedad. Gracias por llegar a mi vida. A veces cuando nos estamos desmoronando, Dios pone a las personas correctas en nuestro camino para recordarnos que no estamos solos.

―Yo no te encontré, tú me encontraste. Tú apareciste en mi camino para rescatarme del vacío.

Los ojos de Abby se iluminan.

―Quiero que sepas, que siempre estaré en deuda contigo.

―Ya saldaste tu deuda ―Abby frunce el ceño―. Hoy me salvaste de que me maten.

Ella esboza una sonrisa y siente que la sangre se le acumula en sus mejillas.

―No permitiría que te pasara nada.

Un ángel duerme conmigo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora