Capítulo 2

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   Al llegar al hotel no tuvimos el placer de ver a mi padrino debido que ha estado ultimando los detalles para mañana en la noche. Acto seguido, nos instalaron en nuestras habitaciones. Al entrar, solo puedo decir que mi padrino se lució con la decoración del lugar, es como si estuviera dentro de una película, ya que dentro y frente a la gigante cama se puede apreciar una hermosa vista a la playa. Con mis dedos acaricio el ventanal imaginándome ahí, en esas playas tan hermosas. Sonrío y camino hasta la próxima puerta, la cual, debe ser un baño.

Abro la puerta y ante mis ojos aparece un gran baño color pastel con toques dorados. La tina es gigante, tanto que puedo apostar que ahí caben seis personas. La regadera está al otro lado, en la que se pueden observar varios orificios. 

Sonriendo corro hasta la cama doble, recojo la maleta que se encontraba tirada en el suelo y la lanzo en la cama con la intensión de sacar un vestido y bajar a seguir deleitándome con la elegancia del hotel. Me gusta recorrer y explorar los logares sola, y es justo lo que pienso hacer. De repente, la puerta suena con enérgicos golpes.

— ¡Cariiiño! ¡Cariño, ábreme! Anda, bajemos a la playa, estamos aquí para pasarla bien bebé.

Llevo mis manos hasta la cabeza tirando fuerte de mis cabellos, respiro profundo para no gritar. Ésta es la peor parte de tener una madre "Adolescente" detesto cuando actúa como tal, por Dios, que es mi madre, ella tiene que comportarse como una madre.

— No voy a salir contigo, tengo otros planes más interesantes y tú deberías descansar— digo caminando para abrir la puerta

— Pero, bebé, anda no seas mala, baja conmigo. Ya sé que tus planes son, o acostarte y leer, o, salir sola por ahí. Y yo quiero pasar tiempo de calidad con mis cuatro ojos — Hace un puchero pareciendo una niña.

Abro la puerta viendo aparecer a mi madre con un mini bikini y cuando digo mini, es más grande el de una niña de 8 años que el que mi madre carga puesto — Mamá — llevo el dedo pulgar e índice al puente de mi nariz— ¿no tenías algo más grande, no sé, como de una señora?

— Querida es la moda y mira— se da la vuelta y para mi horror es de hilo — es normal, te puedo asegurar que voy a ser insignificante al lado de muchísimas mujeres que estarán en la playa. Anda ven conmigo

— NO — digo tajante

— Vamos bebé, ven con mami, complace a mami

— Mamá, no soy una bebé puedes tratarme como una mujer de 25 años

— Eso es lo que quiero mi vida, tratarte como una mujer, pero aun eres mi niñita cuatro ojos. Acompáñame ¿si, mi vida?

Respiro hondo contando hasta diez — Está bien Ángela, dame veinte minutos y bajo, pero ¡cámbiate ese hilo, por el amor a Dios!

Se abalanza sobre mí regando su labial rosa pastel por toda la cara, trato de quitármela a empujones hasta que por fin ella se separa, da media vuelta yéndose a su habitación dando saltitos de felicidad. A veces me pregunto si nos cambiaron, porque mi madre parece una niña mientras yo soy troncha toro de la actualidad. 

De forma brusca comienzo a buscar lo que me voy a poner, que no es otra cosa si no mi trikini negro. Suspiro y miro la prenda como si me fuese a morder. Días antes, mi madre compró ocho trajes de baño, sin contar que tuvo que devolver cinco porque eran absolutamente inapropiados, ella pensaba que me gustarían. Al final, llegamos a un acuerdo, yo elegiría tres y ella devolvería los otros y aquí compraríamos los demás.

Aquí mismo me quito la ropa, los tenis y los calcetines. Me coloco el trikini y voy hacia el baño a "subir mi autoestima" como dice mi madre cada vez que se mira en el espejo. Sacudo la cabeza en forma negativa y me hago un moño en el pelo. Al llegar al baño lo primero que veo es mi silueta en el espejo de cuerpo entero, y, a decir verdad no me queda mal. Mis piernas se ven largas y la barriga ni se me nota. No saben lo difícil que es esconder la panza, no es que yo sea obesa pero mis 65kg no pasan desapercibidos fácilmente. Todo combina, hasta mis gafas se unen al outfit veraniego.

El Silencio Del Cuervo © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora