Capítulo 24

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Buenos días, buenas tardes, buenas noches mis amores. ¿están mentalmente preparados para los últimos capítulos? Gracias por seguir a mi lado  todo este tiempo... 

ahora sí, que empiece lo bueno...

los te amo 

     No he dormido en toda la noche, Llevo varias horas pensado en el giro que ha dado mi vida y en la persona en la que me he convertido. Yo no soy así, la situación me ha obligado a ser así y no solo eso, también me encuentro inquieta al estar al lado de Ernesto. Mis manos pican por acariciar su piel caramelo, soy consciente que es una mala idea, pésima idea. En mi mente suenen las alarmas de peligro, pero, ¡qué tan malo o peligroso puede ser si se siente tan bien?

Resoplo frustrada, sin apartar la vista, veo como su pecho sube y baja tranquilamente. Sé que a la mañana siguiente me voy a arrepentir de mi arrebato pero yo no soy de hierro. Con sumo cuidado quito la frazada poniéndome de rodillas muy cerca de su cuerpo. Bajo a su pecho, tocándolo muy lentamente con las yemas de mis dedos, lo hago hipnotizada por la sensación de su piel caramelo en mis dedos. Sin poder detenerme beso con parsimonia sus labios llenos.

El hace varios ruidos y se mueve. Creo que es en este instante en el que dejo de respirar por miedo que al hacer un ruido se despierte. Me quedo congelada en la misma posición esperando que los segundos pasen y él no despierte o no se mueva. Espero y espero, pero nada pasa. Sonrío victoriosa por mi travesura, por eso sigo con mi tarea. Vuelvo a posar mis labios en su tersa piel, con cuidado arrastro mis labios hasta llegar al hueco entre su cuello y el hombro, ese lugar con su aroma que tanto me encanta, saco la lengua pasándola de arriba abajo, saboreándolo. Suavemente succiono y muerdo parte del cuello. Le oigo gemir entre sueños y sonrío con mis labios aun en su piel.

Desciendo jugando con su cuerpo, mordiendo, lamiendo y succionando. Sigo bajando y me deleito al ver como su cuerpo reacciona a mis caricias. Muerdo una parte de su abdomen sintiendo como se contrae gimiendo alto. De repente soy elevada y mi espalda impacta con la mullida cama de forma salvaje. Así es él, salvaje y apasionado.

— Tengo a una gata muy tremenda y sigilosa — dice con la voz ronca

Suelto un gritico de sorpresa. Sus ojos entre azul y verdes ahora casi negros muestran el deseo y hambre que me tiene. Y yo estoy más que gustosa de ser su comida. Su boca se posa en mi hombro y muerde fuertemente. Luego con sus manos amasa las sumas de mis pechos logrando que la excitación suba de nivel. Sus manos, grande y fuertes se apoderan de mi cabellera negra y la hala con fuerza. Un jadeo sale de mis labios y él aprovecha la ocasión para meter su lengua en mi boca y besarme duro.

Nos besamos como salvajes olvidando en dónde nos encontramos. — Dios, como no amarte si me tienes loco —dice sobre mis labios tratando de recobrar el aire. Con sus piernas separa las mías acomodándose hasta quedar en posición, y sin ningún aviso entra en mí. Gemimos al unisonó, su boca nunca deja la mía y mis jadeos son ahogados por sus besos. Sin saber ¿por qué o cómo? mis manos paran en su espalda, el vaivén de sus caderas furiosas me está volviendo loca, de vez en cuando suelto un gemido o digo incoherencias. Traro de contenerme y no clavar mis uñas en su piel pero él lo hace imposible, es tanta la entrega y la pasión entre ambos que nos olvidamos de todo, hasta de hablar. El universo se ralentiza, nos olvidamos del mañana y lo que podría pasar estos días.

Solo existimos nosotros, sólo existe el aquí y el ahora. Más tarde nos preocuparemos por mantenernos con vida, lo que realmente importa en este momento es poder llegar hasta la cúspide para poder fundir nuestros cuerpos hasta que dejemos de ser nosotros para ser uno. No tenemos que esperar demasiado, clímax llega y él aumenta la velocidad de sus embestidas. Su voz se ha vuelto ronca y de él sale el gemido más varonil que he podido escuchar en mi vida. Luego, Respira pesadamente pegando su frente a la mía.

El Silencio Del Cuervo © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora