Capítulo 9

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El doctor Suarez entra a la habitación interrumpiendo la conversación con mis padres

 — Disculpa, Agatha, llegaron los oficiales ¿les digo que entren ya? — informa

— Sí, Doctor. Sólo deme uno minutos y los hace pasar.

— Está bien. Infórmame cualquier cosa.

Asiento volviéndome hacia mis padres — Estaré bien. Hoy más que nunca estoy convencida que debo hacerlo, mamá. No puedo vivir con mi conciencia sucia, de mi depende que todas esas personas — la convenzo y me convenzo yo misma

— ¿Segura que vas a estar bien sola con los oficiales? —pregunta mi madre asustada

— Segura madre, diles que pasen.

Mis padres salen de la habitación dejando la puerta entre abierta, ellos se apartan dándoles paso a los oficiales, quienes caminan hasta situarse cada uno al lado de mi cama. Uno distinto del otro. Mientras uno es moreno ojos verdes y bajo, el otro es demasiado alto y blanco, tan blanco que raya al albinismo — Buenas tardes señorita, soy el oficial Aspen — habla el oficial bajo— y mi compañero el oficial Clarence. El Dr Suarez ha dicho que usted nos necesita. Somos todo oído.

Ellos se quedan en silencio esperando que hable y cuente todo lo sucedido, pero es tan difícil, no es como decir ¡oh! Vi un asesinato y ya. Soy consciente de las consecuencias y todo lo que eso acarrearía. A partir de aquí tendría demasiados problemas.

— Yo... Yo presencie un asesinato — por fin hablo llenándome de valor

El oficial Aspen mira a su compañero para luego a mirarme a mí — ¿está segura de lo que dice, señorita? Afirmaciones como esas no son un juego. ¿Usted creyó ver un asesinato? Tiene que estar segura señorita... —miró mi historia médica—Montt

< Faltara más, que no me crean >

— "No fue que creí" vi un asesinato y casi muero por eso. Y no lo digo en sentido figurado de la palabra, fui perseguida. Aún suenan en mi cabeza las palabras; ¡asesínenla, ella no debe vivir! Así que no me diga que creí ver, cuando casi me asesinan a mí por ello— Espeto molesta — ¿qué necesidad tendría yo de decir semejante mentira?

— Llamar la atención, o una alucinación— responde suavemente el oficial Clarence con una mirada de disculpa — Muchas personas que pasan por su situación tienden a tener alucinaciones debido al agotamiento y la deshidratación.

>> Antes de venir a hablar con usted, el doctor nos dio su historial médico y en él aparece que usted llegó con un cuadro de deshidratación severa. No la estoy tratando de mentirosa ni nada por el estilo, solo que tal vez si sintió que estaba en peligro, solo que era una alucinación.

— ¡Se lo que vi! vi a una pobre mujer morir degollada y no pude ayudarla. Ella es una de las desaparecidas— grito al borde del llanto —no pueden decirme que estoy loca cuando se lo que vi y lo que sentí oficiales. Ella estaba en la cartelera del café.

Ya me encontraba sollozando al borde de la desesperación. Tienen que creerme, tiene que ayudarme.

— Hagamos una cosa, según el doctor Suarez usted será dada de alta hoy por la noche. Hoy nos proporciona la información que nosotros necesitamos y mañana a horas de la mañana usted vendrá a la estación para hacer la declaración oficial, allí yo le enseñaré las fotos con las descripciones que usted nos dé, y si concuerdan realizaremos una búsqueda por el bosque para encontrar el cadáver. ¿Le parece bien? — Negoció el moreno bajito

— Me parece excelente, oficial Aspen — hipo

— Ahora, proceda a contarnos desde el inicio.

El Silencio Del Cuervo © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora